A pesar de que le texto presentado de la Ley de amnistía pretende evitar que el Supremo y otros tribunales paralicen su aplicación, la barbaridad es de tal magnitud, tan difícil de digerir y consumar a medio plazo, no ya por el entramado jurídico español sino también de la Unión Europea, que diríase que Sánchez, en su huida hacia delante, ha planeado timar a todos, a los españoles y a sus socios secesionistas, sin importarle, claro está, que en el transcurso de este colosal timo, la convivencia entre españoles salte por lo aires.