Hace tiempo que la derecha fue proscrita en base a una imposición: que la democracia o es progresista o no es democracia. Para el socialismo en sus distintas formulaciones, desde la más edulcorada, la socialdemocracia, hasta la más ácida, el chavismo, la democracia debe aspirar a ser un status sin posibilidad de alternativa; a lo sumo, un sufragio aristocrático sometido a la pureza de la sangre, es decir de las ideas. Así, a pesar de que formalmente la democracia occidental siga siendo un sistema de alternancia del poder, hace tiempo que no lo es de las ideas. Gobierne quien gobierne, las ideas son esencialmente las mismas. Todo lo que las desafíe es motivo de alarma antifascista.
PODCAST con José Luis González Quirós, filósofo, ensayista y analista político, y Javier Benegas, editor de Disidentia.
Foto: Luis García.