Uzay Bulut es una periodista y analista política turca exiliada. Sus artículos han sido publicados en distintos medios como el Washington Times, Christian Post, Jewish News Syndicate, Al-Ahram Weekly, American Spectator, American Conservative, Providence y Jerusalem Post. Su labor periodística se centra principalmente en los derechos humanos, la política y la historia turcas, y las minorías religiosas en Oriente Próximo y Asia. En la actualidad, Bulut está realizando un doctorado en estudios internacionales y es investigadora del Philos Project. También forma parte del consejo asesor de la serie de documentales educativos “Faces of Persecution: Exploring Global Religious Oppressions”.

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Usted se ha manifestado en contra del gobierno de Erdogan y denuncia la existencia de miles de presos políticos. ¿Qué consecuencias ha tenido para usted tomar esta postura?

Hay miles de presos políticos en las cárceles turcas. Si eres disidente, el gobierno turco puede llamarte “terrorista” sin ninguna prueba real. Puedes pasar años en la cárcel, sufriendo malos tratos e incluso tortura por ser “terrorista” o por otros delitos políticos como ”insultar al presidente”. He escrito mucho sobre este tema, ya que las detenciones arbitrarias y la tortura de presos políticos son uno de los principales abusos contra los derechos humanos en Turquía, lo que también demuestra la naturaleza dictatorial del gobierno.

Parece que las personas, las organizaciones y los gobiernos tienen diferentes motivos para negar la persecución de los cristianos. El miedo a los islamistas es sólo un factor

Uzay Bulut
Uzay Bulut.

Empecé a trabajar en 2013 como periodista mientras estaba en Ankara. Dejé Turquía por voluntad propia hace unos 8 años para trabajar en el extranjero como periodista. Entonces también había cierta presión sobre los periodistas disidentes en Turquía, pero nunca fui perseguida ni detenida. Así que mi situación de exilio es autoimpuesta. No hui ni me vi obligada a abandonar Turquía. Pero si me hubiera quedado, no podría escribir las cosas que escribo ahora. Probablemente tendría que dejar el periodismo o me encarcelarían. Así que mi amor por la escritura y el periodismo ha triunfado sobre todo lo demás. Desde que dejé Turquía, he vivido en Estados Unidos y luego en Israel. Actualmente resido en Grecia. Debido a mis escritos, he sido blanco de la prensa turca y de algunos diplomáticos turcos. A menudo recibo amenazas en las redes sociales. Y la consecuencia más grave de mi trabajo periodístico es que no he podido visitar Turquía en los últimos 8 años. Echo mucho de menos mi lugar de nacimiento.

En los últimos años ha habido una clara tendencia a la islamización, como la decisión de convertir la catedral de Santa Sofía en mezquita. Este es el caso más conocido, pero creo que hay muchos más.

El abuso turco de las iglesias tiene una larga historia. Durante el Imperio Otomano, cuando los turcos invadían y conquistaban las principales ciudades, la iglesia más importante se convertía en una “mezquita de conquista”. Esto se hacía para demostrar la dominación islámica y su supremacía a los kafirs (infieles) cristianos. Pero la destrucción o el abuso de las iglesias culminó durante y después del genocidio cristiano en la Turquía otomana, que tuvo como víctimas a armenios, asirios y griegos. Según las investigaciones de los profesores de historia Benny Morris y Dror Ze’evi, entre 1894 y 1924 “unos 4 millones de cristianos fueron asesinados o expulsados por la fuerza de Turquía y los territorios adyacentes de Tracia oriental, Urmia y el Cáucaso meridional”.

Desde entonces, innumerables iglesias han sido destruidas o reconvertidas en otros usos, como mezquitas o establos. Muchas son también objetivo de los buscadores de tesoros. Todo ello se debe en gran medida a la supremacía islámica contra los no musulmanes y a su deseo de acabar con todo lo que pertenece a los no musulmanes. En la actualidad, los cristianos sólo representan el 0,1% de la población total de Turquía.

Un ejemplo muy reciente es el norte de Chipre, donde las autoridades turcas planean convertir en mezquita un histórico monasterio.

Desde 1974, Turquía ha ocupado ilegalmente el 36% de la parte norte de la República de Chipre, miembro de la UE. A lo largo de este periodo, cientos de iglesias, capillas y monasterios de la zona ocupada han sido saqueados, vandalizados y, en algunos casos, demolidos. Muchas iglesias se convirtieron en mezquitas, depósitos del ejército turco, corrales o graneros, entre otras cosas. Muchos cementerios cristianos, así como un cementerio judío en la zona ocupada, fueron demolidos.  Los invasores robaron de Chipre muchas reliquias culturales, de iglesias y otros lugares, y las llevaron de contrabando al extranjero. Durante los últimos 49 años, Turquía y su régimen ilegal en la zona ocupada de Chipre han destruido en gran medida el patrimonio cultural y religioso griego de la zona ocupada.

Hoy el norte ocupado es de mayoría turca porque Turquía ha cambiado por la fuerza la estructura demográfica. Las tropas turcas cometieron muchos crímenes, como asesinatos, violaciones de niños y mujeres, detenciones ilegales y torturas, desapariciones forzadas y confiscación ilegal de propiedades y tierras, entre otros. Los grecochipriotas y otros chipriotas cristianos fueron desplazados a la fuerza de la región durante la invasión militar de 1974, y sustituidos por colonos ilegales procedentes de Turquía.  Si se me permite hacer una analogía, esto sería similar a que los musulmanes invadieran militarmente España una vez más y restablecieran Al-Andalus en las tierras soberanas de España tras expulsar a los españoles.

Otro de los ejes fundamentales de la política de Erdogan es su intervencionismo. Usted la define como neo-otomanismo, ¿por qué?

El neo-otomanismo es una ideología turca irredentista e imperialista que pretende revivir en la medida de lo posible las tierras del extinto Imperio Otomano. El Imperio Otomano invadió y capturó tierras en Europa, Asia y África. De ahí que la ideología neo-otomanista de Turquía afecte a grandes extensiones de tierras y sea evidente en su política exterior.

La política turca hacia casi todos sus vecinos es agresiva. Las fuerzas armadas turcas ocupan ilegalmente partes de Chipre y Siria. Con el pretexto de “luchar contra el terrorismo del PKK”, bombardean regularmente Irak, incluidas las tierras de los perseguidos yazidíes y asirios. La guerra de 2020 de Azerbaiyán contra los armenios de Artsaj y el bloqueo en curso también han contado con el apoyo de Turquía. Turquía también viola a menudo el espacio aéreo y las aguas territoriales griegas y amenaza con invadir las islas griegas del mar Egeo. También está la implicación y cooperación turcas con grupos terroristas yihadistas. El gobierno de Turquía lleva varios años apoyando a los yihadistas de otras naciones. Entre ellos figuran ISIS, Hamás, grupos afiliados a Al Qaeda en Siria, los Hermanos Musulmanes y los talibanes, entre otros. De ahí que las visiones y actividades panislamistas y neo-otomanistas de Turquía provoquen inestabilidad, muertes y destrucción en toda la región.

Ha mencionado el apoyo de Turquía a Azerbaiyán en su guerra contra Armenia. Los azeríes se saltaron los acuerdos de paz y mantienen un bloqueo desde julio sobre Nagorno-Karabaj. Hay voces que empiezan a hablar de hambruna y genocidio, ¿qué está pasando en Nagorno-Karabaj?

Desde diciembre de 2022, durante más de 8 meses, los armenios autóctonos de la República de Artsaj (Nagorno-Karabaj), en el Cáucaso Meridional, han estado expuestos a un asedio a manos del gobierno de Azerbaiyán, que ha causado hambre y angustia mental a 120.00 armenios que viven en la región. Azerbaiyán ha bloqueado la única carretera entre Artsaj y el mundo exterior. Así que actualmente, los armenios de Artsaj están asediados en su propia tierra, casi sin alimentos, medicinas ni combustible.  Según la Oficina del Defensor de los Derechos Humanos de Artsaj, incluso el suministro de pan se está agotando y, en pocas semanas, no quedará comida.

Con este bloqueo, Azerbaiyán pretende apoderarse de la región obligando a los armenios a huir de su tierra natal. Pero Artsaj es verdaderamente armenio. La historia de Artsaj como entidad armenia se remonta aproximadamente al siglo VI a.C. La primera escuela armenia de la historia, el monasterio de Amaras, se estableció en Artsaj. En la década de 1920, el dictador soviético Stalin concedió Artsaj al Azerbaiyán soviético como oblast autónomo dentro de su estrategia de «divide y vencerás». Pero Artsaj nunca ha formado parte del Azerbaiyán independiente. Históricamente ha sido parte integrante de Armenia. El 10 de diciembre de 1991, pocos días antes del colapso oficial de la Unión Soviética, Artsaj celebró un referéndum en el que la inmensa mayoría de la población (99,89%) votó a favor de la independencia.  Así pues, en 1991, durante la disolución de la Unión Soviética, se declararon dos repúblicas independientes y jurídicamente iguales: Azerbaiyán y Artsaj.

Luis Moreno Ocampo, fiscal fundador de la Corte Penal Internacional (CPI), ha calificado el actual bloqueo azerí contra Artsaj de «genocidio». Por lo tanto, toda esta violencia genocida tiene lugar debido al odio obsesionado de Azerbaiyán hacia los armenios y a su deseo regresivo de capturar tierras armenias. Actualmente, Artsaj es el único lugar del planeta asediado por un gobierno hostil y sin acceso al mundo exterior. Sus habitantes se mueren literalmente de hambre.

¿A qué se debe  el ensordecedor silencio internacional sobre este asunto? ¿Es debido al gas y petróleo de Azerbaiyán o también a la influencia de Turquía en Occidente?

Ambos desempeñan un papel importante, pero no deberían. Estamos siendo testigos de un genocidio en tiempo real. Azerbaiyán es una dictadura asesina, y la comunidad internacional debería adoptar la postura necesaria contra el régimen azerí. Esta postura incluiría que los gobiernos estadounidense y europeo sancionaran a los líderes políticos azeríes, enviaran ayuda humanitaria urgente a Artsaj y reconocieran oficialmente Artsaj para evitar futuros crímenes por parte de Azerbaiyán y Turquía.

Sobre la influencia turca en Europa, ¿qué papel cree que tienen el control de la inmigración y la financiación de la Hermandad Musulmana en muchos países europeos?

La inmigración islámica masiva es uno de los principales problemas a los que se enfrenta Europa en la actualidad, unido al descenso de la tasa de natalidad de los europeos. De hecho, Europa también tiene una larga historia de invasión islámica. Pero la inmigración masiva, sobre todo de musulmanes, ha sido, y sigue siendo, parte de una ideología expansionista impulsada por los Demócratas estadounidenses y el ejecutivo de la UE. La idea subyacente parece ser utilizar la inmigración musulmana, especialmente en Europa, como una especie de catalizador social para crear una “falsa conformidad”, para acabar gradualmente con las naciones y con la verdadera riqueza de Europa: su diversidad cultural.

Al parecer, el ejecutivo de la UE quiere federalizar Europa. Parece pensar que el islam puede ayudar considerablemente a conseguir este objetivo. Incluso podría creer ingenuamente que comparten el mismo objetivo expansionista. Pero está alimentando al cocodrilo.

Veamos el caso turco, por ejemplo. En muchos países de Europa, los turcos étnicos votaron abrumadoramente al presidente turco Recep Tayyip Erdogan en las últimas elecciones presidenciales turcas. Los neonazis supremacistas turcos, también conocidos como los Lobos Grises, se han convertido en una fuerza política en Europa. En 2020, el ministro francés del Interior, Gerard Darmanin, anunció en Twitter la prohibición del grupo en Francia. “Incita a la discriminación y al odio y está implicado en acciones violentas», escribió. El anuncio se produjo después de que un monumento conmemorativo del genocidio armenio de 1915 en las afueras de la ciudad de Lyon fuera pintarrajeado con grafitis amarillos y lemas pro-turcos. Los Lobos Grises son responsables de muchos actos de violencia, incluido el intento de asesinato del Papa Juan Pablo II en 1981. Pero siguen estando bien organizados en muchas partes de Europa, sobre todo en Alemania y Austria.  También lo está la Hermandad Musulmana, que pretende establecer un Estado de la sharia a escala mundial. La pregunta es: ¿Por qué las naciones europeas permiten que organizaciones tan hostiles operen en suelo europeo?

El caso del bloqueo de Artsakh no es, desgraciadamente, el único en el que los grandes medios permanecen indiferentes, la brutal persecución de los cristianos en Pakistán o las habituales matanzas en África pasan casi desapercibidas. ¿Por qué ocurre esto?

Parece que las personas, las organizaciones y los gobiernos tienen diferentes motivos para negar la persecución de los cristianos. El miedo a los islamistas es sólo un factor. Lamentablemente, muchos temen que si hablan con sinceridad sobre la yihad y sus raíces teológicas, serán el blanco de los yihadistas. La corrección política es otro factor. Es más fácil y más cómodo mentar la perdiz y “estar a salvo” sin “ofender” los sentimientos de nadie. Otro factor es la avaricia, cuando periodistas y políticos se ven comprometidos por tratos financieros que restringen la integridad o determinan el contenido de sus informaciones. También parece que muchas personas en posiciones de poder piensan que si hacen como el avestruz, la amenaza o el problema de la yihad o de la opresión de los no musulmanes por la sharia desaparecerá.

Las visiones equivocadas del mundo también influyen en esta negación.  Creo que muchas personas -en los gobiernos y en los medios de comunicación- están cegadas por falsas opiniones sobre el mundo. Creen que todas las religiones son básicamente iguales, que el sslam es una religión de paz, o que “el imperialismo occidental o el colonialismo europeo” causan la violencia o la reacción de los musulmanes en Oriente Próximo, África y Asia, etc. No parecen entender el poder de la fe y cómo la religión afecta a la forma de pensar y actuar. O no entienden el islam o niegan sus enseñanzas. Pero no es ciencia espacial: Dadas sus escrituras y su historia global, uno puede ver que el islam ha perseguido a todas las demás religiones.

La negación es el núcleo del problema. Sin embargo, la negación no tiene ningún efecto sobre la verdad. Y la verdad es que los cristianos son ahora la comunidad más perseguida por los musulmanes. La islamización amenaza la diversidad cultural e intelectual de la humanidad. Se trata de un asunto grave. No puede ignorarse. Está en juego el futuro de Europa y de la cristiandad en todo el mundo.

Foto: Amir Arabshahi.

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