Rob Roos es eurodiputado holandés desde julio de 2019 y vicepresidente del Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (ECR).
Países Bajos es probablemente uno de los países de Europa más comprometidos con la agenda verde. ¿Qué daño están haciendo estas políticas?
Un daño enorme. Tuvimos un montón de confinamientos en Europa por el Covid, y en los Países Bajos seguimos sufriendo un confinamiento por culpa del nitrógeno. Tenemos la regulación de energía más restrictiva de Europa y por esa razón no podemos construir más casas, nuevas infraestructuras y a veces incluso ni siquiera reparar las viejas. Nuestra economía está en confinamiento y es increíble el daño que esto está haciendo, y no se debe a que la naturaleza esté en riesgo, sino a los modelos que siguen para demostrar que la naturaleza está en peligro. Los responsables de estas políticas son los Verdes, pero también los liberales del primer ministro Rutte, que parece que quieren transformar nuestro país en un parque natural.
Esta locura es responsabilidad de unos políticos, en su mayoría jóvenes y con una buena educación y habilidades sociales, nacidos y criados en las ciudades, que les dicen a nuestros granjeros cómo deben vivir. Es ridículo. Somos un país muy pequeño y estas políticas tienen un coste económico tremendo. Estamos perdiendo nuestra capacidad para hacer dinero o para invertir en nuevas casas, con lo que eso significará para nuestros hijos, por lo que no somos un buen ejemplo para España o para ningún otro país.
El pasaporte CO2 es una herramienta que puede crear un estado totalitario, y es muy fácil de hacer, especialmente cuando lo combinas con la moneda digital del banco central, como han hecho en China. Todos los que aman la libertad deben oponerse a esto
¿Ese coste económico está llegando al bolsillo del ciudadano como está sucediendo, por ejemplo, en Alemania, donde las políticas verdes causan cada vez más rechazo?
Sí. La transición energética provoca un coste muy elevado de la energía, pero también hay una obligación de acondicionar las casas -esta es una ley europea-, transformar las granjas o comprar coches eléctricos. En el fondo, todo esto tiene que ver con la libertad. Un coche eléctrico es muy caro y muchos ciudadanos no pueden comprárselo. Los pequeños negocios ya no pueden entrar en las ciudades porque no pueden adquirir una furgoneta eléctrica y se ven abocados al cierre. El coste de la vida sube y las posibilidades de hacer dinero se reducen, es un gran problema para nuestra economía. Y mientras tanto, los medios de comunicación empujan esta idea verde porque la mayoría de los periodistas son izquierdistas criados en las grandes ciudades. Ya no existe conexión con el mundo rural y es una vergüenza que carguen todas las culpas contra nuestros granjeros, que están haciendo un gran trabajo. Los Países Bajos son la segunda mayor industria de comida después de los Estados Unidos, somos un país pequeño pero muy eficiente. Los que dicen que hay que salvar el planeta, ¿creen que es bueno para el planeta que no haya comida o que es mejor producirla en otro lugar que no sea tan eficiente?
Además, durante los últimos treinta años se han reducido las emisiones un 67%, dos tercios del total, por las innovaciones en las granjas. Están haciendo un gran trabajo y es una locura culparles de unos problemas modernos que no han creado ellos. Es muy fácil predecir lo que pasará dentro de 15 o 20 años porque no se te va a hacer responsable.
Los que no producen culpando a los que producen… Se olvidan muy rápido las consecuencias de la escasez de producción europea durante el Covid.
Así es. Lo que hemos aprendido del Covid es la importancia de la autonomía estratégica. No debemos depender de otros países para tener medicinas, todo tipo de productos y especialmente comida. En Europa debemos ser capaces de producir los productos que necesitamos y nuestra comida. Y es una locura que no sólo los Países Bajos, también España, Irlanda y otros países, quieran acabar con sus granjeros. Es una agenda. Y si uno de sus objetivos es acabar con el hambre, cómo van a hacerlo sin granjeros. Al final, lo que esta agenda busca es hacer a la gente más dependiente del Estado. Y los granjeros, que poseen pequeños negocios y tienen largas tradiciones, tienen serios problemas. Cada doce días se suicida un granjero en los Países Bajos y nuestro gobierno, cuyo objetivo final es expropiarles, les está metiendo en problemas financieros, exigiéndoles inversiones para tomar medidas ambientales que luego nunca son suficientes.
Precisamente, la respuesta a estas políticas ha sido la aparición del Partido de los Granjeros, que ha obtenido un gran resultado electoral. ¿Cree que es posible que de este partido surja una alternativa real o, como en muchos casos, será sólo una estrella fugaz?
Creo que pueden ser una alternativa porque están siendo muy serios construyendo el partido. Para mí, son un reemplazo de los antiguos democratacristianos. La gente en los Países Bajos busca realmente un partido con sentido común y eso es lo que los granjeros han traído. Hasta ahora han sido un partido estable, son populares y no son izquierdistas, y están haciendo un buen trabajo y no sólo en temas referidos al campo. También están atrayendo especialistas de otros sectores para poder abarcar más temas. Son serios y creo que están en el buen camino.
¿Sería posible para los partidos de derecha unir fuerzas con este partido o forjar algún tipo de colaboración?
En los Países Bajos tenemos 20 partidos políticos y sólo hay 150 escaños, así que ningún partido puede conseguir la mayoría absoluta y se ve obligado a formar coaliciones de gobierno. Así que no creo que se pueda formar un gran partido para las elecciones europeas. En mi opinión, es difícil hablar de derechas e izquierdas, creo más adecuado hablar de soberanistas y globalistas. Los que están orgullosos de su país y quieren que prospere, y los globalistas que no quieren fronteras. Creo que, al final, los soberanistas deben cooperar si queremos ofrecer resistencia a los partidos globalistas. Es difícil, pero es necesario y no sólo en mi país, sino en toda Europa. Debemos estar unidos, ser valientes y no dejar que los globalistas nos dividan.
¿Qué está en juego en estas elecciones? ¿Cree posible un cambio de mayoría que saque a la UE de su actual deriva progresista?
Sí, soy positivo al respecto. Lo que ahora vemos es que las políticas verdes no funcionan y hacen la vida de la gente más cara y difícil, pero creo que la mayoría de los europeos no se dan cuenta de que si se adopta una ley en Europa, no podemos librarnos de ella en nuestros países. Muchos soberanistas no están interesados en las elecciones europeas, y deberían. Ahora tenemos un parlamento muy globalista y una Comisión Europea que empuja una legislación que cada vez la hace más fuerte, y tenemos que parar esto. Creo que es posible, pero es muy necesario que ECR se convierta en la tercer grupo político, ser el segundo sería muy bueno y afortunado, pero convertirse en el tercero es absolutamente necesario para que el EPP no se una a Renew y a los socialistas como ya ha hecho antes. Esta es nuestra ultima oportunidad para cambiar las cosas porque todo está yendo muy rápido. Vemos el caso de Alemania donde las grandes compañías están abandonando el país por el alto precio de la energía y la excesiva legislación. Hay que frenar esta ideología antes de que hunda nuestra economía.
Usted ha demostrado que el pasaporte COVID se basaba en una mentira, y sin embargo nadie en la UE ha admitido el error, y mucho menos ha dimitido. ¿No priva este caso a la UE de toda legitimidad cuando habla de Estado de Derecho frente a países como Polonia y Hungría?
Tienen un doble rasero, y si mira lo que es el Estado de Derecho en la Unión Europea, en la Comisión, verá que no hay ningún tipo de transparencia. Hemos visto los mensajes de texto de Von der Leyen y los contratos millonarios con Pfizer, pero no han respondido a ninguna pregunta sobre este asunto. Por lo que veo no les importa el Estado de Derecho, sólo cumplir sus objetivos. Por eso el ataque contra dos países como Hungría y Polonia, porque defienden su soberanía y tienen gobiernos conservadores que son elegidos democráticamente. En los Países Bajos, el Estado de Derecho está en muy mala condición, pero eso no le preocupa a la Comisión Europea.
Después de lo ocurrido con el pasaporte COVID, ¿cree que impondrán un pasaporte CO2 para controlar lo que contaminamos?
Esto es algo que tenemos que evitar que ocurra. Estuve en los debates sobre la cartera de identidad digital, antes del pasaporte Covid, y nuestro ministro de Sanidad dijo que no se utilizaría a nivel nacional. Un mes después, necesitábamos el pasaporte Covid para poder ir a un bar, a un restaurante, al gimnasio… Fue una discriminación institucional. Así que no podemos confiar cuando los gobiernos nos dicen: “esto nunca sucederá”. No es una teoría de la conspiración, cuando los gobiernos tienen una herramienta para reducir la libertad de la gente, la emplean. Lo hemos visto muchas veces. El pasaporte CO2 es una herramienta que puede crear un estado totalitario, y es muy fácil de hacer, especialmente cuando lo combinas con la moneda digital del banco central, como han hecho en China. Todos los que aman la libertad deben oponerse a esto.
O de lo contrario tendremos un modelo chino en Europa.
Nadie ha votado esto. Además, si logramos sus objetivos para 2050, sólo tendremos una reducción de 0,04 grados si China y la India no hacen nada. Es decir, no marcamos la diferencia. Entonces, ¿por qué perder nuestras libertades? ¿Por qué empobrecernos y hacer la vida más difícil a los consumidores y a los pequeños negocios? Lo que están haciendo es que la gente sea más dependiente del Estado. Es un nuevo modelo de socialismo en una forma más tecnocrática, pero si no estamos atentos, nos podría conducir al comunismo.
Foto: Matthew Henry.
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