Alejandro Peña Esclusa es ingeniero, escritor, analista y consultor político. Pionero de las primeras protestas en su país en contra del régimen chavista, fue encarcelado durante un año en El Helicoide (una prisión tristemente conocida por sus torturas) y hoy es un exiliado político. Experto en el Foro de Sao Paulo y la influencia del marxismo cultural, es autor de varios libros sobre estos temas. Después de las elecciones de Venezuela, uno de ellos cobra hoy especial relevancia: “Los fraudes electorales del Foro de Sao Paulo”.

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Finalmente, ha habido de nuevo un fraude electoral en Venezuela.

Sí, y desgraciadamente todo lo que está pasando era lo esperado. Antes de las elecciones, me entrevistaron en un medio de comunicación húngaro y afirmé que se iba a producir un fraude. El gobierno de Maduro ha ido siguiendo los pasos que, como explico en mi libro, son necesarios para un fraude integral. Tengamos en cuenta que el proceso empieza meses antes de las elecciones y no finaliza hasta unas semanas después del resultado, e incluye lo siguiente: la cooptación de las autoridades electorales, en este caso el Comité Nacional Electoral; la tergiversación del censo electoral con votantes inexistentes; la publicación de encuestas falsas para favorecer al régimen; la expulsión de los observadores internacionales que no son partidarios del régimen; y, por supuesto, la utilización de sistemas de votación y conteo electrónico que son manipulables. Todo esto ha pasado en Venezuela, por lo que casi podemos hablar de un fraude a cámara lenta.

Sería un muy mal precedente para la región y si se permite que ocurra un fraude tan escandaloso, esto va a volver a pasar en otros países. Los cómplices de Maduro que avalan este fraude no tendrían ningún reparo en hacer lo mismo en su nación

Pero ¿esperaba que el fraude fuera tan descarado?

Sí, porque con una oposición tan fuerte, el fraude tenía que ser descarado. De hecho, el régimen estaba asustado y decidió inhabilitar a la líder opositora María Corina Machado, el encarcelamiento o persecución de su equipo más cercano, y el hostigamiento a todo aquel que le mostrara apoyo público. Aquí el problema de fondo es que Maduro y su camarilla no pueden entregar el poder. Han cometido tantos crímenes que saben que en el momento que dejen el poder, están completamente acabados. Por esa razón, no han tenido ningún reparo a la hora de hacer un fraude tan descarado y evidente, más aún cuando no había ningún observador internacional presente.

¿Tiene la oposición suficientes actas electorales para demostrar su victoria?

Yo confío en la palabra de María Corina Machado que anoche contaba con un 40% de las actas. Ese 40% de las actas, que provenían de todo el país, mostraban una clarísima victoria de la oposición por un 70-30. Es como hacer una encuesta al 40% de los electores, y no hay forma de cambiar ese 70-30 por un 51-45 como pretende el régimen.

¿Hubo algún sondeo electoral independiente?

Sí, de una empresa norteamericana, Edison Research. Sus resultados coinciden con los datos que tiene la oposición.

¿Qué cree que va a pasar ahora?

Estoy convencido de que esto se va a volver en su contra porque el robo ha sido tan descarado que me resulta muy difícil creer que Maduro pueda mantenerse en el poder. Además, el pueblo venezolano está movilizado y no está dispuesto aceptar el fraude, y tiene una líder creíble, una líder coherente y que está dispuesta a llegar hasta el final. Creo que Maduro tiene los días contados.

Pero para que eso suceda, una parte del régimen debe volverse en contra de Maduro.

Sí, y eso es algo que puede pasar porque la presión es demasiado grande y Maduro es un incapaz que no puede hacer frente a los problemas del país. Después de un fraude tan manifiesto, Maduro tiene una ilegitimidad enorme y eso le coloca en una posición de debilidad.

El presidente de Chile, Gabriel Boric, no ha reconocido los resultados a pesar de pertenecer como Maduro al Grupo de Puebla.

Esto es muy interesante porque que Boric y también Bernardo Arévalo, de Guatemala, no reconozcan los resultados vendidos por Maduro significa que hay una división dentro del Grupo de Puebla.  Además, la posición de Lula da Silva y de Gustavo Petro no ha sido tan complaciente como la manifestada por Xiomara Castro en Honduras o Luis Arce en Bolivia. Esta fractura en el Grupo de Puebla indica que algunos se dan cuenta de que no se puede respaldar un robo tan evidente y que en realidad no es un fraude, es un golpe de Estado.

Por el contrario, Rusia y China han felicitado a Maduro.

Claro, no es una sorpresa porque no era posible esperar otra cosa, como también era seguro el apoyo de Cuba a Maduro.

Estados Unidos, Argentina, Reino Unido y otros países de la UE hablan claramente de fraude. ¿Estará por fin a la altura la comunidad internacional?

A la comunidad internacional, a la comunidad democrática, le es muy difícil reconocer este fraude. Maduro va a tratar de ganar tiempo, pero tiene enfrente a un pueblo movilizado y a una comunidad internacional enardecida. Pensemos por un momento en cuales son las consecuencias de este fraude. Los venezolanos no sólo no van a regresar a su país, por el contrario, el exilio va a aumentar y van a ser muchos más los que se dirijan a otros países que ya no pueden acoger a más exiliados. Además, sería un muy mal precedente para la región y si se permite que ocurra un fraude tan escandaloso, esto va a volver a pasar en otros países. Los cómplices de Maduro que avalan este fraude no tendrían ningún reparo en hacer lo mismo en su nación. Es toda una declaración de intenciones. Por cierto, políticos españoles como Juan Carlos Monedero o Irene Montero han avalado el fraude.

Por esa razón, la comunidad internacional sólo puede repudiar este golpe de Estado y exigir que se reconozca a Edmundo González como presidente electo. Lo que me preocupa es la reacción tibia de algunos políticos de izquierda europeos, como Josep Borrell, que han sido muy débiles en las declaraciones. No basta con pedir las actas porque el fraude ha sido tan evidente que la única posición lógica, decente y democrática, es decir, como ha hecho Javier Milei, que el dictador tiene que irse.

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