Javier Rubio Donzé es arquitecto e historiador. Fundador de Academia Play, una plataforma líder en el campo de la divulgación histórica con más de tres millones de seguidores, ha publicado varios libros de divulgación histórica: “La historia como nunca antes te la habían contado”, “La historia de España como nunca te la habían contado” y “Veinticinco grandes batallas de la historia”. Su último libro “España contra su Leyenda Negra: Mitos, agravios y discursos”, analiza la Leyenda Negra y su vigencia en la actualidad, además de la aparición de un nuevo hispanismo que pretende hacer política con la Hispanidad y la Leyenda Negra.

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Acaba de publicar un libro sobre la Leyenda Negra, uno que se suma a muchos otros de reciente publicación sobre este tema. Parece evidente que la Leyenda Negra sigue viva.

Sí, la Leyenda Negra sigue muy viva. Es verdad que en el ámbito académico no solemos encontrarnos con artículos legronegendarios, pero en el día a día, en películas y series, la vemos una y otra vez. También en boca de algunos políticos, porque sirve para apuntalar los discursos de ciertas ideologías. La izquierda española, sobre todo la extrema izquierda, compra sus tesis, y también la izquierda en Hispanoamérica o incluso el canal Russia Today. Se sigue usando, pero creo que hay que desdramatizarlo y aprender a relativizarlo. Muchos supuestos hispanistas dicen que hay una pugna geopolítica de bloques, y que el bloque anglosajón, nuestro enemigo acérrimo, lo utiliza para socavar el prestigio de España. Eso pudo ocurrir en los siglos XVI y XVII, o durante la guerra contra Estados Unidos en 1898. De hecho, el término “Leyenda Negra” surge a raíz de esta guerra durante una conferencia en París de Emilia Pardo Bazán, en 1899, para definir los ataques contra España de la prensa amarillista estadounidense. En aquellos momentos eso tenía un sentido, para justificar sus acciones en la guerra, pero ahora eso no lo veo. De hecho, todos los presidentes de Estados Unidos celebran desde 1968 la “Hispanic Heritage Week”, la semana de la herencia hispánica, que Ronald Reagan convirtió en mes de la herencia hispánica, y todos los años el presidente estadounidense da un discurso en el que se loan figuras como las de Colón o Junípero Serra. No se ven políticas dirigidas desde el Estado para socavar el prestigio de España.

Javier Rubio Donzé.

Quitando el carácter político, como en el movimiento indigenista, la Leyenda Negra tiene un fuerte componente de cultura popular. Por ejemplo, en el caso de la mal llamada “Armada Invencible”, los académicos ingleses reconocen su carácter propagandístico, pero claro, otra cosa es que eso llegue al inglés corriente.

Pero cada vez está más desmentido, incluso la BBC emitió un documental desmintiendo el mito de la Armada Invencible y muy critico con el discurso nacionalista que surgió con Isabel I. Incluso en Estados Unidos, donde vemos el discurso anticolonialista del movimiento woke, el ataque no es exclusivo contra España, sino contra todos los países europeos. En el libro hago una relación de todas las estatuas derribadas desde el año 1992, y en 2020, con la muerte de George Floyd, se atacan incluso las estatuas de los padres fundadores, es decir, no es un movimiento antiespañol. Incluso hay una cierta hispanofilia estadounidense. Richard L. Kagan lo explica muy bien en un libro que se llama “El embrujo español”. Es decir, no sólo hay hispanofobia, como muchos nos quieren hacer creer.

Hollywood sí es un fiel seguidor de la Leyenda Negra. Por ejemplo, en películas muy recientes como “Rezar por el diablo” o “El exorcista del Vaticano”, se define a la Inquisición española como la época mas oscura de la Iglesia. 

Si, y el poder de Hollywood es tremendo. Por ejemplo, “1492: La conquista del paraíso”, la película de Ridley Scott financiada en parte por el gobierno español, empieza con una imagen aterradora de España, donde la Inquisición perseguía a las personas por atreverse a soñar. Incluso en películas de superhéroes, como “Eternals” se presenta la conquista de Méjico como un genocidio. Pero, como decía Salvador de Madariaga, esto tiene mucho mas de incultura que de malevolencia. Y desgraciadamente seguiremos encontrando esos tópicos en muchísimas películas. Lo mismo puedes ver en el museo de la tortura de Toledo, donde ves instrumentos de tortura que jamás fueron utilizados por la Inquisición. Por ejemplo, la dama de hierro, que se trata de un invento romántico del siglo XIX. Hace años había un cartel en el museo que indicaba que la dama de hierro era conocida en Castilla como “el sueño italiano”, demencial, pero es el tipo de cosas que mucha gente quiere ver cuando visita un museo relacionado con la Inquisición.

Antes hablaba del uso “geopolítico” de la Hispanidad. ¿La Hispanidad no debería ser una herramienta para rescatar la historia común con las naciones de Hispanoamérica?

Así es. Eso es lo que debe hacer un hispanista y lo que han hecho muchos hispanistas hasta ahora, incluidos franceses, británicos y estadounidenses. Estudiar el pasado “sine ira et studio”, como decía Tacito, estudiar la historia sin ira ni pasión. España tiene muchas cosas de las que sacar pecho porque tiene un pasado fascinante, pero también, como todas las naciones, tiene sus cosas malas, y el deber de un historiador es hacer todo eso, no hacer política. Los que acuñaron el término “Hispanidad”, que fueron Unamuno, Zacarías de Vizcarra y Ramiro de Maeztu, no lo veían como una pugna política, sino como un hermanamiento con países con nuestra misma cultura, lengua o religión.

Los mal llamados hispanistas están pervirtiendo el término “hispanista”, incluso hicieron un protocolo, después de su ultimo congreso en Santa Pola, en el que definen lo que es la Hispanidad y lo que es ser un hispanista. Hasta ahora, un hispanista era un estudioso de la historia y la cultura de España, y hay muchos hispanistas británicos y estadounidenses. Pero ahora, al parecer, un hispanista es un activista que intenta crear una leyenda rosa del Imperio Español, busca crear una pugna contra el bloque anglosajón, y se opone al liberalismo porque el mayor representante del liberalismo es Estados Unidos. Emplean la Hispanidad como banderín de enganche, pero esto no tiene nada que ver con la Hispanidad.

Pero los que defienden este “hispanismo” apoyan luego a Vladimir Putin, cuyo último discurso defendiendo a Bolívar, a Castro, a Allende y al Che Guevara estaba cargado de tintes negrolegendarios. El mismo tipo de discurso vendido durante años por Russia Today.

Es una enorme contradicción, pero es que Marcelo Gullo te dice que la leyenda negra es una operación de marketing de los británicos para balcanizar Hispanoamérica, y al mismo tiempo es muy amigo de Alexander Duguin, incluso le prologó un libro, que en 2017 apoyó la independencia de Cataluña. Nada raro, porque con anterioridad colaboro con el Chavismo, que es uno de los grandes promotores de la Leyenda Negra. Escribió unos libros, “La insubordinación fundante”, que leyó Hugo Chávez, e intento poner en marcha en Venezuela su teoría de la insubordinación fundante.

Este hispanismo intenta manipular a la gente utilizando sentimientos y evocando hechos del pasado, y llevarlos a la geopolítica actual. Lo que hay de fondo es un odio antieuropeo, antiliberal y antianglosajón, y una ideología totalmente desquiciada que va desde el nacionalismo tóxico hasta el comunismo estalinista. Lo malo es que muchos conservadores están comprando estas tesis. La alianza liberal-conservadora siempre ha funcionado, como hemos visto después de la Segunda Guerra Mundial, pero ahora muchos han comprado la tesis de que los conservadores tienen que separarse de los liberales y unirse a los que defienden a Putin o a Hamás, y a los que quieren socavar el bloque occidental y preferirían que España estuviese en un bloque con Rusia o con China.

“Occidente debe ser destruido” es el título de uno de los capítulos de su libro. 

Sí, porque en el fondo todo esto es una reacción antioccidental y muy perversa. Lo que subyace es el odio a Occidente y a las democracias liberales. Abrazando la bandera de España y la cruz de Borgoña, nos están colando toda esta propaganda rusa que sólo quiere destruir Occidente. Y en el fondo, este hispanismo tiene mucho que ver con otro gran aliado de Rusia, el indigenismo que defienden Maduro y el Grupo de Puebla, porque se basa en el mismo victimismo. Se busca al enemigo “eterno” al que culpar de todo: Para los indigenistas los malos son los españoles, y para estos hispanistas los malos son los ingleses. Eso no es historia, y ni la Leyenda Negra ni la Hispanidad deben usarse en el campo de batalla político.

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