Un conocido editor y periodista español contó en cierta ocasión que, antes de abrir su diario digital, tuvo que hablar con todos y cada uno de los grandes empresarios españoles para solicitar su permiso y apoyo. La prensa no es independiente porque funciona en un régimen de intercambio de favores con el poder político y económico. Demasiados diarios tienen la dudosa costumbre de halagar y publicar buenas noticias de quienes les premian con publicidad mientras critican y vilipendian, a veces injustamente, a quienes no lo hacen.

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Precisamente por ello, para lanzar este nuevo diario, Disidentia, no hemos hablado con ningún gran empresario; ni pensamos hacerlo. Queremos que nuestro criterio sobre cualquier entidad sea siempre riguroso, objetivo, con independencia de si es anunciante o no. Para ello, pretendemos financiar nuestros gastos con las aportaciones voluntarias de quienes nos siguen y con publicidad puramente comercial.

El origen del diario Disidentia

Cuando creamos el blog BenegasyBlanco.com lo hicimos con la idea de compartir reflexiones, análisis y opiniones diferentes a las que habitualmente copan los diarios de habla hispana. Se trataba en realidad de un juego intelectual, casi un divertimento, cuya pretensión era llegar, a través de Internet y usando un lenguaje cercano, a un puñado de lectores disidentes; es decir, personas que buscaban algo más elaborado que los contenidos sobre la actualidad política, los nombres propios o las polémicas superficiales y de corto plazo que tanto abundan en los medios convencionales.

Jamás sospechamos que los lectores inquietos fueran tan numerosos

Ni en la más optimista de nuestras previsiones habíamos contemplado el nivel de éxito que aquel modesto blog alcanzó inmediatamente después de echar a andar. Jamás sospechamos que los lectores inquietos fueran tan numerosos; mucho menos que arroparan con tanto entusiasmo y cariño esta iniciativa. Pero nuestra sorpresa fue aún mayor al comprobar que los lectores no se limitaban a España, nuestro país de origen, sino que una gran parte del tráfico provenía de los países hermanos del otro lado del Atlántico (Internet es maravilloso).

Alrededor de aquel sencillo blog, se constituyó una comunidad de personas de habla hispana, gentes de todo origen y condición con un denominador común: la inquietud intelectual; lectores que formulaban preguntas que iban más allá de la espuma de las cosas; personas curiosas, reflexivas, participativas, dispuestas a debatir, aportar, opinar y analizar las cosas desde el pensamiento lateral.

Agradecidos como estamos a todos ustedes, queridísimos lectores, que siguieron, leyeron y apoyaron el blog, decidimos recompensar su gratitud enriqueciendo y mejorando la idea original que tantas alegrías nos ha proporcionado.

Así pues, hemos elevado la apuesta creando un nuevo soporte que dé cabida, además de a Benegas y Blanco, a otros autores, no sólo de España: también de otros países de habla hispana. Y añadiremos más contenidos, pero manteniendo intacta la esencia y la filosofía que nos han inspirado. Nuestros principios seguirán siendo los mismos: la búsqueda de la excelencia, la honestidad intelectual, la cercanía y, sobre todo, el pensamiento lateral.

El lector: el nuevo contrapoder

Es absurdo creer que el viejo paradigma informativo puede cambiar si el público sigue dejando en manos de los escasos grandes anunciantes, de la publicidad institucional (política) y de las subvenciones discrecionales, así como de las operaciones financieras en los despachos, la supervivencia de un medio de información, porque quien paga manda. Pensamos que el lector puede romper este círculo vicioso integrándose por fin en la ecuación financiera y convirtiéndose, mediante pequeñas aportaciones, en el nuevo y verdadero contrapoder.

Pero ¿qué es exactamente Disidentia?

Disidentia viene a llenar un hueco que hoy por hoy no cubren los diarios convencionales. Se trata de un diario especializado en análisis y opinión para el lector no conformista, crítico, con inquietudes culturales, con inclinación a participar, a discutir racionalmente, a expresar sus criterios. Es un producto diseñado en España, pero dirigido a cualquier lector del mundo hispanohablante que no se conforma con una opinión perecedera, del día a día, escrita de forma improvisada o al calor de una impresión o confidencia. Está pensado para quien busca análisis en profundidad, piezas razonadas y fundamentadas, que aporten ideas y hallazgos para comprender los problemas de nuestro tiempo. Es ideal para quien huye de la polémica superficial, esa que se entretiene en lo banal, en la espuma de la actualidad, en el debate meramente partidista, mientras olvida lo fundamental: aquello que es relevante en el medio y largo plazo.

En DISIDENTIA.com hallará análisis que mantienen criterios y enfoques muy distintos a los que acostumbra a encontrar en los medios convencionales

En Disidentia hallará análisis que mantienen criterios y enfoques muy distintos a los que acostumbra a encontrar en los medios convencionales: análisis rigurosos, no partidistas, productos del pensamiento lateral, una visión inédita, más allá de los caminos trillados, de las consignas, de los lugares comunes. Y no es porque en otros medios no existan pensadores o analistas de calidad. Por supuesto que los hay.

La prensa y las redes clientelares

El problema es que, en casi todos los países de habla hispana, el poder y la prensa fueron tejiendo una red de relaciones clientelares, de intercambio de favores y confidencias, que dificultó el desarrollo de una opinión independiente. Y entorpeció la difusión de todo análisis que molestase a cualquier grupo de presión influyente, no sólo los económicamente poderosos; también aquellos blindados por la tiranía de la corrección política.

Disidentia: el nuevo diario de opinión para disidentes

El clientelismo y el conformismo fueron destruyendo la autonomía de la prensa, señalando un camino tentador para aquellos que no poseían suficiente coraje para arriesgar, para intentar vivir exclusivamente del mercado, de los lectores. Se forjó así un sector mediático dependiente de las ayudas públicas o de los favores prestados a potentes grupos empresariales, que tendió a la autocensura, a evitar temas y enfoques comprometidos. En consecuencia, el objetivo principal de muchos empresarios mediáticos convencionales no fue tanto hacer negocio como ejercer “influencia”, esto es, convertir la información en moneda de cambio para que gobernantes y empresas contribuyeran, directa o indirectamente, a los ingresos del medio.

Escribir a contracorriente suele implicar muchas veces quedarse solo, sin apoyo de algún grupo de interés

Al igual que el periodismo tendió a desarrollar una dependencia excesiva del poder y los grupos de presión, también hubo columnistas que, aun disponiendo de conocimiento y capacidad, descubrieron que resulta mucho más rentable mantenerse dentro de lo establecido, abstenerse de romper los tabúes, evitar quebrantar las tácitas normas de lo políticamente correcto. Porque escribir a contracorriente, justo lo que dicta la conciencia y la razón, suele cerrar muchas puertas, implica muchas veces quedarse solo, sin apoyo de algún grupo de interés, incluso tener serias dificultades para llegar a fin de mes. Es enorme la tentación de adherirse a la estela de algún colectivo o facción, y muy numerososlos desincentivos para hacer lo correcto, pues en bastantes países “es menos importante lo que conozcas que a quién conozcas”. Nadando a favor de la corriente se consigue acceso a altavoces mucho más potentes, una mejor difusión, más relevancia e ingresos más sustanciosos… pero, claro, siempre a costa de renunciar a la independencia y romper el compromiso de honestidad intelectual que es el vínculo natural que debe unir al columnista con su público.

Sin independencia no hay futuro

El modelo ideal, el más compatible con una sociedad abierta, pasa por una opinión independiente del poder y de los grupos de intereses, un medio que viva de sus lectores y se deba a ellos. Pero esta opinión independiente encuentra bastantes dificultades para abrirse paso. Donde impera la dinámica de grupos, se valora muy poco la ecuanimidad. Muchos arrojan a la hoguera al no alineado acusándolo de favorecer al enemigo pues, ya se sabe, “quien no está conmigo… está contra mí”. En un entorno de facciones el no afiliado suscita desconfianza, sospecha; es la persona que no acata órdenes, consignas ni directrices, el tipo que, a la postre, encontrará todas las puertas cerradas.

Disidentia: el nuevo diario de opinión para disidentes

Y, sin embargo, la opinión rigurosa, no partidista, constituye un elemento imprescindible, un valor crucial para el público. La cruda información de los acontecimientos oculta la trasera del escenario: es la mera punta del iceberg de los procesos sociales, políticos o económicos que permanecen entre bambalinas, esperando ser desvelado. Los simples datos no dicen nada relevante si no existe un esquema interpretativo detrás, un marco analítico, una estructura de pensamiento donde encajar las noticias y darles su verdadero significado. Es ahí donde la información cobra sentido, donde revela su verdadera trascendencia. Por eso, en Disidentia ofreceremos un esquema argumental diferente, más coherente, útil y desinteresado que las machaconas consignas que suelen repetirse en los medios. Aproveche: será un buen lugar para navegar a contracorriente.

Un diario para que tú lideres la opinión pública

Como todo medio, buscaremos la influencia. Pero no creemos que la prensa influyente sea aquella que recibe favores de empresas o partidos a cambio de buen trato informativo. Ni la que marcha a remolque de lo políticamente correcto. Es la prensa libre de ataduras, con mentalidad renovada, consciente de su enorme responsabilidad con la sociedad, con el público, comprometida con los problemas de la sociedad. En definitiva, la genuina influencia se ejerce hoy día con razones y argumentos, esto es, liderando la opinión pública.

Para mantener su independencia, Disidentia sólo se financiará con publicidad puramente comercial y con las aportaciones de los lectores y de las personas que tengan a bien colaborar para apoyar ideas y principios en los que creen, que deseen cooperar por la satisfacción de leer unos análisis que no encontrarán en otros medios. No pretendemos ser completamente objetivos ni neutrales pues cada articulista posee su propia y subjetiva vara de medir. Pero sí aspiramos a mantener el rigor, aplicando la misma vara en cualquier circunstancia, el mismo rasero a cualquier acto, con independencia de la persona o grupo que lo lleve a cabo. No encontrará aquí reservas, tabúes ni oportunismos. Ni siquiera intentaremos decirle lo que usted quiere escuchar… más bien aquello que nunca ha escuchado.

Muchas gracias por leernos


Disidentia es un medio totalmente orientado al público, un espacio de libertad de opinión, análisis y debate donde los dogmas no existen, tampoco las imposiciones políticas. Garantizar esta libertad de pensamiento depende de ti, querido lector. Sólo con tu pequeña aportación puedes salvaguardar esa libertad necesaria para que en el panorama informativo existan medios disidentes, que abran el debate y marquen una agenda de verdadero interés general. No tenemos muros de pago, porque este es un medio abierto. Tu aportación es voluntaria y no una transacción a cambio de un producto: es un pequeño compromiso con la libertad. Muchas gracias.

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