Parece haberse instalado la idea de que los ciudadanos ya no sólo no votarían correctamente, sino que además habrían perdido el control de su voluntad: sus decisiones no serían realmente suyas.

Las evidencias muestran que cada persona, individualmente, es muy resistente a las influencias externas, en el sentido de que resulta casi imposible, por no decir completamente imposible, modificar a voluntad sus convicciones y creencias.

Sin embargo, si hacemos caso a las advertencias de determinados expertos, intelectuales y políticos, podríamos sortear esas evidencias agregando a los sujetos a una entidad superior que los englobe: la masa. Una vez dejamos de tener en cuenta a la persona individualmente, con su propio perfil e identidad, y la agregamos a la masa, ya no tendría voluntad propia: será un zombi.

Este nueva perspectiva genera una paradoja, a saber: que si bien usted como sujeto difícilmente renunciará a sus convicciones y creencias por mucho que oscuras fuerzas lo pretendan, una vez que se le despoja de su individualidad y se le agrega a la masa, esa resistencia desaparecería. Así, a pesar de que las evidencias indican que el secuestro de la voluntad es un imposible, los expertos podrían sentenciar que el pueblo, en tanto masa, es fácilmente manipulable.

Este argumento permitiría a una élite limitar la democracia para, curiosamente, preservarla. Es decir, para salvar a la masa-zombi de sí misma, los expertos quieren adjudicarse el poder de decidir en tu nombre……..[CONTENIDO EXCLUSIVO MECENAS]