Juan Lehuedé Donoso es un analista político chileno e ingeniero comercial. Profesor de finanzas y política de negocios, cuenta con una amplia experiencia como gerente y socio administrador en diversas empresas constructoras.
El gobierno de Gabriel Boric, sostenido por la coalición del Frente Amplio y el Partido Comunista, ha significado una verdadera catástrofe para Chile.
En las elecciones del próximo 16 de noviembre, Chile elegirá a su nuevo presidente, además de renovar el Congreso. Entre los ocho candidatos, las principales fuerzas se concentran en Jeannette Jara, José Antonio Kast y Evelyn Matthei. ¿Qué visiones de país representan estos liderazgos y cuáles son las principales diferencias entre sus programas?
Jeannette Jara encarna el marxismo-leninismo puro y duro. La candidata Jara es, a mi juicio, un lobo con piel de oveja, que oculta sus verdaderas intenciones totalitarias, las cuales no han cambiado dentro del Partido Comunista chileno desde los años 50 del siglo XX. Por otro lado, Evelyn Matthei simboliza la socialdemocracia del “piñerismo”, corriente asociada al expresidente Sebastián Piñera. Esta socialdemocracia responde a los intereses de los grupos económicos hegemónicos en Chile y está claramente infectada por el progresismo y el globalismo. La coalición Chile Vamos, que respalda a Matthei, ha sido colaboracionista con los gobiernos de izquierda y también con el gobierno marxista de Gabriel Boric. El equipo de Matthei es, en esencia, el mismo que gobernó junto a Sebastián Piñera en sus dos administraciones anteriores (2010–2014 y 2018–2022).
El gobierno de Gabriel Boric ha significado una verdadera catástrofe para Chile
José Antonio Kast encarna a la “nueva derecha conservadora” y se presenta como una opción de libre mercado, en contraposición a las ideas del progresismo. Nunca ha sido gobierno, aunque esta es la tercera vez que se postula, tras haber sido derrotado por Gabriel Boric en 2021. Finalmente, Johannes Kaiser, el cuarto candidato, representa el libertarismo en lo económico y el nacionalismo conservador en los valores. Plantea la menor intervención posible del Estado en todas las categorías. Considero que Kaiser podría obtener, en primera vuelta, más votos que Matthei, e incluso superar a Kast y pasar a la segunda, aun cuando no es muy probable.
¿Qué factores explican que una parte importante de la ciudadanía apoye una propuesta como la de Jeannette Jara, y qué impacto podría tener su eventual triunfo en el panorama político y económico del país?
Creo que la candidata comunista será derrotada en la segunda vuelta por cualquiera de los otros candidatos, ya sea Kast, Matthei o Kaiser. El resultado de la segunda vuelta no debería superar el 35% de apoyo para Jara. El hecho de que exista una candidata comunista compitiendo por la Presidencia es ciertamente una anomalía en el escenario internacional. Su aparición se debe, en parte, al adoctrinamiento marxista gramsciano que ha existido en Chile en colegios, universidades y medios de comunicación, fundamentalmente desde la caída del muro de Berlín. Las élites chilenas nunca se han percatado del avance del marxismo cultural y nunca han resistido ni rechazado este adoctrinamiento con ideas provenientes de la derecha. Tampoco han invertido dinero en financiar think tanks ni medios de comunicación. Como resultado, la izquierda chilena, a pesar de su estruendoso fracaso en el gobierno de Allende y de los repetidos fracasos y la miseria provocada por el comunismo en el mundo durante los siglos XX y XXI, mantiene hoy un apoyo cercano al 30 o 35% de la población. Los chilenos deberíamos aprender la lección de lo que significa descuidar y no financiar la guerra cultural.
¿Cómo describiría los años del gobierno de Gabriel Boric y del Frente Amplio? ¿Qué legado deja la izquierda en Chile tras este periodo?
El gobierno de Gabriel Boric, sostenido por la coalición del Frente Amplio y el Partido Comunista, ha significado una verdadera catástrofe para Chile. «El Legado» que deja Boric es el de haber desestabilizado, infiltrado, desmantelado en gran parte y corrompido la institucionalidad estatal y municipal. Actualmente, Chile mantiene una deuda fiscal total cercana al 60% del PIB, y el país se encuentra al borde del impago. La economía está estancada, mientras que la vivienda y los servicios públicos se encuentran colapsados como consecuencia de una inmigración descontrolada producto de la política de fronteras abiertas. En el área de salud, existen más de tres millones de personas en listas de espera, 45 mil pacientes aguardando cirugías urgentes, y cada año mueren entre 35 y 40 mil personas por falta de atención médica. Esta es una situación inédita en la historia de Chile. En Chile existe hoy en día un stock de 175.000 viviendas terminadas y listas para su entrega, pero que no pueden ser adquiridas por el encarecimiento extremo del crédito hipotecario, lo que las vuelve inaccesibles para la mayoría de los chilenos. Al mismo tiempo, el país enfrenta un déficit de 850.000 viviendas. La construcción está prácticamente detenida por la huida de capitales, que han sido invertidos en otros países.
La crisis de seguridad es igualmente crítica: el cuerpo policial de Carabineros está muy debilitado tanto en número como en equipamiento, y no cuenta con el respaldado de la autoridad política para actuar. Nunca Chile había vivido niveles de violencia e inseguridad como los actuales, y el crimen organizado junto al narcotráfico se han fortalecido en muchas partes del territorio nacional. Carabineros está totalmente sobrepasado por la situación y el gobierno de Boric ha demostrado una postura procrimen, tanto en su forma de actuar en la legislación como en su débil conducción policial. Asimismo, nunca había existido tanta corrupción y robo dentro del Estado, y las instituciones han sido incapaces de detener esta situación. El gobierno de Boric es, en mi opinión, un gobierno de ineptos, ladrones e irresponsables. Todo su accionar ha sido perjudicial para los intereses de los chilenos y para el bien común. En ese sentido, Boric ha cumplido su promesa de acabar con el «modelo neoliberal». Si las instituciones funcionan con el nuevo gobierno, Boric y varios de sus colaboradores deberían ser investigados, enjuiciados y condenados a la cárcel.
Tras el rechazo del proyecto constitucional en 2022, persisten debates sobre el rumbo institucional del país. ¿Cuáles eran los principales cambios estructurales que proponía la nueva Constitución y cómo evalúa actualmente la solidez del estado de derecho y de las instituciones chilenas?
La «nueva constitución» que fue sometida al plebiscito el día 4 de septiembre de 2022, y que fue ampliamente rechazada, proponía cambiar por completo toda la institucionalidad chilena y transformar el país hacia un modelo castrochavista del socialismo del siglo XXI, con un fuerte componente indigenista y con todos los poderes entregados al Estado. Intentaron transformar a Chile en una mezcla de Cuba, Venezuela y Bolivia, sin considerar para nada su historia constitucional desde 1833, despreciando nuestra tradición y nuestra forma de vivir. Por estas razones, el pueblo chileno bautizó esta propuesta como «El Mamarracho», un adjetivo muy descalificador en Chile.
La situación actual del Estado de Derecho se puede definir como sólido en cuanto a su estructura, pero muy frágil en la práctica, dada la irresponsabilidad y debilidad que han mostrado los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial durante las últimas décadas. En términos formales, la Constitución y las Leyes mantienen buena salud, pero la acción de las autoridades es claramente deficiente. Esperamos que esta situación cambie con el futuro gobierno, a partir del marzo de 2026.
En los últimos años, hemos visto el auge de nuevas derechas en América Latina, con casos emblemáticos como el de Javier Milei en Argentina. En ese contexto, ¿existe un paralelismo entre el Partido Nacional Libertario de Johannes Kaiser y La Libertad Avanza?
Existen algunas similitudes entre los principios y programas del Partido Nacional Libertario de Johannes Kaiser y el partido La Libertad Avanza de Javier Milei. Creo que el planteamiento económico de La Libertad Avanza es más cercano al Anarco Capitalismo del tipo de Rothbard y el Partido Nacional Libertario es más cercano a las posturas de Hayek y Mises que plantean un Estado pequeño y el fortalecimiento del sector empresarial y especialmente del emprendimiento. En las políticas sociales y en lo geopolítico no veo diferencias importantes que destacar.
¿Cuáles fueron los motivos y consecuencias del violento estallido social de 2019? ¿Fue algo espontáneo como señala la izquierda?
El mal llamado estallido social del octubre de 2019 no tuvo nada de espontáneo ni fue causado por el descontento social como ha fabulado la izquierda. Lo ocurrido en octubre de 2019, fue un fracasado intento de golpe de estado, planificado, financiado y ejecutado por la extrema izquierda chilena (PC y Frente Amplio) y apoyado por el Foro de Sao Paulo y las tiranías de Cuba y de Venezuela. Este intento de golpe de estado congeló la economía y las inversiones, significó una perdida incalculable en infraestructura estatal y privada, un grave daño a las fuerzas policiales (5.000 carabineros heridos) y una desmoralización generalizada de los ciudadanos y de las fuerzas productivas. Además, el daño a las instituciones ha sido gigante. Mientras no se investigue y no se castigue a los autores, Chile no podrá salir adelante y volver a progresar. Hubo una tremenda cobardía del presidente Piñera, de su equipo y coalición, y esto significó caer en dos procesos constitucionales que sembraron la incertidumbre y produjeron la congelación del progreso. El país se deterioró en todos los sentidos desde octubre del 2019.
En la Araucanía convergen reivindicaciones históricas del pueblo mapuche y un aumento de la violencia asociada al crimen organizado. ¿Cómo se explica esta situación y qué actores están realmente detrás de las redes delictivas que operan en la zona?
En la Araucanía y comunidades vecinas no hay un «conflicto mapuche» debido a supuestas «reivindicaciones históricas» del pueblo mapuche. Toda esa narrativa es, a mi juicio, completamente falsa. Lo que hay es terrorismo apoyado por gobiernos extranjeros (Cuba, Colombia y Venezuela) y por grupos guerrilleros como las FARC, el ELN y Hezbolá, que buscan capturar territorios para implementar el narcotráfico y el crimen organizado, así como enriquecerse mediante los recursos minerales presentes en esa zona. Se trata de grupos paramilitares relativamente pequeños, pero bien organizados y bien equipados. El problema persiste porque estos grupos no han sido enfrentados en los últimos 25 años. Esperamos que el próximo gobierno actúe y enfrente militarmente a estas fuerzas paramilitares, las neutralice, enjuicie y condene. A quienes no se rindan ni se entreguen a la justicia, deberán tratárseles como enemigos internos y, en consecuencia, ser eliminados. Es un problema muy complejo, pero tiene una solución simple: Un ataque con toda la fuerza del Estado.
Chile, junto con México y Argentina, suele ser considerado uno de los países más progresistas de Hispanoamérica. ¿Qué efectos han tenido esas políticas progresistas en la cultura, la educación y la política nacional?
Es muy cierto que Chile, junto a México y Argentina, son los países más «progresistas» de Hispanoamérica. Este movimiento político y social, que promueve la tercera vía en lo político, el feminismo extremo, la ideología de género, la educación sexual integral, la idea de aceptar lo «diverso por ley», la igualdad y la narrativa de lucha entre victimarios y víctimas, la interseccionalidad del victimismo, así como la tesis del «cambio climático» y del daño ambiental causado por el ser humano, además de la nueva doctrina de los «nuevos derechos humanos», ha ocasionado a Chile mucho daño, en todas las áreas.
La izquierda y el Chile Vamos «piñerista» se adhirieron hace casi veinte años a la nefasta Agenda 2030 de la ONU, implantando una serie de leyes y políticas públicas que han dañado tanto la economía como la siquis y el sentido común de los chilenos, quienes se han vuelto cada vez más manipulables frente a estas ideas, que considero basura ideológica y productos de claros intereses totalitarios y de dominación impulsada por las grandes potencias y corporaciones. Estas políticas buscan debilitar nuestro Estado-Nación, imponiéndonos regulaciones, obligaciones y prohibiciones que nos dejan como presa fácil de sus ansias de dominación. Necesitamos que el próximo gobierno ponga fin a todos los pactos con la ONU, a toda esa aberrante institucionalidad asociada, para así recuperar plenamente nuestra soberanía.
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