El neopuritanismo impone la política demente. Pero ¿qué es la política demente? Pues es aquella que coloca en el centro del debate los glúteos que “pornifican” a la mujer en un festival de canciones, que convierte la regla femenina en un asunto de derechos civiles o que cambia el nombre de «mujer» por el de “persona menstruante”, como ha sucedido en el Parlamento de Chile. Es la política que, en definitiva, vigila los cuerpos y sus funciones fisiológicas mientras silencia las verdaderas necesidades de una sociedad con casi un millón de personas sumidas en la pobreza, otros 10 en su umbral y una clase media que se desmorona. Es simplemente el recurso al escándalo como forma de ocultar la ruina, está sí impúdica, provocada por quienes, por su manifiesta incompetencia, no deberían estar en la política.
Con David Cerdá, economista y filósofo, y Javier Benegas, editor de Disidentia.
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