Hace ya casi tres décadas una célebre política británica lanzó una advertencia. Declaró que una Europa democrática de estados nacionales podría ser una fuerza para la libertad, la empresa y el libre comercio. Pero que, si la creación de los Estados Unidos de Europa anulaba estos objetivos, la nueva Europa sería una Europa de subsidios, imposiciones y falta de libertades. Esta advertencia le supuso en su día ser calificada, literalmente, de ruin enemiga del proyecto europeo. Sin embargo, los acontecimientos posteriores han acabado dándole la razón… aunque todavía esté prohibido decirlo.
PODCAST con Álvaro Peñas, analista internacional, y Javier Benegas, editor de Disidentia.