Yelizaveta Priakhina es una joven ucraniana que vive en Barcelona y es la cofundadora de “Ukrainian Runners”, un club de corredores que apoya al ejército ucraniano.
¿Cuánto tiempo llevas en España?
Dos años. Salí de mi país porque me concedieron una beca en Austria, en Salzburgo, y me fui una semana antes de que empezara la invasión rusa. Estuve un año en Austria y como volver a mi casa no era seguro porque soy del este de Ucrania, decidí mudarme a España, a Barcelona, porque era un país que siempre me había gustado.
¿Tu familia sigue en Ucrania?
Sí, yo y mi familia somos de Kharkiv. He estado varias veces con ellos desde que empezó la guerra y mis padres no quieren irse de la ciudad. Mi padre trabaja en el mercado de Barabashovo, el mayor mercado de Europa del Este, y, aunque ha sido bombardeado varias veces a pesar de que no es un objetivo militar, él sigue trabajando allí. Recuerdo que hace unos meses los rusos bombardearon el mercado a las 5 de la mañana, a la hora a la que la gente empieza a abrir los puestos, y llamé a mi padre temblando, pero me dijo que no pasaba nada, que estaba trabajando y que no podía hablar conmigo porque estaba ocupado. Mi madre estaba afectada, pero me dijo que no quedaba otra y que hay que seguir pase lo que pase.
Es doloroso volver a tu ciudad y ver los destrozos causados por los bombardeos, pero al mismo tiempo ves que se abren nuevas cafeterías, la gente sigue yendo a trabajar, los niños van a las escuelas y los jóvenes a la universidad. Sí, la gente está cansada, pero no se rinden y la vida sigue a pesar de estar a cuarenta kilómetros de Rusia.
¿Cómo surge la idea de crear “Ukrainian Runners”?
Yo vine sola a Barcelona e hice nuevas amistades, pero me di cuenta de que no podían entender la tristeza y la preocupación que tienes cuando tus padres y tus amigos están en un país en guerra. En junio de 2023 asistí a un evento, una carrera solidaria de tres kilómetros, organizado por la comunidad ucraniana en Barcelona y allí conocí a un compatriota, Oleksii, que estaba pasando por lo mismo que yo. Así que decidimos hacer lo mismo, organizar una carrera, pero cada sábado, y convocar a la gente a través de un chat. El 16 de julio fue nuestra primera carrera, a la que vinieron 6 personas, y desde entonces hemos hecho lo mismo cada sábado.
¿Corréis con banderas ucranianas?
Sí, corremos por la ciudad una distancia de cinco kilómetros y después nos reunimos en algún bar o cafetería. Crear una comunidad era el principal objetivo, pero no dimos cuenta de que hay personas que no pueden correr y decidimos ampliar nuestras acciones, organizando desde rutas de senderismo a torneos pádel, para conseguir que venga más gente. Una vez creada la comunidad, hemos dado un paso más hacer lo que es más importante: ayudar a Ucrania, y hemos empezado a recolectar donativos para enviarlo a nuestras fuerzas armadas. Empezamos organizando cenas en casas familiares y ahora vendemos comida en mercados que organizamos después de las carreras.
¿Cómo gestionáis los donativos?
Al principio buscábamos las brigadas y las unidades a las que enviábamos los donativos, sobre todo a través de conocidos que tenían familiares en esas unidades, pero después se puso en contacto con nosotros la fundación ucraniana “Hurkio”, que tiene contacto directo con las unidades militares.
Tengo entendido que no solo acuden ucranianos a las carreras.
No, y esto es algo que me sorprendió bastante. Tenemos españoles, italianos, incluso una canadiense y un japones. Y no vienen porque son pareja o familiares de ucranianos, lo hacen por muchas razones, desde porque les gusta nuestro club a porque simpatizan con Ucrania.
¿Ha habido algún problema cuando corréis con las banderas?
No, nunca hemos sufrido ninguna clase de provocación, y siempre que hemos salido con nuestras banderas somos bien recibidos y la gente nos muestra su apoyo. Estamos muy agradecidos con el trato que recibimos aquí.
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