Toda Europa se está quedando sin europeos. Tenemos que importarlos de otros continentes, porque nosotros tenemos cada vez menos hijos. Miremos el caso de Suecia. Desde 2009, la tasa de fertilidad no deja de descender. En aquél año, la tasa rozaba por debajo los dos hijos por mujer, y en 2023 ha caído a 1,45. No es una tendencia reciente. Desde los años 60’, con un breve paréntesis a comienzos de los 90’, no se alcanza la tasa de reposición. Ese declive parece haberse acelerado en los dos últimos años para los que tenemos datos.
Los expertos en demografía no tienen claro el motivo. ¿Será la crisis económica? Nos valió para explicarnos el descenso durante los años 90’, y quizá podamos achacarla a lo ocurrido durante la Gran Recesión, pero ¿qué explicaría la reciente caída? La política laboral y social, que está encaminada a que las mujeres se incorporen al mercado laboral, pero que tengan facilidades para criar hijos, no ha cambiado.
Los hombres muy ricos son los que más hijos tienen, y esta tendencia se ha hecho más fuerte con los años. Cuanto mayor es el ingreso, más hijos tienen. Por otro lado, cada vez más, los hombres que tienen bajos ingresos, no tienen hijos
Livia Oláh, profesora de demografía de la Universidad de Estocolmo, cree encontrar el motivo en la degradación del mercado laboral. Es hoy más inseguro que antes, y más precario, y eso afecta especialmente a los jóvenes.
De hecho, si miramos con más atención los datos, lo que se ha venido abajo es la concepción de nuevos hijos entre los jóvenes. En 2009 nacieron 1299 suecos de madres de menos de 20 años, y en 2022 fueron 408. Si miramos a las madres de 45 o más años, la situación es contraria: hubo 299 alumbramientos en 2009, y en 2022 fueron 537. En sólo 14 años, la edad media de las madres en el nacimiento de sus hijos ha pasado de 30,84 en 2010 a 32,09 el pasado año.
Gunnar Andersson, profesor de la misma universidad que la profesora Oláh, cree que lo que ha ocurrido es que se ha extendido el período de convertirse en un adulto. Los jóvenes quieren dedicar más años al estudio. Quieren afianzarse en sus trabajos, en un mercado más inseguro. Y quieren tener más “experiencias”. Las experiencias son la nueva aspiración burguesa. Ya no lo es la casa, o el coche.
No vamos a indagar más en los datos. Tenemos ya el cuadro expuesto. Cada vez habrá menos suecos. Pero hay un cambio en esa tendencia, y es muy interesante: los suecos ricos no tienen menos hijos, sino más.
No salimos de la misma Universidad, la de Estocolmo, ni del mismo departamento, el de Demografía. Un estudio publicado hace cuatro años tiene precisamente esa conclusión como la más importante: las familias más ricas tienen más hijos. Esa relación se puede observar relacionando el número de hijos con los ingresos, pero es más clara aún si lo que se cuenta son los ingresos acumulados. Los investigadores creen que es un buen método, porque tiene en cuenta las diferentes trayectorias salariales, la reducida participación laboral formal tras la maternidad y las penalizaciones de ingresos relacionadas con la maternidad.
Según explica el investigador que ha hecho el estudio, Martin Kolk, “los hombres muy ricos son los que más hijos tienen, y esta tendencia se ha hecho más fuerte con los años. Cuanto mayor es el ingreso, más hijos tienen”. Por otro lado, “cada vez más, los hombres que tienen bajos ingresos, no tienen hijos”.
De distinta forma, se ve la misma tendencia entre las mujeres. Entre nacidas en las décadas de los 40’ y 50’, las mujeres que tenían más hijos eran las que menos ingresos generaban. Pero entre las que han nacido en las dos décadas siguientes, la tendencia se ha revertido y se hace más fuerte con el tiempo: más ingresos, más hijos.
Nos dice Kolk: “Lo que ves es una transformación de una sociedad en la que las mujeres, en cierta medida, tenían que elegir entre tener una carrera o tener hijos, a una sociedad en la que ya no tienen que hacer estas elecciones. Anteriormente, las mujeres con menores ingresos tenían más hijos, mientras que las mujeres que hacían carrera tenían menos hijos. Las mujeres con ingresos muy bajos a menudo eran amas de casa en ese entonces, pero aún podían tener un alto ingreso familiar si estaban casadas con un esposo con ingresos altos”.
Parece ser una tendencia global. El estudio de Martin Kolk parece haber inspirado a otros investigadores, que se han puesto a mirar qué ocurre en otros países. Rosemary L. Hopcrof, Martin Fieder y Susanne Huber han escrito un libro titulado Not so weird after all. The changing relationship between status and fertility, que aborda esta cuestión.
Hopcroft explica algunos de los hallazgos del libro en un artículo publicado el pasado año. En Japón también se ve que son las familias más ricas las que tienen más hijos. En los Estados Unidos, en Gran Bretaña, nos encontramos con el mismo fenómeno.
Otro artículo, de Bloomberg, recoge esta tendencia y ofrece algo más de información. Lo escribe Justin Fox, quien toma nota de algo muy interesante: si miramos al conjunto de los países, está claro que los países con mayores ingresos, tienen menos hijos. Pero si nos fijamos sólo en Europa, donde la transición demográfica se ha completado, esa relación inversa entre los ingresos y la fertilidad ya no se da.
¡Qué excéntricos son los ricos! Mira que querer tener más hijos…
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