Con la invasión de Ucrania por parte de la Rusia de Putin han surgido multitud de nuevas dudas en torno a la relación entre el gigante asiático y Rusia. El escenario es ahora mucho más complejo a nivel diplomático para China, mientras Rusia se ha vuelto más dependiente del apoyo geopolítico de Xi Jinping.
Tal y como han revelado multitud de fuentes publicadas en diversos medios de comunicación, Vladimir Putin confiaba en que la invasión de Ucrania sería cosa de unos pocos días y, por lo tanto, las principales potencias globales no se verían altamente involucradas en el conflicto, al menos en el corto plazo. Es por ello por lo que tan solo unas semanas antes de la fatídica última semana de febrero, Putin se reunió solemnemente con Xi Jinping en Pekín, tratando de reforzar la imagen de cooperación y unidad entre ambos países.
China ya no se mantiene en una posición de defensa geopolítica de Rusia a toda costa, sino que cada vez mide con mayor precisión los costes y beneficios de dicha relación y posicionamiento
Hasta el momento desconocemos si Xi Jinping conocía con detalle las intenciones de Putin en Ucrania o incluso si había sido informado por sus propios servicios de inteligencia sobre los posibles próximos movimientos del ejército ruso en su país vecino. Lo que está claro es que una vez comenzada la invasión rusa de Ucrania, el escenario que más interesaba a Xi Jinping era sin duda un blitzkrieg de un par de días, en el cual el ejército ruso tomara Kiev sin mayores dificultades, evitando así tener que entrar demasiado en cuitas diplomáticas con las potencias occidentales.
Una invasión rápida de Ucrania con éxito habría traído -lógicamente- severas recriminaciones y sanciones por parte de los países OTAN y aliados, pero habría situado a China en una posición mucho más sencilla y manejable que la actual, ya que el fracaso ruso en su principal objetivo ha hecho que estos solicitaran apoyo de China, colocando al gigante asiático en una posición extremadamente comprometida frente a Occidente.
En escenarios de mayor normalidad en el plano geopolítico, China comparte muchos más intereses y objetivos con Rusia que con Occidente, aún siendo mucho más dependiente de estos últimos. Rusia y China han compartido objetivos respecto al islam en el centro y sur de Asia, relativamente en su posicionamiento respecto a EEUU y la OTAN o en su defensa de la dictadura Siria. Pero China continúa sin defender plenamente a Rusia cuando esta se enroca en un conflicto como el actual. Es por ello por lo que, a lo largo de los últimos años, China siempre ha sido mucho más cauta a la hora de solidificar alianzas con Rusia. Ejemplo de ello fue la declaración conjunta de los máximos representantes de ambas potencias en el mes de febrero, cuando Xi Jinping enfatizó que no era necesario ratificar formalmente la alianza entre China y Rusia bajo el pretexto de que esta era implícita e histórica, evitando así verse comprometido en el apoyo directo a Rusia.
Las razones tras la cautela de China en su posicionamiento con respecto a Rusia son relativamente sencillas de comprender, y es que el gigante asiático tiene muy poco que ganar y mucho que perder con esta relación, principalmente en base al volumen de comercio con cada una de las partes. Mientras el volumen de comercio total entre Rusia y China asciende a $147 billion, en el caso de China con la UE y EEUU (combinados) este registra una cifra total de $1.4 trillion, situando a Rusia en una posición comercial muy inferior a la de la UE y EEUU con respecto a China y, por lo tanto, reduciendo su capacidad de negociación e influencia en el plano geopolítico.
De hecho, si lo pensamos en términos del presente conflicto, conviene señalar que Ucrania es mucho más relevante para China de lo que muchos podrían llegar a pensar. En temas de equipamiento militar, Ucrania fue pieza clave en la construcción del primer portaaviones militar de China y en el rediseño de algunos aviones militares. En el plano económico, China es el primer socio comercial de Ucrania y, además, el país del Este fue uno de los primeros signatarios y participantes de la nueva Ruta de la Seda. Prueba de la importancia relativa que China otorga a Ucrania es que, mientras las tensiones entre Rusia y Ucrania venían siendo algo de largo recorrido, China nunca dejó de firmar nuevos contratos con Ucrania ni de involucrar al país del Este en sus operaciones comerciales. Mientras tanto, hace escasas semanas pudimos observar como Sinopec, el gran conglomerado público energético chino, cancelaba varias inversiones y acuerdos con Rusia, mostrando de que lado se sitúan los intereses chinos ahora mismo.
En el escenario actual de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, llama poderosamente la atención que, desde el inicio de esta, China ha ido reposicionándose paulatinamente, alejándose cada vez más de una defensa cerrada de Rusia, tal y como muchos esperábamos allá por el mes de febrero. De hecho, algunos medios de comunicación chinos (de titularidad plenamente pública) ya han informado sin tapujos de masacres como la de Bucha. Estos detalles señalan que, desde luego, China ya no se mantiene en una posición de defensa geopolítica de Rusia a toda costa, sino que cada vez mide con mayor precisión los costes y beneficios de dicha relación y posicionamiento.
Como anécdota al respecto, debemos recordar que el pasado 17 de marzo, el Ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov vio como su avión en dirección a Pekín dio la vuelta a mitad de camino tras algunas fricciones con su homólogo chino, tratando de evitar una humillación mayor. Aunque finalmente dicha reunión se celebró el día 30 del pasado mes, Lavrov no logró ratificar el mayor apoyo chino a la invasión rusa que ansiosamente buscaba.
Pese a todo lo anterior, no debemos confundirnos. Si China cambia su posicionamiento, aun temporalmente, con respecto a Rusia no es por motivos morales ni en defensa de un determinado sistema político o de valores. Ni mucho menos. China, al igual que la mayor parte de las potencias geopolíticas y económicas globales, actúa en función de sus principales intereses económicos y políticos, basando en ellos su estrategia y posicionamiento geopolítico. Ni más ni menos. Pensar que los recientes cambios en el posicionamiento chino con respecto a Rusia han sido producidos por las atrocidades cometidas en Ucrania sería pecar de ingenuidad, y no nos lo podemos permitir.
*** Álvaro Martín, estudiante de Economía en Cambridge University. Autor del libro La Revolución del Mercado.
Foto: The Presidential Press and Information Office.