El año pasado escribí un artículo sobre el homenaje que cada 22 de junio se hace en honor de los asesinados por los partisanos comunistas en Jazovka, Croacia. Titulé ese artículo “El ‘caso Jazovka’: honrar a las víctimas… y también a los verdugos”, porque ese mismo día también se celebra a los verdugos, los partisanos comunistas, en el llamado “Día de la Lucha Antifascista”, que es festivo en Croacia. Este año, el 22 de junio, estuve en Jazovka para rendir homenaje a los 814 asesinados y arrojados, algunos aún vivos, a la fosa de Jazovka.

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Al igual que Huda Jama, la infame cueva de los horrores de Eslovenia, Jazovka no se descubrió hasta 1989, pero los restos de sus víctimas asesinadas durante y después de la Segunda Guerra Mundial no se exhumaron hasta 2020. Situada en la zona montañosa de Žumberak, que alberga un parque natural y que es un gran bosque de colinas intercalado con pequeñas aldeas, Jazovka se encuentra a apenas un kilómetro del pueblo de Sošice.

La fosa, de 34 metros de profundidad, está cubierta por una mesa de cristal llena de velas votivas y a su alrededor hay varias cruces y placas en memoria de los asesinados

El lugar es realmente hermoso y cuesta creer que aquí se cometieran tantos crímenes. “En un radio de unos cientos de metros hay más fosas como las de Jazovka en las que aún no se han llevado a cabo exhumaciones, pero puede haber hasta 4.000 asesinados sólo en esta zona”, me dice Marko Milanovic Litre, líder de los Soberanistas Croatas (Hrvatski suverenisti) y vicepresidente de Nueva Dirección, mientras caminamos con varios cientos de personas hacia la fosa en lo profundo del bosque: “Antes de la pandemia, miles de personas venían aquí. Estamos trabajando para que la asistencia a este homenaje vuelva a ser masiva”.

La fosa, de 34 metros de profundidad, está cubierta por una mesa de cristal llena de velas votivas y a su alrededor hay varias cruces y placas en memoria de los asesinados. También hay una pequeña cabaña donde varios sacerdotes celebraron una emotiva misa por las víctimas. El obispo de Sisak, Vlado Košić, exigió el fin de las celebraciones en honor de los verdugos en lo que calificó de auténtica esquizofrenia: “Si los crímenes de guerra no prescriben, ¿por qué no se ha procesado a sus autores en los 35 años transcurridos desde la formación del Estado croata? Nadie ha sido procesado en rebeldía, ni siquiera a título póstumo. ¿Y por qué el régimen comunista y su ejército, que cometieron tantos crímenes masivos contra civiles y prisioneros de guerra, siguen siendo glorificados hasta el día de hoy […] ¿Qué clase de liberación fue ésta, qué clase de revolucionarios progresistas fueron los que mataron tan despiadadamente a prisioneros, enfermos y civiles?”.

Las palabras del obispo se refieren al hecho de que las víctimas eran en su mayoría soldados heridos, personal médico y monjas sacadas a la fuerza de los hospitales de Zagreb: “Para tres monjas, Lipharda Horvat, Konstantina Mesar y Geralda Jakob, enfermeras del Hospital Psiquiátrico de Vrapče, que fueron arrojadas a la fosa, se ha iniciado el procedimiento de beatificación en la Iglesia católica”, dijo el obispo, que expresó su satisfacción por que este año se terminen de construir el monumento y la tumba en los que reposarán las 814 víctimas de Jazovka.

Tras la ceremonia religiosa, y antes de la colocación de coronas de flores, Frano Čirko, un joven político nacionalista que se ha convertido en el presidente de la Asociación Jazovka, leyó una declaración en la que denunciaba la inacción del Estado croata: “Más de tres décadas después de la primera visita conmemorativa a Jazovka, las víctimas no han recibido un funeral digno ni un monumento conmemorativo, y los responsables del crimen nunca han sido llevados ante la justicia”. Čirko también señaló la razón de esta situación: la falta de descomunización tras la independencia. “Pedimos a las autoridades de la República de Croacia que retiren todos los monumentos y cambien el nombre de las calles y plazas dedicadas a los comunistas yugoslavos responsables de crímenes contra el pueblo croata, así como que impidan una nueva ronda de nombres de calles con nombres de criminales comunistas por parte de las autoridades de Zagreb”.

Pero las palabras más duras de Čirko fueron contra la hipocresía de celebrar a víctimas y verdugos al mismo tiempo: “Es vergonzoso, hipócrita y absurdo que el gobierno croata envíe a sus representantes a la conmemoración de 814 víctimas inocentes de Jazovka, y al mismo tiempo los más altos funcionarios del mismo gobierno conmemoren y celebren en el bosque de Brezovica a los verdugos de estas víctimas. Es inaceptable que cualquier gobierno croata conmemore este día y celebre a los verdugos de Jazovka, especialmente un gobierno que se autodenomina pro-croata y patriótico. En lugar de conmemorar a los verdugos yugoslavos y comunistas, pedimos al gobierno croata que conmemore con dignidad el sacrificio de los soldados y civiles croatas”.

Tiene razón, porque lo cierto es que mientras se rendía homenaje a las víctimas de Jazovka, Croacia celebraba la formación de la primera unidad partisana en el memorial de Brezovica, en cuyos bosques nació el destacamento partisano de Sisak: “Estas personas eran especiales y únicas […] Merecen nuestro respeto como croatas, como comunistas y, más tarde, como disidentes y luchadores por los derechos de los croatas”, dijo el Presidente Zoran Milanović, líder del partido socialdemócrata, que no oculta su admiración por los partisanos comunistas que, bajo el liderazgo de Tito, mataron a unas 100.000 personas en las semanas posteriores al final de la Segunda Guerra Mundial.

“Nuestros pensamientos deben estar con los miembros del destacamento partisano de Sisak, así como con todos aquellos que lucharon durante siglos por el ideal eterno de la libertad nacional, que es un valor europeo fundamental”, declaró el ministro de Asuntos Exteriores, Gordan Grlić Radman, que fue el representante del primer ministro Andrej Plenković. Como se ha hecho en los últimos años, el nuevo gobierno croata también rindió homenaje a los partisanos mientras enviaba a Jazovka a un representante de segunda fila, pero lo que llamó la atención fue la presencia del eurodiputado Stephen Bartulica, del Movimiento de la Patria (Domovinski Pokret). Su partido, que forma parte del grupo ECR en Europa, gobierna en coalición con el HDZ (PPE), y muchos creen que la entrada de este partido patriótico podría representar un cambio en la forma en que Croacia ha tratado su memoria histórica desde la independencia.

Sobre cómo debe ser esta memoria histórica, me quedo con las palabras del obispo Košić: “Debemos rezar, hermanos y hermanas, para: primero, conocer la verdad; segundo, condenar todos los crímenes, independientemente del bando en el que se hayan cometido; y, por último, sacar de ello conclusiones que no dividan, sino que unan al pueblo en el sufrimiento, pero también en el arrepentimiento y la penitencia, para acercarnos lo más posible a la reconciliación y a la unidad”. Perdonar y unir, no fomentar el odio, porque honrar a los verdugos siempre acaba condenando, esta vez al olvido, a sus víctimas. Croacia tiene una oportunidad única de hacer justicia a su historia de una vez por todas.

Foto: los restos de al menos 814 personas de la fosa de Jazovka.

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