Nuestro Sánchez, que ya le ha advertido a Putin de que no se va a salir con la suya, se siente liberado de cualquier temor o timidez una vez que ha alojado al sanedrín de la OTAN y ha hecho hueco a un par de destructores americanos en Rota. Al haber despejado las dudas sobre la solidez de su figura, ha decidido que es el momento de cantarle las cuarenta a esta Europa obsesionada con el ahorro y le ha dicho que nuestro gas es para nosotros y lo gastamos como queremos. Nada de ahorrar el 15% que pide Europa porque nosotros no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, contra lo que hacen en Europa, y no nos merecemos una medida tan restrictiva y austericida, tan antidemocrática.

Publicidad

Ser presidente de España es una magnífica escuela para aprender a hacerse el listillo en Europa. Sánchez le va a aplicar a los cabezones de Bruselas la misma táctica que emplean los presidentes autonómicos con el inquilino de la Moncloa: tu paga y calla, ni se te ocurra apretarnos el cinturón que te tenemos cogido por dónde duele y podemos apretar un poquito más siempre que sea necesario.

Sánchez le va a aplicar a los cabezones de Bruselas la misma táctica que emplean los presidentes autonómicos con el inquilino de la Moncloa: tu paga y calla

Esta actitud le ha parecido siempre normal a Sánchez que, en el fondo, es una especie de liberal reprimido y cree que cada cual tiene que mirar por lo suyo, como él mira por su familia y su partido, que son sus amigos, sin ir más lejos. Total, que ha decidido adoptar en la UE un papel reivindicativo, pedir siempre sin dar nada nunca, que es el que mejor cuadra a su carácter resistente y radical.

Europa tiene que avalarnos nuestras cuentas, financiar el gasto, impedir que los buitres atenten contra nuestro euro, etc., pero ya se lleva el mordisco del IVA, así que no debe pedirnos nada. Europa está para dar, no para pedir, del mismo modo que España está para dar y las autonomías para pedir, esto es lo que piensa Sánchez y como es un político honesto y coherente ya le ha dicho a Bruselas que el gas español no se toca, que es nuestro porque nuestro dinero (del que el BCE nos da) nos ha costado y que no vamos a tolerar que nadie nos dicte cómo y cuándo lo gastamos.

Como somos solidarios, los que más, en realidad, les pasaremos algo de lo que nos sobre, pero lo haremos conforme a nuestras disponibilidades y necesidades, sin que nadie en Bruselas nos pueda dar instrucciones en una política tan necesaria para el bienestar social y porque no vamos a permitir que un problema ajeno enturbie el prometedor panorama económico español y ponga en riesgo el merecidísimo triunfo electoral de los progresistas que son los únicos que garantizan la solidaridad, eso sí, bien entendida.

Sánchez bien potreado por los nacionalistas catalanes y vascos, y por los émulos de todas partes, ya sabe que la política consiste en sacarle al de arriba lo que necesita el de abajo, y si hay que pinchar, se pincha, si hay que plantarse se planta uno porque defender lo propio es la obligación de todo buen gobernante democrático. Bruselas tendría que estarse preparando, como hacemos en España, para pagar los déficits que nos afecten, para hacerse cargo de cualquier gasto extra, en especial si se origina por causas ajenas a nuestra voluntad, que son la mayoría, y para respaldar sin el menor gesto de desaprobación, todas las cuentas sociales, que haya que pagar. Así lo hacemos en España y nos va bien, porque no importa demasiado que los números crezcan si las cosas están como es debido.

Lo que quiere Europa es intolerable, quiere que dejemos de consumir un 15% del gas que poseemos para que los halcones del austericidio puedan pasar un invierno calentito, y no vamos a consentir, de momento, tamaño abuso. No es de recibo que quienes han sido muy exigentes y egoístas a la hora de restringirnos los fondos comunitarios, que como la propia palabra indica son comunes, pues no son de nadie, pretendan ahora arrebatarnos el gas que hemos almacenado debido a nuestra inteligente política energética y por nuestro carácter previsor. Esta pretensión no es que sea insólita, es que es pura antipolítica, quitarles a los pobres sus ahorros para que los ricos vivan de manera más desahogada.

La solidaridad es muy importante, pero hay que entenderla bien, de lo contrario se presta a abusos bien conocidos en esta España autonómica que tan bien está funcionando para pasmo universal.  Es España quien debe atender a las necesidades de sus nacionalidades y regiones, y no al revés, como quería el franquismo, por si no lo recuerdan. Del mismo modo, Europa, ya queda dicho, está para dar apoyo, no para pedirlo, para financiar el gasto, siempre creciente, no para recortarlo, y así debe ser, de forma que Sánchez no piensa dejarse intimidar por Bruselas y ya ha puesto a la incombustible ministra de la cosa, la vicepresidenta Ribera, a hacer bien los cálculos para que no se diga que estamos tirando la casa por la ventana o que no cumplimos con las directrices correctas. Al parecer hay previsto un plan por si en Bruselas se hacen los incomprendidos, se está pensando en que vaya la ministra Montero (la de Hacienda, no la otra, que tenemos dos) en persona a explicar las cosas bien clarito dondequiera que haga falta.

En Europa se están haciendo un poco de lío con esto de la energía, además de no hacer bien sus deberes, como queda claro por la inaudita pretensión de que rebajemos nuestro consumo de gas por necesidades ajenas, y están tan confundidos que han llegado a calificar como energía verde a la energía nuclear, un paso atrás intolerable en la lucha contra el cambio climático que nos está causando los terribles incendios que padecemos.

Como es sabido, el cambio climático ha obligado a Sánchez a coger el avión y el helicóptero, aunque no a la vez, para inaugurar la alta velocidad en Extremadura, un hito que se ha logrado en tiempo récord, un par de décadas apenas, y a base de vía única y tracción diésel, aunque solo al principio, que pronto se electrificará lo que haga falta.

Sánchez está dispuesto a jugarse su prestigio, que nadie discute, en Europa y ante quien sea, para poner coto a estos abusos autoritarios y antidemocráticos. Sobre la energía nuclear ya ha hablado con claridad y rigor Diana Morant (otra ministra, tenemos catorce) que lleva la cartera de tecnología «No debemos apostar por ella. Que no se engañe a la ciudadanía con soluciones populistas», y no nos vamos a dejar engañar por esas triquiñuelas de Bruselas con la energía nuclear que es pan para hoy y hambre para mañana.

Si se me permite una reflexión final, es muy triste que Bruselas esté cayendo en este populismo inadecuado en asuntos de tanta trascendencia. Menos mal que al frente de la nave nacional (no sé si habría que decir flotilla para no minusvalora a las regiones y menos aún a las nacionalidades) está un político de principios firmes, de ideas claras y de inequívoca voluntad de servir a la democracia como es Pedro Sánchez, así pues podremos dormir tranquilos porque no habrá ni restricciones en el gas ni blanqueo de la energía nuclear considerándola verde.

Las cosas son como son, Europa que se limite a pagar y que se olvide de exigirnos sacrificios sin futuro: a lo dicho, todos solidarios y ecologistas que, si no, arde el campo. ¡De la que nos estamos librando, por Dios!

Foto: david Griffiths.


Por favor, lee esto

Disidentia es un medio totalmente orientado al público, libre de cualquier servidumbre partidista, un espacio de libertad de opinión, análisis y debate donde los dogmas no existen, tampoco las imposiciones políticamente correctas. Garantizar esta libertad de publicación depende de ti, querido lector. Sólo tú, mediante el pequeño mecenazgo, puedes salvaguardar esa libertad para que en el panorama la opinión y el análisis existan medios alternativos, distintos, disidentes, como Disidentia, que abran el debate y promuevan una agenda de verdadero interés público.

¡Conviértete en patrocinador!

Artículo anteriorLos costos de la privacidad y la reputación
Artículo siguienteUna profunda crisis de legitimidad
J.L. González Quirós
A lo largo de mi vida he hecho cosas bastante distintas, pero nunca he dejado de sentirme, con toda la modestia de que he sido capaz, un filósofo, un actividad que no ha dejado de asombrarme y un oficio que siempre me ha parecido inverosímil. Para darle un aire de normalidad, he sido profesor de la UCM, catedrático de Instituto, investigador del Instituto de Filosofía del CSIC, y acabo de jubilarme en la URJC. He publicado unos cuantos libros y centenares de artículos sobre cuestiones que me resultaban intrigantes y en las que pensaba que podría aportar algo a mis selectos lectores, es decir que siempre he sido una especie de híbrido entre optimista e iluso. Creo que he emborronado más páginas de lo debido, entre otras cosas porque jamás me he negado a escribir un texto que se me solicitase. Fui finalista del Premio Nacional de ensayo en 2003, y obtuve en 2007 el Premio de ensayo de la Fundación Everis junto con mi discípulo Karim Gherab Martín por nuestro libro sobre el porvenir y la organización de la ciencia en el mundo digital, que fue traducido al inglés. He sido el primer director de la revista Cuadernos de pensamiento político, y he mantenido una presencia habitual en algunos medios de comunicación y en el entorno digital sobre cuestiones de actualidad en el ámbito de la cultura, la tecnología y la política. Esta es mi página web