Manuel Alejandro Rodríguez de la Peña es Doctor en Historia Medieval por la Universidad Autónoma de Madrid. Ha sido investigador invitado en el St John’s College de la Universidad de Cambridge y profesor de investigación (research fellow) en el Wolfson College, en esa misma universidad. En 2002 inició su carrera como docente en la Universidad CEU San Pablo, en la que es Catedrático de Historia Medieval desde 2021. Rodríguez de la Peña también ha desarrollado una dilatada actividad divulgadora desde los más diversos medios. Es autor de siete libros y medio centenar de artículos de investigación en varias lenguas. Hablamos de su último libro, “La Europa de Dante”.

Publicidad

¿Por qué Dante en el siglo XXI? ¿Qué le lleva a analizar una figura histórica como Dante?

Parto de una reivindicación de lo que tiene de bueno la civilización medieval, la Cristiandad medieval. Y dentro de esa civilización hay pocas figuras tan carismáticas y atractivas como Dante. No hay muchas figuras medievales conocidas, pero Dante sí lo es.

Como señala en su libro, la Antigüedad Clásica ha sido el faro y fuente de inspiración de nuestra civilización occidental. Hoy esa misma civilización pone en entredicho e incluso reniega de su origen. ¿Por qué?

Hay muchas causas. Por un lado hay una noción asentada en muchos intelectuales que es la del auto odio, es decir, renegar de tus raíces y de tu tradición en una visión de la historia en la que el “otro” es necesariamente la víctima y Occidente es necesariamente el agresor. Otra parte del problema es el adanismo, la idea del “buen salvaje”, es decir, que toda civilización, incluida la occidental, es peor que el hombre en un estado primitivo. Y la tercera noción tiene que ver con una “damnatio memoriae”, una negación de lo que es la Cristiandad. Aquí hay un elemento de rechazo a la Edad Media en lo que tiene de cristiana porque se la presenta como un momento oscuro en la que la influencia del Cristianismo fue negativa.

El mundo a partir de Mayo del 68 abandona los tres pilares para empezar una nueva identidad occidental, vacía de historia y de tradición, desde una tabla rasa

La idea de oscuridad se borra cuando se contempla la belleza de las catedrales.

En efecto, la belleza no engaña, y cuando uno ve una catedral gótica, independientemente del enfoque ideológico: ¿Cómo puede ser que una época tan oscura construyera estás catedrales?

También hay una mitificación de lo pagano, pero a un paganismo que se mezcla con lo moderno y es más un pasado casi mitológico.

Hay varias relecturas del pasado. En la Edad Media hay una reivindicación de la antigüedad pagana vista con los ojos de los humanistas, y que no tiene nada que ver con lo pagano visto con los ojos de los ilustrados. Y luego está el neopaganismo el siglo XX que tiene un toque Nietzscheano, una reivindicación de la violencia. Todo depende de con qué ojos se mire al pasado. El neopaganismo actual tiene mucho más de mito.

Su libro habla de revisar las luces de la Edad Media occidental caracterizada por “la fidelidad, la jerarquía y el honor”, citando a Le Goff, unos  valores a contracorriente en la actualidad. No es casual que esos tres principios hayan sido vaciados de contenido…

Sí, pero como muchos otros conceptos. Estos son específicamente medievales, pero lo mismo ocurre a muchos conceptos clásicos. He elegido a Dante porque es un intelectual medieval que reivindica la ciudad clásica, la Roma clásica, y que elige a Virgilio como guía en el purgatorio y el infierno, y también para reivindicar una Edad Media que lejos de ser enemiga de lo clásico estaba enamorada de la ciudad grecorromana. Defender la Edad Media es defender la Antigüedad Clásica. No hay oposición.

Su ensayo se divide en tres partes: Atenas, Roma y Jerusalén, tres pilares indisociables para entender nuestra identidad europea. ¿Cuándo y por qué Occidente empezó a mirar hacia otro lado?

Occidente decide renunciar a Jerusalén en la Ilustración, y sólo se queda con Roma y Atenas. En parte, es una respuesta al protestantismo, que decide prescindir de Roma, del mismo modo que el humanismo es demasiado Roma, y la Edad Media intenta integrar los tres elementos. El mundo a partir de Mayo del 68 abandona los tres pilares para empezar una nueva identidad occidental, vacía de historia y de tradición, desde una tabla rasa. En ese momento se desechan las tres herencias para construir un nuevo mundo, la posmodernidad, que es en el que estamos y que da la espalda al pasado.

¿Cómo volvemos atrás?

Memoria e identidad. Sin memoria una persona es un zombi, e imaginemos una familia, una ciudad, una nación o una civilización que olvida su pasado, también sería un zombi. Lo que estamos viviendo, especialmente con la cultura woke que es la forma más extrema de posmodernidad, significa que hemos roto con nuestros antepasados y efectivamente estamos en una civilización zombi. ¿Cómo lo solucionamos? Memoria e identidad. Recuperar la memoria para tener identidad. Tienes identidad si tienes antepasados y tradición. Ese es el antídoto.

“Dante è nostro”, Dante es nuestro, como dijo el Papa Paulo VI. En Italia, Dante no solo es el sumo poeta sino también -como afirma Marcello Veneziani-, “Nostro Padre”, el padre de la Patria italiana. Esa propiedad y paternidad dantesca es también europea. ¿Qué es lo que sintetiza en su figura esa identidad?

Es un tema fascinante, porque no se puede ser más italiano que Dante porque fue el equivalente a Cervantes y Nebrijs en la cultura española, fue el poeta de la identidad italiana y culturalmente es el italiano más importante.

Y piensa en Italia como en una unidad.

Sí, como Petrarca. Aunque para Petrarca sólo estaba Italia, mientras que para Dante también estaba la Cristiandad. El piensa Italia como Roma, en clave imperial, por lo que no piensa sólo en Italia, piensa en toda Europa. Es una figura fundacional para Italia, pero a la vez es el apóstol del Imperio, porque es profundamente romano.

En el libro habla del Humanismo dantesco. ¿Qué pervive hoy día esa idea humanista de Dante?

Ese legado se ha perdido en parte, pero queda el sueño de las humanidades clásicas y el sueño de un ideal político que toma como referencia a la Antigua Roma. Pero es muy minoritario y, de hecho, he escrito el libro porque el legado de Dante está muy olvidado, incluso el proyecto europeo es una traición al sueño de Dante porque es una Europa de mercaderes en la que las identidades nacionales estorban. El universalismo dantesco era un proyecto de Europa o de Cristiandad que no iba contra las identidades nacionales. El problema es que algunas de las ideas actuales son, como diría Chesterton, antiguas ideas cristianas que se han vuelto locas y se confunden los conceptos, y esto es lo que sucede con Dante. Lo que los humanistas italianos soñaban y decían no es lo mismo que se está defendiendo hoy día.

¿Esto tiene que ver con la pérdida de la trascendencia?

Sí, sí eliminas la religión de la ecuación, sí eliminas Jerusalén, ya no hay Dante. Y no es sólo eso, es que incluso la visión de Roma y Atenas es distinta. La romanidad o la tradición helénica también han sido descartadas, aunque se haya hecho de una manera más sutil que con lo cristiano, que ha sufrido una hostilidad evidente desde la Revolución francesa. Lo grecorromano ha sido desechado desde mayo del 68 de una forma no explícita.

El legado de Dante está ahí, pero nuestros proyectos actuales culturales y políticos son una traición no a Dante, si no a toda la civilización occidental.

¿Podemos volver a Dante en una civilización que no distingue el bien del mal?

Sin bien ni mal no hay civilización. Distinguir el bien y el mal es un logro de la civilización.

Dante eligió a Virgilio para ser su guía en su viaje por el Infierno y Purgatorio. ¿Quién debería ser hoy el guía para atravesar difícil viaje que atraviesa Europa y Occidente?

Yo he elegido a Dante, pero elegir a un personaje contemporáneo es difícil. Creo que elegiría a Tolkien porque tiene la dimensión literaria, la filosófica y la religiosa. Sus ideas eran buenas, aunque no tuvo actividad política. Tolkien tiene un microcosmos literario que te da todas las respuestas.

En el mundo de hoy ya no hay conflictos como los que enfrentaron a papas y emperadores en esa Europa de Dante, sino complejos equilibrios geopolíticos quizás más peligrosos que los de entonces, ya que en la actualidad el destino de Occidente está en juego y en competencia con otras civilizaciones incompatibles. ¿Cómo imagina a Dante en el presente contexto?

Esa situación se da también en la época de Dante, con las incursiones islámicas en el Mediterráneo, si bien es cierto que con menor intensidad que en el pasado y en lo que será el período posterior con los otomanos. Para Dante, el islam es una amenaza y una oportunidad. Una amenaza porque tiene muy claro que Mahoma es un heresiarca y por eso lo sitúa en el infierno en La Divina Comedia, y por ese motivo varias asociaciones islámicas en Italia han querido prohibir su obra. Pero, al mismo tiempo, Dante valora, como toda la tradición medieval, el saber árabe.

En el islam de aquella época, a diferencia del actual, había campos en los que los árabes aún tenían cierta superioridad, y, por eso, los sabios y reyes medievales tenían claro que había que aprender de ellos sin olvidar que eran una amenaza. Hubo Cruzadas, pero también hubo una escuela de traductores de Toledo.

¿Por qué ser mecenas de Disidentia? 

En Disidentia, el mecenazgo tiene como finalidad hacer crecer este medio. El pequeño mecenas permite generar los contenidos en abierto de Disidentia.com (más de 2.000 hasta la fecha), que no encontrarás en ningún otro medio, y podcast exclusivos. En Disidentia queremos recuperar esa sociedad civil que los grupos de interés y los partidos han arrasado.

Ahora el mecenazgo de Disidentia es un 10% más económico al hacerlo anual.

Forma parte de nuestra comunidad. Con muy poco hacemos mucho. Muchas gracias.

Become a Patron!