Con toda la atención mundial pendiente de la invasión rusa de Ucrania, el pasado 13 de septiembre Azerbaiyán atacaba el territorio soberano de Armenia. Desde entonces, Rusia, el principal aliado de Armenia, se ha ofrecido como mediador y ha sentado a ambos contendientes en la mesa de negociaciones. La mediación rusa ha detenido por el momento los enfrentamientos, pero no ha impedido que Azerbaiyán cortase hace un mes el corredor de Lachín que une Nagorno-Karabaj, la República de Arstsaj, con Armenia; un corredor controlado por las tropas rusas que fue entregado a los azeríes el 25 de agosto. Los únicos vehículos que han podido pasar el bloqueo pertenecen a la Cruz Roja y la situación en los hospitales empieza a ser crítica (al bloqueo se suma el corte del suministro de gas) y se teme el estallido de una grave crisis humanitaria. Por otro lado, Armenia ha formalizado la compra de armas a la India ante los incumplimientos rusos en la entrega de material militar ya pagado por los armenios.

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Esta compleja situación fue verbalizada el pasado 26 de diciembre por el secretario del Consejo de Seguridad de Armenia, Armen Grigoryan,  en una entrevista con la televisión pública armenia en la que citó las difíciles relaciones con el “aliado” ruso.  Grigoryan  afirmó que Rusia ejerce una fuerte presión sobre Armenia para que proporcione un corredor a Azerbaiyán y se una al Estado de la Unión Rusia-Bielorrusia, y señaló que los esfuerzos diplomáticos armenios para mejorar la relación con el Kremlin han sido en vano: “La parte armenia ha sido siempre servicial. A pesar de estar preocupados por resolver la crisis del bloqueo azerbaiyano del corredor de Lachín, no nos abstuvimos de asistir a la reunión del 23 de diciembre con los ministros de Asuntos Exteriores de Rusia y Azerbaiyán”. Sin embargo, el aliado ruso se ha puesto de parte de Azerbaiyán y quiere que Armenia entregue a su rival el llamado corredor de Zangezur, un corredor de transporte que conectaría la región azerí de Najicheván con el resto de Azerbaiyán, atravesando la provincia armenia de Syunik. “Armenia continúa resistiéndose a esto”, dijo Grigoryan.

Sólo Francia muestra un apoyo más decidido a Armenia e incluso la Iglesia Católica francesa ha mostrado su solidaridad con el pueblo armenio mientras el Papá Francisco se mantiene en silencio ante los ataques contra el primer país cristiano de la historia

El secretario del Consejo de Seguridad también afirmó que Rusia está ejerciendo presión militar para obligar a Armenia a formar parte del Estado de la Unión que incluye a Rusia y Bielorrusia, una posibilidad que rechaza de plano el gobierno armenio: “Un estado de la unión viola completamente la soberanía de sus estados constituyentes. Armenia ha sido y seguirá siendo un estado soberano”, aseguró Grigoryan, pero “cuando la democracia armenia se opone a esto, naturalmente recibe una presión de otro tipo: militar”. El día de Navidad, el embajador de Bielorrusia en Armenia, Alexander Konyuk, habló sobre el Estado de la Unión, que forman Rusia y Bielorrusia, y la posibilidad de incorporar a un tercer país: “No dije cuál, pero nuestros hermanos armenios nos apoyaron. No hablé de ningún país en particular, repito, pero estoy seguro de que el Estado de la Unión se desarrollará”. Grigoryan señaló que los hermanos a los que se refirió el embajador bielorruso “están tal vez entre las fuerzas de oposición”.

Armenia ha solicitado infructuosamente en varias ocasiones la ayuda de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), y de Rusia, tras la agresión azerí de septiembre de 2022. La falta de apoyo del OTSC provocó un nuevo enfrentamiento con Rusia cuando el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, se negó a firmar la declaración final de la cumbre de la OTSC celebrada a finales de noviembre. “Durante los últimos dos años Armenia, un país miembro de la OTSC, fue víctima al menos en tres ocasiones de la agresión azerbaiyana”, recordó Pashinián, que destacó que la OTSC sí acudió en ayuda de Kazajistán cuando este país solicitó su intervención durante los disturbios violentos de enero. La excusa de la OTSC en los enfrentamientos anteriores era que el conflicto no tenía lugar en el territorio de uno de sus miembros, sino en la región separatista de Nagorno-Karabaj, pero cuando sí se ha atacado el territorio armenio, la respuesta de la OTSC ha sido llamar a ambos bandos a la moderación. La relación privilegiada de Azerbaiyán con una Rusia debilitada y desprestigiada por la guerra en Ucrania, y su alianza con Turquía, dejan a Armenia indefensa ante las aspiraciones territoriales de su vecino. Su presidente, Ilham Aliyev, afirmó que la capital, Ereván, y otras partes de Armenia eran tierras históricas de Azerbaiyán.

En opinión de Tigrane Yégavian, periodista e investigador del Centro Francés de Investigación de Inteligencia, el bloqueo del corredor de Lachín no busca únicamente presionar a Armenia para que entregue el corredor de Zangezur, sino “provocar que la población de Nagorno-Karabaj abandone sus hogares y se vaya a Armenia. El objetivo final es una limpieza étnica”. El talón de Aquiles de Armenia es su débil posición internacional.  La Unión Europea, que firmó en julio un acuerdo con Azerbaiyán para duplicar el suministro de gas natural en 2027, prefiere mirar a otro lado. Por supuesto, ha habido declaraciones pidiendo la reapertura del corredor de Lachín por parte de la UE, algunos de sus estados miembros (el Congreso español votó por unanimidad una resolución en este sentido) y EEUU, pero ninguna condena ni amenaza de sanción. Según Yégavian, sólo Francia muestra un apoyo más decidido a Armenia e incluso la Iglesia Católica francesa ha mostrado su solidaridad con el pueblo armenio mientras “el Papá Francisco se mantiene en silencio ante los ataques contra el primer país cristiano de la historia”. Si las declaraciones de la “comunidad internacional” no se convierten en sanciones contra la política de agresión de Azerbaiyán, Armenia estará sola y a merced de los intereses de Rusia y Turquía. Entre la espada y la pared.

Foto: Servicio de Prensa del Presidente de la Federación Rusa.


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