«Cambiar el mundo, amigo Sancho, no ni utopía ni locura, es justicia». Don Quijote.
Jamás hubo peor gobierno en el país teniendo que manejar una circunstancia tan grave como una pandemia mundial que nos ha azotado y seguirá haciéndolo hasta la médula por la sencilla razón de que no hay medidas razonables ni sensatas. Al menos en mi opinión.
Incoherencias para asustar a cualquier persona con dos dedos de frente. Un gobierno de “expertos que no existen” dictando órdenes que son próximas a una película cómica porque si la afrontamos desde la realidad parece una situación imposible. Por un lado con toda suerte de prohibiciones y estados de alarma y por otra siendo partícipes ellos mismos de una celebración de alcurnia “dando ejemplo”. O aquél que hacía surf mientras España se quebraba de dolor… porque el dolor existe. Sigue existiendo.
Una vicepresidente que hace un par de días se congratula y ofrece como noticia del día y magno logro del gobierno el recuerdo del traslado del ataúd de Franco hace un año para lo que no se escatimaron medios. Es curioso, puede que con sus saneados sueldos esta noticia sea muy importante, pero dudo que lo sea para quien tiene que acudir a instituciones como Cáritas para obtener la alimentación de su familia en largas colas. Es como si padecieran el síndrome del nuevo rico ¡¡¡a costa de todos!!! Por cierto… ¿no era esto lo que hacía que ellos mismos se levantaran contra otros gobiernos de otro signo? Esto es una burla.
Una pretensión anticonstitucional y obviamente ilegal de prolongar un Estado de Alarma sin rendir cuentas en el Congreso sine die… Y se propone por las buenas y no se manda muy lejos al promotor. Otra pretensión de cercenar la libertad de opinión para disfrazarla de “delito de odio” de forma que nadie pueda atacar los desatinos del gobierno. Sin duda… estamos en una película cómica. Esto no se puede considerar algo “en serio”. Esto no puede ser real…
La actitud pasiva de la oposición me induce a pensar que debe existir alguna jugada que desconocemos porque de lo contrario son partícipes necesarios por no brindar otro calificativo mucho más duro. Tendremos que esperar. Tanta insensatez no tiene cabida.
Algo tengo claro. Es imprescindible consolidar un gobierno que se comprometa al cambio de la ley electoral y de partidos de forma que esta cadena de negociaciones bajo cuerda no burle el voto ciudadano como viene siendo hasta ahora y que ya es de todo punto inadmisible. Tendremos que lograrlo, sin esto… cabe predecir un auténtico desastre más destructor que la propia pandemia.