El Artículo 6 de la Constitución Española establece que la estructura interna y el funcionamiento de los partidos deberán ser democráticos. Y el acto más democrático que puede desarrollar un partido es la elección por sufragio de sus líderes y de los candidatos a representar a los ciudadanos en las instituciones públicas.

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Pero en la historia del actual Régimen, surgido en 1978, la democracia siempre ha brillado por su ausencia en la elección de estos sujetos, sin ninguna excepción, en los partidos más representativos dentro del arco parlamentario español.

Los partidos españoles han utilizado las elecciones primarias como coartada para maquillar de democrático lo que constituye un acto generalizado de caciquismo

Haciendo uso de una terminología extendida en otras democracias más expertas que la nuestra, los partidos españoles han adoptado el término “Primarias” para transmitir a la ciudadanía conatos de democracia en los tiempos correspondientes a la elección de estos sujetos, hasta el punto de utilizar este «palabro» como coartada para maquillar de democrático lo que constituye un acto generalizado de caciquismo, cuando no de tiranía, de cada jefe político de turno, acompañado de actos despóticos y liberticidas por parte de la pléyade de palmeros y acólitos que le acompañan contra todo aquel que ose retar quien ocupa el trono.

La explicación epistemológica del título del artículo es muy simple. Las elecciones Primarias son el modo y forma con los que los partidos españoles pretenden maquillar la falta de democracia interna, las Primas son los premios (los cargos) para los que viven del aparato y hacen que las Primarias parezcan lo que no son, y los Primos (o ingenuos) son los ciudadanos españoles que nos dejamos engañar una y otra vez sin que nuestro voto sirva para corregir una perversión como ésta, que convierte nuestra democracia en una oligarquía de partidos.

En España, hay un partido, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), al que se le llena la boca de ser el pionero y más garantista en la Primarias. La primera vez que las realizó, no le gustó el resultado y dio un golpe contra el ganador para expulsarlo y procurar que el aparato recuperara el poder. Más tarde, realizaron nuevos procesos, aunque bastante viciados, siendo el último de ellos, el correspondiente a la ratificación de Pedro Sánchez como secretario general, el que pudiera representar la imagen más fiel del espíritu que persiguen unas Primarias reales que se haya vivido en nuestro país.

Otro partido con solera, el Partido Popular (PP), se halla inmerso en un proceso de Primarias provocado por hechos inesperados. La torpeza de Mariano Rajoy al no medir los riesgos de la moción de censura que él mismo había pactado con Sánchez, trajo la debacle, y para colmo, Mariano dijo tras tomar unos whiskies: “después de mí, el diluvio”. Dejó así anarquizado el partido, generando un inesperado halo de democracia, desconocido hasta ahora, donde hasta seis candidatos se han presentado para liderar el partido.

Aunque todos los candidatos han salido de la misma escombrera y cuando hablan de regeneración o refundación el eco de sus paredes huecas se oye hasta en Alaska, he de reconocer, con ciertas reservas, que en cierto modo estas Primarias del PP también se acercan al espíritu de su significado, ya que los candidatos al menos han dispuesto de tiempo más que suficiente para relacionarse son sus votantes. Aunque el aparato ha demostrado un desprecio absoluto a la democracia al no establecer un debate entre los candidatos, puede que haya sorpresa como ya ocurrió con Sánchez en el PSOE.

Luego están, los “nuevos partidos”. Me referiré, primero, a Podemos. Decimos que es nuevo, pero suena a guasa cuando sus dirigentes son las nuevas generaciones del Partido Comunista y representan las viejas degeneraciones de un ideario desfasado y antagónico. Pretenden vender a los ciudadanos que son un partido asambleario, donde se vota hasta la casa donde tiene que vivir su secretario general (con su pareja dirigente) y presume de contar con centenares de miles de inscritos (e inscritas), sin embargo, lo cierto  es que los procesos de Primarias han sido un completo despropósito.

Los sonados congresos de “Vistalegre” dónde Íñigo Errejón parecía que se enfrentaba a Pablo Iglesias pero que en realidad no se presentaba a secretario general, o las más recientes Primarias para la Comunidad de Madrid, dónde confeccionaron una lista única con una mezcla representativa de las corrientes (cupos de poder) para repartirse el pastel como oligarcas. ¿Pero qué tipo de burla es esta?

Además, esos “Círculos”, la base de la fundación asamblearia de Podemos, han sido fagocitados por el aparato oligarca que ha convertido el movimiento en una parte del aparato del Estado donde se han acomodado y han dejado de servir a sus bases para servirse a sí mismos.

Las peculiares primarias de Ciudadanos

Por último, me voy a referir a mi partido, Ciudadanos. Quién les escribe puede hablar con conocimiento de causa ya que participó en un proceso de Primarias para optar a la presidencia del partido, y con toda seguridad no será el último. En mi opinión, y basándome en hechos y experiencia objetivos, salvo toda duda razonable, el proceso de Primarias adoleció de graves deficiencias.

Las elecciones primarias de ‘Ciudadanos’, en las que participé optando a la presidencia del partido, adolecieron de graves deficiencias

En primer lugar, los candidatos tuvimos dos días para presentarnos, uno para hacer campaña y dos para las votaciones, lo cuál no deja de ser realmente asombroso, pero no sólo para mí. Hace unos meses, coincidiendo con unos integrantes del Partido Republicano norteamericano, no daban crédito cuando les conté estos hechos, especialmente porque ellos están acostumbrados a vivir unos procesos de Primarias que duran más de un año y, además, participan en las votaciones tanto afiliados como simpatizantes.

En segundo lugar, el partido no dispuso a los candidatos los medios y canales necesarios para poder hacer llegar sus mensajes a los afiliados, y tuvo que ser el Comité de Garantías, tras denuncia previa de los candidatos, quién obligara al aparato del partido a paliar la situación, que no a remediarla.

En tercer lugar, el candidato oficialista, Albert Riverase negó a debatir con sus oponentes sin ningún motivo, demostrando nulo espíritu democrático y cierta incoherencia, ya que él mismo reprochó esto mismo pocos meses antes a algunos de sus contrincantes en las elecciones generales cuando se negaron a debatir públicamente contra él.

En cuarto lugar, el sistema de votación era telemático y no garantizaba que el afiliado fuera la persona que ejerciera el voto. En este caso, un sistema de autenticación robusta similar al que usa la banca, o la urna física, hubiera dado más seguridad al proceso y evitado especulaciones por parte de la opinión pública, de las cuales algunas fueron muy notorias.

En resumen, el proceso no cumplió con la imagen fiel de lo que los ciudadanos esperan de unas Primarias. Pero esto, no sólo lo digo yo. Si tuviera que usar este artículo para transcribir todos los mensajes y opiniones que me trasladaron los cronistas parlamentarios que normalmente siguen la actividad política española probablemente el texto sería tan largo que no sería fácil leerlo de una tirada.

Recientemente, mi partido ha convocado un proceso de Primarias “express” en Andalucía para elegir al candidato a la Junta de Andalucía y a los cabezas de lista provinciales con la excusa de un posible adelanto electoral. Desafortunadamente, parece que la cúpula del partido no ha aprendido de las situaciones pasadas y ha establecido un calendario donde los candidatos tienen dos días para presentarse, dos para hacer campaña y dos para votar.

Imaginen ustedes la dificultad que supone para un candidato recorrer una región tan extensa como Andalucía en 48 horas para trasladar su mensaje a las diferentes agrupaciones. Si, además, el presidente del partido acude a un acto a Sevilla para acompañar a uno de los candidatos (el oficialista) en medio del proceso de Primarias acaparando todos los focos, y si en los perfiles oficiales de redes sociales del partido en Andalucía no aparece ninguno de los candidatos (salvo el oficialista), de poco va a servir que se hayan presentado más de una docena si no están compitiendo en igualdad de condiciones. Honestamente, no creo que de esta forma mi partido pueda presumir de que nuestros procesos de Primarias son ejemplares.

En definitiva, queda mucho terreno por recorrer para que los partidos en España cumplan el mandato que establece el artículo 6 de la Constitución y sean estructuras realmente democráticas.

PD: Hoy les dedico el tema “Fisherman’s Blues” de The Waterboys https://youtu.be/a4UQJwd3awQ


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