Estamos inmersos en una grave crisis sanitaria que en breve derivará en otra tanto o más grave de índole económica. Muchos son los que aprovechan esta situación para reflexionemos sobre cuestiones existenciales que habríamos descuidado. 
Por supuesto que me parece bien que el confinamiento al menos sirva para meditar y dar valor a esos llamados placeres mundanos que nos hacen personas, como es la compañía de los demás, la amistad y poder relacionarnos no sólo virtualmente, a través de las pantallas, sino en carne y hueso. Pero me temo que estas reflexiones existenciales no durarán demasiado; pronto darán paso a la perseveración en el error: esto es la renuncia de la libertad en favor del ideal de la seguridad que, paradójicamente, es lo que esta crisis se ha llevado por delante sin que muchos se percaten…….
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