Contaba Camille Paglia un suceso que, aunque parezca extraído de una hilarante comedia televisiva, sucedió en el mundo real. Fue en 1991, en la Universidad Estatal de Pensilvania. Una profesora de Cultura inglesa y Estudios de la Mujer se escandalizó por la presencia en el aula del retrato de Francisco de Goya: La maja desnuda. Indignada, protestó airadamente porque la presencia de la pintura constituía “acoso sexual” e infringía las leyes federales orientadas a evitar la «hostilidad en los lugares de trabajo”…

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El monstruo impasible

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