Es difícil comprender cómo en una democracia que, con sus muchos defectos, es una forma política avanzada: sustentada en la libertad, en la igualdad y por ello en el respeto, se produzcan movimientos propios de culturas teocráticas, dictatoriales y con nula aceptación “del otro”. De ese otro igual, también libre.
Cuando eso sucede, nos enfrentamos al final de una civilización. Al final de una cultura y si la democracia tiene notables fisuras es, de todas las formas, la más avanzada o la menos mala.
¿Recuerda alguien la demolición de siglos y siglos de cultura: como sucedió con los Budas de Bamiyan (Afganistán) por parte de talibanes? Bajo excusa de que atentaban contra la religión y esto por no hablar de la demolición de grandes sitios históricos como el templo de Palmira por el Isis, y suma y sigue. Nos parecía horrible y casi salvaje ¿no es cierto? Un atropello a la civilización…
Lo difícil es pensar y sobre todo: construir algo bueno. Para los Mundos de las Ideas ya estaba Platón y era mucho más inteligente que los nuevos impulsores de conceptos. Entre otras cosas porque obligaba a pensar en libertad
La democracia debería avanzar hacia la comprensión cultural amplia. Lejos de eso se suscitan ideas como la demolición, la destrucción, y todo ello me impulsa a hacer paralelismos. Algo va mal.
En el Principado de Asturias se insta a la retirada de la cruz de los caídos del Cementerio de la Carriona… ¿a ese nivel talibanesco hemos llegado? ¿O la expectativa de la demolición de la Cruz del Valle de los Caídos e incluso la Estatua de Colón en Barcelona? ¿Qué clase de virus ha infectado a la incultura? Porque si fanatismo es lo uno, es igualmente fanatismo lo contrario. ¿En pleno siglo XXI actitudes tan irracionales? Como poco sorprenden y de hecho acusan a quienes lo instan. ¿A quienes molesta?
Esto sería tan increíble como desbaratar la esfinge de Ramsés o destruir Abu Simbel o el Templo de Horus en Egipto, pues para aquellos antiguos egipcios sí, eran dioses. Por lo tanto tan susceptibles de demolición como todo lo demás. ¿Imaginan que alguien arruinara al David de Miguel Ángel por su desnudo?
Personalmente, entiendo que la destrucción por la destrucción en sí misma se corresponde con una mentalidad talibán y terrorista, jamás con una mentalidad de persona civilizada del siglo XXI sin traumas mentales —que deberían ser objeto de tratamiento psiquiátrico por su absurdo— y avanzar “progresando” hacia la cultura; hacia eso que tanto llena la boca a algunos como la igualdad y se descuartiza en la mera falta de respeto a la libertad y dignidad ajenas. Y se crece en el insulto…
Soy un ser libre. Tanto, que no me molesta que alguien no piense como yo, siempre que no se empeñe en uniformar mi mente y obligarme a hacerlo en la forma raquítica que quieren ellos, porque soy libre. No me gustan los salvadores, los dictadores y mucho menos los talibanes que intentan imponerme sus rígidas y encorsetadas formas de pensar.
No destruyan más. Lo difícil es pensar y sobre todo: construir algo bueno. Para los Mundos de las Ideas ya estaba Platón y era mucho más inteligente que los nuevos impulsores de conceptos. Entre otras cosas porque obligaba a pensar en libertad. ¡Casi nada!
Talibanes no, por favor.
Foto: Andrew «Donovan» Valdivia
Este artículo ha sido publicado en https://www.palomagonzalezloche.com/