Con el pretexto del Coronavirus, los gobiernos nos colocan frente a una falsa disyuntiva, tenemos que escoger entre dos opciones, una mala y otra peor: un modelo de gobierno autoritario que haga frente a la epidemia, y que posiblemente degenerará en una suerte de totalitarismo, o el caos y la violencia. Y, por ahora, no pinta demasiado bien. De hecho, el coronavirus forma parte ya del arsenal de esa “justicia social” con la que el Poder aspira a reemplazar a la Justicia, es decir, al Estado de derecho. La nueva normalidad toma forma. Hemos de estar prevenidos.