Qué diferencia a la izquierda de la derecha? En un artículo escrito hace cinco años aquí, en Disidentia, desgranaba varios aspectos de las diferencias que hay entre los dos grupos ideológicos. La principal diferencia, dije entonces y mantengo hoy, es el punto de vista sobre la realicdad social. La derecha acepta la realidad social, aunque quiera mejorarla, y la izquierda no. La izquierda quiere cambiarla substancialmente, y substituirla por otra cosa. Lo que quiere poner en su lugar responde a una idea completa, integrada, de cómo debe ser esa realidad social. Vinculado a ello, y como señala Thomas Sowell, la izquierda cree que el hombre es moldeable, y cambiándolo podrá modelar la sociedad. La derecha cree que tenemos una naturaleza fija, ni muy buena ni muy mala.

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Voy a repasar, muy sucintamente, el resto de diferencias. Como la realidad social tiene una historia, la derecha mira al pasado. Como cambiar la sociedad exige un plan, la izquierda mira al futuro y desprecia el pasado. Puesto que la izquierda quiere cambiar lo que hay, puede despreciar las diferentes culturas con ecuanimidad. Si el cambio responde a una razón humana, y ésta es universal, las diferencias históricas y culturales pierden importancia. No es así para la derecha, para la que la sociedad buena, o al menos la que hay que conservar y mejorar, es una concreta: en la que vive.

Los progresistas expresan compasión hacia las entidades menos estructuradas y más omnicomprensivas, mientras que los conservadores expresan compasión hacia las entidades mejor definidas y que abarcan menos

Para la derecha, por tanto, lo cercano, lo propio, es lo valioso. Es un criterio moral en círculos concéntricos. Alcanza al país, pero el círculo de cercanía se cierra rápidamente, primero en la región, luego en la población y los amigos, y en la familia. La lógica de la izquierda es centrípeta: se proyecta hacia el conjunto de la humanidad. Por eso la derecha desprecia la humanidad, pero aprecia a las personas, y la izquierda desprecia a las personas, pues son un obstáculo para sus planes para la sociedad.

Pues bien, he conocido gracias a Pablo Malo un estudio de 2019 que aborda una de las cuestiones aquí tratadas: el círculo de confianza, o de identificación, o como lo llaman los autores, el círculo social. Ese es un concepto popularizado por Peter Singer en su libro The expanding circle: ethics and biology. Los autores, no obstante, señalan una fuente anterior, la de Edmund Burke, en sus Reflections on the Revolution in France. Esa idea es cercana, nos dicen también, al concepto de comunidades morales, que también se ha utilizado.

Basándose en esos conceptos, los autores plantean siete test para identificar la “psicología política” de los participantes. Los tres primeros test se refieren a tres cuestiones; tres dicotomías: amigos-familia, mundo-nación y comunidad-país-humanidad. En los tres, los conservadores se identifican con el círculo más cercano, a diferencia de los progresistas.

Los dos siguientes plantean una cuestión distinta. Para ver si detrás de esas diferencias hay un sesgo cognitivo, plantearon a los participantes elegir entre diversos grupos de elementos. Los conservadores mostraron una fuerte predilección por aquéllos que tenían más relación entre sí, pese a que eran elementos abstractos, y que nada tienen que ver con la sociedad. De modo que sí parece haber una predisposición cognitiva, como indica el segundo de estos dos test. Y los dos últimos se refieren a la inclusión en el círculo social, o afectivo, a los animales. Y los progresistas se van más allá del ser humano, mientras que los conservadores parecen marcar una diferencia ética muy clara a este respecto.

Como dice el texto, “los progresistas expresan compasión hacia las entidades menos estructuradas y más omnicomprensivas, mientras que los conservadores expresan compasión hacia las entidades mejor definidas y que abarcan menos”. Estos hallazgos refuerzan lo que habían obtenido otros estudios, pero con un elemento añadido, que es la vinculación con los sesgos cognitivos. La principal conclusión es que “progresistas y conservadores difieren, pero no en la medida en que se preocupan moralmente, sino en cómo distribuyen esa preocupación moral”.

El estudio tiene algún que otro elemento que le resta significado. La muestra es suficiente para una generalización de este estilo, pero algo vulnerable a un cambio en la composición. Y no sabemos nada de los libertarios, que en algunos aspectos parecen estar a mitad de camino de uno u otro grupo. Pero, con todo, es muy interesante.

Ver las diferencias entre los dos grandes grupos ideológicos en estos términos facilita la comprensión de algunas de las diferencias en las opiniones concretas en el ámbito político. Es normal que los conservadores sean más escépticos frente a la inmigración, como lo es que la izquierda no tenga problema con disolver, si se me permite la expresión, la cultura nacional con un componente foráneo más nutrido.

También se entiende la diferencia en la valoración de una institución como la familia. Para los conservadores, es el pilar del orden social, mientras que para la izquierda tiene menos significado, e incluso puede ser un obstáculo para sus planes de reforma social.

Foto: Etactics Inc.

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