Elena Ramallo es doctora en Derecho, investigadora y, desde hace años, experta en violencia contra las mujeres y contra los menores. Por su trabajo en el campo de los derechos humanos fue nominada a los premios Princesa de Asturias, y ha trabajado con varios países europeos e iberoamericanos. Su reciente intervención en un programa de máxima audiencia, donde junto a Sonia Sierra, doctora en Filología Española y profesora, se manifestó a favor de enviar una iniciativa legislativa al Congreso para regular el velo, la ha situado en el ojo de la polémica. Hablamos de feminismo, islam, la situación de la mujer en España y de sus propuestas para cambiar esta situación.

Publicidad
Elena Ramallo
Elena Ramallo.

Usted se define como feminista, sin embargo, no parece estar muy satisfecha con el que, según los políticos de izquierdas, es el país “más feminista del mundo”.

Es que el feminismo no es lo que dicen estos políticos. El feminismo es la defensa de los mismos derechos y oportunidades para hombres y mujeres, no tiene que ver con ideas como que las mujeres tienen pene, son seres menstruantes o que absolutamente todo entra en la categoría de feminismo. Lo que han hecho estas “feministas” es destruir todas las estructuras y luchas de igualdad que se han construido durante decenas de años. Muchas mujeres han luchado por la igualdad y han llegado a lo más alto con su esfuerzo, pero a estas “feministas” las han colocado en sus puestos por cuotas, no por méritos. España no es el país más feminista porque tenemos que hablar de velos y de mujeres que son invisibles porque van tapadas de los pies a la cabeza. Curiosamente, esto le parece fenomenal a muchos supuestos defensores de la mujer.

España tiene unos derechos y unas libertades, y el que viene a España tiene que adaptarse a nuestros derechos y a nuestras obligaciones. Si vienes, esto es lo que hay, si no lo aceptas, no vengas

Este feminismo no tiene reparos en equiparar casos reales de violencia y abuso con casos plagados de incongruencias, pero muy mediáticos, que a la larga son desmontados en los tribunales   

Toda mi vida he defendido los derechos humanos, especialmente en el caso de mujeres y menores, y he sido víctima de la violencia machista, por eso siento un absoluto desprecio por este feminismo, porque están haciendo un daño terrible a los casos reales lo que constituye una enorme irresponsabilidad. Luego tenemos personas en el ámbito mediático que se aprovechan de esta situación y que, según este feminismo, tienen que ser creídas digan lo que digan. Al margen de la presunción de inocencia, todos tenemos padres, hijos, hermanos, maridos y amigos, y no nos gustaría que enfrentasen una situación injusta. Cuando alguien comete un delito debe caer sobre él todo el peso de la ley, pero no se puede saltar por encima de la presunción de inocencia. Para que la justicia funcione tiene que basarse en el rigor y hechos absolutamente comprobados, no en ocurrencias.

En estas ocurrencias hay una parte de interés económico, sólo hay que ver las millonarias subvenciones del Ministerio de Igualdad, una parte de una ideología en la que subyace un odio o rechazo a la propia cultura occidental, y otra parte de buenismo. Lo vimos en Afganistán, con el mensaje de que los talibán habían cambiado o recientemente en Siria. ¿No cree que este buenismo es responsable de que mucha gente no entienda qué está pasando?

No creo que sea buenismo. Creo que son intereses políticos a los que no les importa llevarse por delante nuestro modo de vida. Has hablado de unos países donde no hay democracia porque la sharía es contraria al sistema democrático, y donde se considera a la mujer un ser inferior al que se le puede golpear y asesinar, como si no fuera un ser humano. Desde el punto de vista de los derechos humanos es la eliminación de esos derechos y de la dignidad y libertad de las mujeres. Pero es que esto ya está pasando en nuestro país, donde las mujeres tienen que ir tapadas y no pueden acceder a zonas de hombres, y lo más grave es que se está permitiendo bajo el paraguas de la diversidad y el multiculturalismo. No podemos tolerar un claro intento de destruir nuestra sociedad y nuestra forma de vivir. Por eso me sorprende que se intente presentar al islam como una religión europea, eso es falso, nuestra esencia es humanista y cristiana, y eso es lo que nos ha permitido tener derechos y vivir en libertad y democracia. Por eso hay que levantar la voz, porque no es un problema del islam, es un problema de una Europa, que de seguir así va a dejar de ser la Europa que conocemos.

El multiculturalismo ha fracasado en Europa, como hemos visto en Suecia, Reino Unido o Francia. ¿Cree que en España va a suceder lo mismo que en estos países?

Creo que en España aún estamos a tiempo de revertir esta situación, aunque es necesaria una voluntad política que no existe. Ni el Partido Popular ni el Partido Socialista han querido escuchar las propuestas que hemos elaborado para frenar este problema, y el único partido que nos ha escuchado ha sido VOX. El problema es que esto no debería ser una cuestión de partidos, sino una cuestión de Estado, y que los dos grandes partidos se nieguen siquiera a escucharnos es un grave problema. Por eso, después de Semana Santa vamos a publicar un manifiesto e iniciar una recogida de firmas. Estoy segura de que conseguiremos las suficientes para poder llevar nuestras propuestas al Congreso porque hemos recibido apoyos de todos los estratos sociales e ideológicos. Esto no es una cuestión de racismo o de estar contra el islam, se trata de defender nuestra sociedad.

Cuando Sonia y yo decidimos plantear esto, lo hicimos porque en algunas zonas de Madrid y especialmente en Cataluña es absolutamente desastrosa. Hay barrios en los que no sabes si estás en España, y donde está sucediendo lo mismo que ya ha pasado en Europa. Cuando empezamos con nuestra iniciativa, pensé que tendríamos apoyo, pero no tanto como el que hemos tenido. Por eso espero que los partidos políticos respondan a esta demanda social y por eso hay que presionarles. Insisto, esto es una cuestión de país, de Estado, de civilización.

Sin embargo, el problema es que en España muchos partidos políticos no parecen muy dispuestos a tomar medidas porque siguen otras agendas.

Sí, es que ya no es sólo que no quieran legislar sobre este asunto, es que no quieren ni oír hablar del tema y menos aún manifestarse. Afortunadamente, en Europa vemos casos como el de la primera ministra danesa, que ha dicho que el islam o se adapta o no tiene cabida, o la primera ministra italiana, que ha sido muy contundente en la defensa de nuestra cultura. Los políticos ven la realidad, como la vemos nosotros, y en muchos casos les resulta incómoda, pero es mucho más incómoda para los ciudadanos.

Hace poco, en un municipio gallego, la comunidad musulmana pidió que se retirase el cerdo del menú escolar. La escolarización es obligatoria, pero comer la comida del colegio no lo es. ¿Por qué tenemos que cambiar nuestras costumbres los españoles? ¿Por qué hay que aceptar estas imposiciones? Todo esto es un despropósito.

Su iniciativa pretende regular el uso velo islámico.

Sí, porque el hecho de la imposición de la vestimenta se debe a que la mujer es un ser impuro e inferior y esto atenta contra la igualdad, contra el artículo 14 de nuestra Constitución. A las menores se les impone por parte de sus familias, es decir, no pueden decidir. Cuando ves a estas menores manifestar que llevan el velo porque es su libertad, es porque llevan tanto tiempo veladas que lo han asumido como algo normal. Y luego hay vestimentas como el burka, donde una mujer está tapada de cabeza a los pies en una cárcel de tela, que eliminan a la mujer como ser humano. Todo esto atenta contra un derecho humano fundamental, la dignidad.

Los defensores del velo argumentan que forma parte de la libertad religiosa.  

Sí, la libertad religiosa es un derecho, pero que puede ser restringido si vulnera derechos fundamentales, como sucede aquí de manera frontal contra las mujeres. No podemos permitir esto en nuestra democracia, no podemos normalizar algo que no es normal y que además va avanzando cada vez más. Estamos hablando todo el día de diversidad y tolerancia, y en los colegios ya se está impartiendo religión islámica y cultura marroquí. Es de una hipocresía absoluta. Además, los contenidos de la asignatura y las personas que la imparten dependen de la Comisión Islámica, y no existe ningún control. Parece que no aprendemos de lo que ha pasado en Europa, donde uno de los principales problemas es el adoctrinamiento extremista de los jóvenes. España tiene unos derechos y unas libertades, y el que viene a España tiene que adaptarse a nuestros derechos y a nuestras obligaciones. Si vienes, esto es lo que hay, si no lo aceptas, no vengas.

Lo que no se puede hacer es maquillar o manipular lo que está pasando. Los datos son números y no entienden de sesgos o política, son números. Pero los datos se maquillan para, por ejemplo, no señalar la nacionalidad de los agresores sexuales y los violadores. Si el 13% de la población comete el 50% de las agresiones sexuales, esto no es racismo, es un dato preocupante. Ocultar estos datos está haciendo un daño terrible.

Antes ha mencionado a Dinamarca y a Italia, y es importante señalar que en el primero gobierna la socialdemocracia y en el segundo la derecha, es decir, que la cuestión de Estado prima sobre la ideología.

Sí, es curioso que quienes se han posicionado en Europa de una manera más clara son mujeres y que provienen de dos campos ideológicos distintos. Puede que, esta vez, la Reconquista no la haga un Don Pelayo, sino una mujer.

Foto: Mehdi Sepehri.

No tendrás nada y (no) serás feliz

No tendrás nada y (no) serás feliz: Claves del emponrecimiento promovido por las élites. Accede al nuevo libro de Javier Benegas haciendo clic en la imagen.

¿Por qué ser mecenas de Disidentia? 

En Disidentia, el mecenazgo tiene como finalidad hacer crecer este medio. El pequeño mecenas permite generar los contenidos en abierto de Disidentia.com (más de 3.000 hasta la fecha), que no encontrarás en ningún otro medio, y podcast exclusivos (más de 250) En Disidentia queremos recuperar esa sociedad civil que los grupos de interés y los partidos han silenciado.

Ahora el mecenazgo de Disidentia es un 10% más económico al hacerlo anual.

Forma parte de nuestra comunidad. Con muy poco hacemos mucho. Muchas gracias.

¡Hazte mecenas!