Hace ya más de un siglo, en Ribadesella atracaba el velero “Habana” cargado de españoles rumbo a Cuba. En esa misma villa, hace años, escuchaba yo una conferencia de Cayetana Álvarez de Toledo, quien consiguió dejarnos a todos perplejos al afirmar que “España nace en la constitución del 78”, y que sólo desde entonces tiene “valor moral”. Muchos de los presentes nos miramos sorprendidos al escuchar esas palabras en las faldas de Covadonga, sobre todo al recordar que la Carta Magna reconoce en su articulado que su fundamento es la “indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles”.

Publicidad

Es decir, que para los constitucionalistas nuestra patria común es piedra angular y previa al texto constitucional, excepto para doña Cayetana, cuyo voluntarismo político le permite defender la constitución y a la vez negar el fundamento de la misma. En realidad, no es algo exclusivo de ella, son muchos (sobre todo los subidos al tiovivo naranja) los que llevan muy mal ese artículo de la constitución, porque saben que el concepto de indisolubilidad les fastidia su plan de disolver la nación española en unos pretendidos “Estados Unidos de Europa”.

Ese voluntarismo de doña Cayetana no es simplemente político, llega hasta lo biológico, porque también afirmaba que nuestro “género” es una elección

Ese voluntarismo de doña Cayetana no es simplemente político, llega hasta lo biológico, porque también afirmaba que nuestro “género” es una elección, en cerrada línea con la ideología totalitaria que Zapatero introdujo en nuestro ordenamiento jurídico, que el PP aumentó y que Sánchez prolonga.

El caso es que la señora Álvarez de Toledo ha escrito un interminable artículo para atizar a VOX y a su presidente, Santiago Abascal. Y por eso me acordaba yo de Ribadesella. Dice la articulista que las 100 propuestas de nuestro partido son “un pastiche populista, votos para hoy y frustración para mañana”. No dice si está en contra de la bajada de impuestos o de la defensa de la unidad nacional y la libertad de los españoles, que de eso tratan las 100 medidas.

También critica que Santiago Abascal no diera datos concretos sobre la inmigración ilegal y la delincuencia en una entrevista que publicó El Mundo. Ella, que ha sido diputada en las Cortes, sabe que el principal suministrador de estadísticas y datos es la Administración, y debería saber también que en determinados temas (aquellos que afectan al consenso multicultural y de género) o no dan los datos o no son fiables. Por eso, una de las utilidades de VOX cuando se encuentre en el Congreso será interrogar sobre cifras que todo el mundo pretende ocultar.

¿Sabe doña Cayetana, por ejemplo, qué porcentaje de delitos los comenten extranjeros, y cuántos de estos están en situación ilegal? ¿Sabe cuántas “manadas” han perpetrado violaciones este verano, y su nacionalidad? ¿Sabe cuántos terroristas islámicos han entrado en Europa como “refugiados”? ¿Sabe cuántos islamistas detenidos en España cobraban ayudas del Estado? ¿Sabe qué acuerdos alcanzaron Soros y Sánchez en su entrevista, y cuántos “rescates” ha hecho salvamento marítimo, colaborando con las mafias de tráfico de personas? Pues estas son las cifras que en VOX queremos conocer, y que se debata sobre ellas sin censuras.

No pedimos que vitoreen a la selección nacional de fútbol, pero sí que se abstengan de maquinar para convertir Barcelona en Caracas

También le molesta a Álvarez de Toledo que Abascal propugnase la expulsión de extranjeros nacionalizados después de que Pablo Echenique espetase a los miles de españoles que nos reunimos en Vistalegre que no éramos patriotas por vitorear al Rey. Trataré de desvanecer su preocupación: en VOX no elaboramos listas negras. Eso se lo dejamos a la izquierda, que las han hecho con periodistas ‘no afectos’ y al PP, que llamaba a tertulias de radio y televisión para que no se nos invitase a los dirigentes de VOX.

Pero en VOX pensamos que el individuo no es un ser irresponsable. Y de la misma manera que pedimos a los españoles que reciban con afecto a quienes vienen a vivir y trabajar con nosotros, exigimos a los extranjeros que acepten nuestra nación y nuestras leyes. No que vitoreen a la selección nacional de fútbol, pero sí que se abstengan de maquinar para convertir Barcelona en Caracas.

Como hispanocubana me irritan esos hispanoamericanos (una minoría minúscula, subrayo) que han salido de sus países porque en ellos pasaban hambre, miedo, riesgo para su vida o falta de futuro y han venido voluntariamente a España, donde se les ha dado educación y sanidad gratuita y la nacionalidad, y se revuelven contra los españoles, con la mentira y el odio.

Para hacer su revolución, o su fortuna (ninguna de ellas tiene patria) buscan la ruina de los españoles. Los Pablo Echenique, las Rommy Arce, los Gerardo Pisarello y los Gonzalo Boye (todos ellos, curiosamente, en el mismo partido o sus alrededores) están empeñados en presentar la España que les acogió como si fuese la peor región de los países de los que huyeron. Y lo que es peor, en algunos casos colaboran con golpistas que pretenden destruir la soberanía nacional. En VOX queremos que, entre las causas que ya existen para perder la nacionalidad adquirida, se incluya la de conspirar contra el Estado de Derecho. Me parece una medida del todo lógica.

Lo peor del artículo de doña Cayetana es, precisamente, cuando se le ocurre poner al mismo nivel a los delincuentes y a sus perseguidores

Pero claro, eso choca con quienes abogan por “la aldea global” donde coinciden los oligarcas de Bruselas, los podemitas de Pablo Mezquitas y todos a los que España les molesta, porque reniegan de una realidad que es la identidad, igual que reniegan de la biología.

Pero lo peor del artículo de doña Cayetana es, precisamente, cuando se le ocurre poner al mismo nivel a los delincuentes y a sus perseguidores, a los comunistas que quieren destruir la patria y a los que la defiende, y equipara “el inmenso poder institucional de Podemos, el referéndum unilateral de independencia y la irrupción mediática de VOX. Sí, las tres cosas son casi lo mismo… para alguien que no crea en nada, claro, y quien no tenga el mínimo respeto a personas como José Antonio Ortega Lara.

Nota del editor: Este artículo fue remitido al diario El Mundo por parte de Rocio Monasterio en respuesta a otro firmado por Cayetana Álvarez de Toledo, públicado en ese mismo diario y en el que hacía una severa crítica al partido Vox y a su presidente, Santiago Abascal. Sin embargo, el diario El Mundo se negó a conceder el derecho de réplica aduciendo que el texto «no se ajusta al tono de una tribuna de opinión». En Disidentia creemos en la libertad de expresión y también en el derecho de réplica, por lo que ofrecimos a la autora su publicación en nuestra cabecera. Ella aceptó y lo hemos publicado.

Foto: Libres e Iguales


Disidentia es un medio totalmente orientado al público, un espacio de libertad de opinión, análisis y debate donde los dogmas no existen, tampoco las imposiciones políticas. Garantizar esta libertad de pensamiento depende de ti, querido lector. Sólo con tu pequeña aportación puedes salvaguardar esa libertad necesaria para que en el panorama informativo existan medios disidentes, que abran el debate y marquen una agenda de verdadero interés general. No tenemos muros de pago, porque este es un medio abierto. Tu aportación es voluntaria y no una transacción a cambio de un producto: es un pequeño compromiso con la libertad.

Ayúda a Disidentia, haz clic aquí

Muchas gracias.