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«El individuo con aspiraciones, que es capaz de emprender, innovar y generar esa riqueza que necesitamos, no puede seguir en el absoluto desamparo, aterrorizado y siendo víctima propiciatoria de un creciente expolio»
Efectivamente, Javier. El Estado se ha convertido en un ente voraz, imprevisible y peligroso para el emprendimiento, la iniciativa privada y para cualquier planificación a medio plazo. Y ya no se trata solamente de los efectos perniciosos que ha tenido la ralentización de máquina burocrática para expedir todo tipo de trámites, es que el creciente expolio en todos los órdenes se ha evidencia con más intensidad en este año de pandemia. Impuestos confiscatorios e irracionales que no se corresponden con el cese de actividad parcial o total, impuesta por decreto.
Más de 3.2 millones de autónomos en nuestro país, los grandes olvidados de esta crisis, verán nuevamente incrementada su cuota a la S.S como regalo de Navidad, en medio de un horizonte de incertidumbre sin precedentes e incubado en un extenso estado de alarma inconstitucional, que servirá para ahogar más si cabe al sector privado.
Me temo que los presupuestos presentados y las ayudas europeas para salir del atolladero solo servirán para mantener y rescatar a todos los que viven del sector público, dejando a la fría intemperie al resto. Igual que en el hundimiento del Titánic, los escasos botes salvavidas se reservaron para los cruceristas privilegiados de primera clase. El resto del pasaje quedó atrapado sin poder liberarse de su celda.
Dejo esta reflexión en la que se hace un llamamiento a las «nuevas élites» de todos los ámbitos de la sociedad que pueden permitirse el lujo de aportar. Élites neutrales e indiferentes con la deriva del país que deberían dejar de esconder la cabeza debajo del ala y tomar partido en lo que está pasando, pero no a la sombra del Boe, claro.
https://theobjective.com/elsubjetivo/los-neutros/
«Hoy, quizá, el mismo llamamiento podría hacerse, pero no a las clases medias, asfixiadas como están por la pandemia, preocupadas por el sostenimiento de sus hogares más que de cualquier otro asunto. Hoy, quizá, el mismo llamamiento habría que hacerlo, alto, claro y firme, para que las élites, nuestros nuevos neutros, tomaran parte en el devenir del país»
El socialismo por definición es un ladrón y cuando ya te ha robado todo, también te roba la vida. Sin ese proceso implacable no puede imponer su totalitarismo. Por eso en las socialdemocracias el ministerio por excelencia de control del individuo es el Ministerio de Hacienda. Sabe más de ti que todo el resto de los ministerios juntos. Y de ese control claramente totalitario solo se escapan quienes lo dirigen (socialistas de derechas e izquierdas), porque dicho control totalitario solo puede implantarse si está legitimado por el socialismo. Ya sabéis, «Hacienda somos todos».
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