Entrevista con el Mayor (retirado) del ejército estadounidense Ron H.C., oficial en distintas unidades, entre ellas la famosa 101 aerotransportada, y veterano de la primera guerra del Golfo y de Afganistán. En 2014 abandonó el ejército desencantado con las políticas “woke” y se trasladó a Rumanía, donde reside en la actualidad.
¿Por qué razón se alistó?
En primer lugar porque soy cristiano y conservador, y eso hacía que la vida militar me resultase atractiva. Me uní al ejercito durante la presidencia de Ronald Reagan, cuando había un fuerte sentimiento de patriotismo en Estados Unidos. Aún estábamos en la Guerra Fría, frente a un enemigo omnipotente, la Unión Soviética, y Reagan consiguió crear un sentido del deber con el país y un orgullo de ser estadounidense. Ese sentido del deber me llevó a alistarme y a formarme en el ejército.
Empecé en artillería de campaña, con armas autopropulsadas, pero después me uní a la policía militar. En 1988 finalicé mi entrenamiento en la escuela de guerra especial John F. Kennedy y en la academia de oficiales, y participé en la primera guerra del Golfo (1990-1991).
Pero posteriormente decide abandonar el ejército.
Correcto. Cuando los Demócratas llegan al gobierno de la mano de Bill Clinton en 1993, me tomé un tiempo fuera del servicio. No me gustaban las políticas que se adoptaron para el ejército ni las misiones en las que nos involucramos, como Somalia o más tarde en Kosovo, así que regresé a la vida civil.
¿A qué políticas se refiere?
Parece que cuando hay un Demócrata en la Casa Blanca se producen cambios en el ejército, desde la preparación para el combate a la ingeniería social. Los Demócratas reducen los gastos militares y cierran bases, pero quieren que hagamos más con menos recursos. Bill Clinton introdujo la norma “Don’t ask, Don’t tell” (No preguntes, No lo digas) sobre la homosexualidad en el ejército, una norma que en realidad no afectó al reglamento ni alteró el trabajo diario, pero que sólo pretendía cambiar la mentalidad militar. Por esa razón me tomé un descanso del ejército.
¿Cuándo se reincorporó?
Después del 11 de septiembre.
Tras regresar al servicio participó en dos misiones en Afganistán.
Sí, ascendí a comandante y dirigí una unidad de 150 hombres de la 101 aerotransportada en la región de Khost. Realizábamos misiones como una unidad de apoyo de combate a lo largo de la frontera con Pakistán. Era una situación complicada porque no podíamos responder los ataques de los talibán cuando cruzaban la frontera y estábamos siempre a la defensiva. La insurgencia usaba esto a su favor y nos acosaban continuamente, de hecho, el apodo de una de nuestras bases avanzadas era “Rocket City” (Ciudad de los cohetes).
La diversidad no tiene nada que ver con el entrenamiento y la preparación, no tiene nada que ver con la capacidad de combate o con ganar batallas, es ingeniería social y no tiene cabida en una fuerza de combate
En mi segundo periodo de servicio, en 2011, estuve en Jalalabad y participé en misiones en el norte y el este del país. Combatir allí fue muy diferente, fueron operaciones complicadas en las montañas contra un enemigo que conocía el terreno mucho mejor que nosotros. Nos colocaban artefactos explosivos improvisados para destruir vehículos y herir a nuestros soldados, hacían emboscadas, etc.
Tres años después deja el ejército, ¿por qué?
En 2014, durante la presidencia de Obama. La administración Obama cambió las normas de enfrentamiento del ejército y fue un auténtico desastre. De nuevo, teníamos que hacer más con menos recursos y los cambios realizados ponían en peligro las vidas de los hombres. No puedo entender que un soldado no pueda abrir fuego si no le han disparado antes, eso es absurdo durante una operación militar. La duda en el combate significa la muerte.
Respecto a los recursos, la administración Obama inició una revolución “woke” en el ejército.
Así es, la munición empleada para prácticas de tiro y el entrenamiento sobre el terreno se redujo drásticamente, mientras que se introducían cursos sobre “sensibilidad”, “armonía racial” o “acoso sexual”. Todo el tiempo empleado en estos cursos es menos tiempo con el rifle y menos tiempo de preparación real para el combate. Creo que el gobierno, sobre todo los Demócratas, está cometiendo un tremendo error reduciendo la fuerza y la capacidad de combate del ejército estadounidense.
Un caso similar es el de la Royal Air Force. Los mandos de la RAF intentado que hubiese más diversidad entre sus pilotos, es decir, menos blancos, y la capacidad operativa se ha visto comprometida.
Eso también ha ocurrido en el ejército estadounidense, y para conseguirlo están disminuyendo los requisitos. Es decir, están poniendo la diversidad por delante de la capacidad de combate. Yo no me quiero subir a un helicóptero que esté pilotado por alguien que no esté cualificado, porque estaré poniendo mi vida y la de mis hombres en riesgo. La diversidad no tiene nada que ver con el entrenamiento y la preparación, no tiene nada que ver con la capacidad de combate o con ganar batallas, es ingeniería social y no tiene cabida en una fuerza de combate, especialmente en una fuerza del calibre del ejército de los Estados Unidos.
Mientras estaba en el ejército, ¿intentó hablar con sus superiores para hacer frente a esta situación?
Desgraciadamente, la administración reemplazó al alto mando del ejército con “hombres sí”, es decir, mandos que sólo saben decir “sí” a todo. Por ejemplo, el general Stanley McChrystal, comandante del ejército estadounidense en Afganistán, un general soldado que sacó la comida rápida de nuestros cuarteles porque estaba perjudicando nuestras líneas de suministros y que hacía las cosas de una manera militar. Pero era crítico con la Casa Blanca y la forma en que se estaban realizando las operaciones, y fue reemplazado por alguien que hacía las cosas según el programa. Un militar fue reemplazado por un “hombre sí”.
Generales políticos.
Correcto. No son soldados, no son comandantes militares operativos, son los testaferros de la administración y ponen vidas en peligro.
¿Qué sintió cuando vio la retirada, o más bien desbandada, de Afganistán?
Esto sucedió de nuevo con un Demócrata en la Casa Blanca y, por primera vez en toda mi vida, me sentí avergonzado de mi país y de mi profesión. Esa operación se hizo tan mal y con un desprecio tan grande por la misión que casi me hizo llorar. Los militares se fueron y se dejaron atrás cientos de millones de dólares de material militar, se dejó atrás a personas que nos habían ayudado. Una parte fundamental del credo militar es que nunca se deja atrás a un camarada caído y eso fue exactamente lo que hizo la administración Demócrata. Fue desgarrador ver y oír las historias de tantas vidas perdidas, de tantos mutilados, de veinte años de guerra para nada. Soldados que ya no están con nosotros, sargentos que han perdido una pierna, un brazo o los ojos, todo para que la administración Demócrata decidiera poner el reloj veinte años atrás y dejar todo como estaba antes. Una guerra de veinte años, miles de muertos, miles de soldados que han regresado mutilados, y la administración los ha abandonado.
Los militares se fueron y se dejaron atrás cientos de millones de dólares de material militar, se dejó atrás a personas que nos habían ayudado. Una parte fundamental del credo militar es que nunca se deja atrás a un camarada caído y eso fue exactamente lo que hizo la administración Demócrata
¿Por qué cree que la retirada fue tan desastrosa?
Por falta de compromiso. No había un plan de retirada ni se dejó a un gobierno competente capaz de manejar la situación. Fue más una huida que una retirada, no hubo planificación ni estrategia. Después de veinte años allí, lo único que hemos dejado son armas que podrán ser utilizadas contra nosotros en el futuro.
Tras abandonar el ejército en 2014 decide irse a Rumanía, ¿por qué no se quedó en Estados Unidos?
Mi marcha a Rumanía no significa que abandonase los Estados Unidos, fue la política de Estados Unidos la que me impidió continuar allí. Como cristiano no podía seguir en un país entregado a la agenda globalista: teoría crítica de la raza, transgénero, ideología LGBTI, etc. Los liberales* no se detendrán hasta que la gente que sólo quiere que les dejen en paz diga basta.
¿Pensó en volver cuando Donald Trump fue elegido presidente?
Tuve muchas esperanzas con la victoria de Trump y realmente pensé que el país podría dar un giro en la dirección correcta, pero luego llegó 2020 y todo se torció de nuevo. Personalmente no me gusta la personalidad de Donald Trump, pero no se pueden discutir sus resultados. Desgraciadamente, los Demócratas volvieron a la presidencia.
(*) En el sentido estadounidense, progresistas.
Foto: El Mayor Ron H.C., durante uno de los numerosos despliegues en los que ha participado (United States Army).