Stephen Nikola Bartulica es diputado al Parlamento croata por el Movimiento Patria (Domovinski Pokret) y profesor asociado de Filosofía Política en la Universidad Católica de Croacia en Zagreb. Ha desempeñado cargos al más alto nivel gubernamental, el más reciente como asesor principal de política exterior del primer ministro Tihomir Orešković en 2016. Es fundador y presidente del Centro para la Renovación de la Cultura, una ONG croata destinada a educar a jóvenes profesionales en la ética de las virtudes y el liderazgo.

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Stephen Nikola Bartulica
Stephen Nikola Bartulica.

Croacia está gobernada por un partido que pertenece al Partido Popular Europeo, la cuestión es si es un partido del PPE occidental u oriental. En Europa Occidental el PPE es muy progresista, mientras que en Europa Oriental sigue habiendo partidos del PPE conservadores como el de Janez Jansa en Eslovenia. ¿A qué clase pertenece el gobierno de Croacia?

Los votantes de este partido son del PPE oriental, pero el liderazgo es completamente occidental. Aquí se da una paradoja porque los votantes quieren un gobierno conservador, pero consiguen políticas cada vez más progresistas. Yo describiría al primer ministro Andrej Plenković como un moderado que al mismo tiempo es un entusiasta de las políticas de Bruselas. Ha dedicado gran parte de su carrera a la entrada de Croacia en la UE, es partidario de las políticas de la Comisión Europea y muy cercano a Úrsula con der Leyen. Le gusta el modelo alemán y sabemos que Ángela Merkel llevó al PPE hacia el “centro”. Ahora mismo gobierna gracias al apoyo de la minoría serbia, lo que representa un problema por la excesiva influencia de esta minoría sobre Plenković.

Las antiguas elites comunistas no desaparecieron, sino que tomaron parte en la transición y en la privatización de empresas, siendo capaces de adquirir activos y grandes compañías porque eran parte del sistema y tenían información privilegiada

Este año Croacia ha adoptado el euro como moneda oficial.

Si, Croacia adoptó el euro el 1 de enero y Plenković lo presentó como un gran triunfo. Al mismo tiempo, nos incorporamos a la zona Schengen, algo que yo apoyo. El euro es distinto, fui muy crítico con el momento porque ha causado un aumento de la inflación y algunos lo han aprovechado para subir los precios. La realidad es que el euro no constituye una reforma en sí misma, así que nuestra está economía sigue teniendo las mismas debilidades que en el pasado. Croacia no está lista para beneficiarse del euro debido a que el gobierno no ha sabido implementar las medidas estructurales necesarias. En los países del sur, como Grecia, Italia, Portugal o España, el euro ha servido para ralentizar el crecimiento y habría sido mejor continuar usando la moneda nacional. En mi opinión, el euro ha sido muy bueno para las economías más fuertes como Alemania, Austria o Países Bajos, pero no ha sido beneficioso para las economías más débiles.

Hubo una iniciativa organizada por el diputado Marco Milanovic para celebrar un referéndum sobre la adopción del euro. Sin embargo, no se recogieron las firmas suficientes. ¿Por qué falló está iniciativa?

En un principio apoyamos esta iniciativa, pero no estuvo bien organizada y no se formó una coalición más amplia de apoyo al referéndum. Se consiguieron muchas firmas, pero no las suficientes. Es una pena que la población se haya visto privada de la posibilidad de votar, porque creo que la mayoría habría votado en contra.

¿Existe una alternativa verdaderamente conservadora en Croacia?

Eso espero, porque esa es la razón por la que estoy en política. Creo que hay muchos votantes frustrados con Plenković y su giro a la izquierda, por lo que existe un gran potencial para las fuerzas políticas conservadores. Mi partido es una organización joven que se fundó hace tres años y estamos en buena sintonía con otros movimientos conservadores europeos, como puede ser VOX en España. De hecho, en la CPAC de Budapest pude corroborar esa buena sintonía con el eurodiputado de VOX Hermann Tertsch. Somos críticos con la UE y la centralización del poder por parte de la burocracia de Bruselas, y no tenemos miedo a criticar la teoría de género y estás nuevas ideas de la izquierda neomarxista, que también está presente en Croacia.

¿Está presente la ideología woke en Croacia?

Sí, a través del partido Mozemo (Podemos, como el partido de extrema izquierda español). Zagreb está bajo su control y su objetivo principal es adoctrinar a los niños mediante la educación pública. Cómo padre tengo claro que estás ideas nunca se extenderían en la sociedad si la izquierda no tuviese influencia en la educación, porque los padres no están interesados en las teorías woke y de género. El comunismo estaba basado en una mentira y por eso fracaso y cayó, así que espero que suceda lo mismo con la ideología woke, lo más importante es prevenir el daño y proteger a los niños de estas ideas peligrosas.

Entró en política hace tres años, pero anteriormente participó en el referéndum sobre el matrimonio.

Sí, participé activamente en el referéndum para definir el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer, que se celebró el 1 de diciembre de 2013. Yo enseñaba en la universidad católica y respaldé públicamente esta iniciativa que, felizmente, fue apoyada por 67% de los votantes. El gobierno en aquel momento fue muy hostil, pero fuimos capaces de conseguir las firmas suficientes para forzar un referéndum nacional y ganarlo. He de decir que es la única vez que he salido en el New York Times; me llamaron muy decepcionados a la mañana siguiente preguntándome por qué apoyé esa iniciativa. Creo que hay que luchar por la familia, por la familia natural, por el matrimonio y también debemos tomarnos la cultura más en serio, la política no es suficiente. Debemos hacer como la izquierda, luchar por los corazones y mentes de la generación más joven.

En esta lucha cultural conocer el pasado es fundamental. ¿Hubo descomunización en Croacia o, como en otros muchos países, los comunistas se cambiaron de chaqueta?

No, no la hubo. Las antiguas elites comunistas no desaparecieron, sino que tomaron parte en la transición y en la privatización de empresas, siendo capaces de adquirir activos y grandes compañías porque eran parte del sistema y tenían información privilegiada. Por el contrario, la mayoría de los croatas ordinarios, incluidos los de la diáspora, fueron tratados como extranjeros y se les pusieron trabas para participar en la transición económica de los años noventa. Desde entonces han consolidado su poder y ostentan cargos en las universidades y los medios de comunicación. Después de la guerra, en 1995, el presidente Tudjman fracaso en iniciar esta descomunización y Croacia aún sufre las consecuencias hoy en día.

En 2009, organicé en Zagreb una conferencia del Centro para la Renovación de la Cultura por el veinte aniversario de la caída del muro de Berlín. Tuvimos grandes oradores como Lech Walesa que vino desde Polonia, y yo presenté un panel sobre “los crímenes del comunismo”. El entonces presidente, Stjepan Mesić, comentó que hablar de los crímenes del comunismo era un oxímoron. Para él no existían los crímenes del comunismo; esto es una muestra de cómo estás élites siguen negando los crímenes comunistas.

En Eslovenia, ministros del gobierno actual posan sonrientes ante la estatua de Tito y se disfraza a niños de partisanos comunistas. ¿Es similar la situación en Croacia?

Yo diría que en Eslovenia es peor por la que me ha contado Jansa y otros amigos. En Croacia tenemos más debates sobre el pasado, gracias en gran parte al papel de la iglesia católica. Aunque llevó demasiado tiempo, en 2017 se logró cambiar el nombre de una céntrica plaza de Zagreb que llevaba el nombre de “Mariscal Tito”, y aún hubo muchos intelectuales que defendieron a Tito públicamente. Con todo, nuestra situación es mejor que la eslovena.

La matanza de Bleiburg es el mayor crimen cometido contra el pueblo croata. ¿Cómo es posible que haya personas en Croacia que defiendan a Tito?

Muchos de estos defensores de Tito se autoproclaman defensores de los derechos humanos. Sin embargo, no tienen ni tiempo ni paciencia para las víctimas del comunismo, simplemente las ignoran, así que no me puedo tomar en serio su discurso incoherente porque no les preocupa la dignidad de las víctimas ni la verdad histórica. El 8 de mayo, oficialmente el día de la liberación de Zagreb, es aún conmemorado por la izquierda en Croacia, y una semana después son las misas y homenajes a las víctimas de Bleiburg. Existe una controversia y por eso es tan importante seguir escribiendo libros sobre la verdad histórica. Un ejemplo es el del historiador británico Robin Harris que ha acabado un libro sobre la Croacia moderna desde mediados del siglo XIX hasta Tujdman, y que aborda en varios capítulos la Segunda Guerra Mundial y el periodo comunista. También hay un historiador esloveno, Mitja Ferenc, que está haciendo un libro sobre las excavaciones de las fosas comunes en Eslovenia y cuyas víctimas podrían alcanzar las 100.000, y un joven historiador austríaco, Florian Thomas Rulitz, que ha escrito un libro sobre Bleiburg en el que defiende que los asesinados fueron sacrificados en beneficio de la integridad de Austria. Según este autor, los británicos entregaron a todas estas personas para que fueran masacradas a cambio de que los partisanos se retirasen de Austria. Un argumento muy interesante sobre la complicidad británica en este crimen.

Las autoridades austríacas han manifestado en varias ocasiones su malestar con los homenajes celebrados en Bleiburg. Tras las limitaciones causadas por el COVID, ¿cuál es la situación ahora mismo?

Las autoridades austríacas ya no permiten ir a Bleiburg, por lo que este año estuve en Macelj, escenario de una masacre, donde anualmente se celebra una misa el segundo domingo de cada mes. El Parlamento austriaco prohibió la misa pública en Bleiburg y ahora sólo permite que se célebre una misa en la iglesia católica local de Bleiburg. Antes, unas 50.000 personas acudían desde Croacia para rendir homenaje a los asesinados.

Antes mencionaba el papel de la iglesia católica croata, una iglesia que, como la eslovena, se mantiene firme en su defensa de las víctimas del comunismo.

Así es, no se puede ser cobarde en este asunto y la iglesia debe hablar en nombre de todos los que fueron asesinados por su fe. Por ejemplo, cerca de Macelj, donde acudí a la misa por Bleiburg, fueron asesinados 21 monjes franciscanos en mayo de 1945. La iglesia croata es fuerte y capaz de levantar la voz por la justicia y el recuerdo de todos los inocentes que fueron asesinados. La realidad es que no hay una sola familia croata que no se viese afectada por los terribles sucesos de 1945. Muchas familias se dividieron y fue una amarga fractura dentro de Croacia, y eso es algo que no se puede borrar de la historia. El arzobispo de Zagreb, Dražen Kutleša, ha señalado que cada vida humana es sagrada y que todos merecen un lugar de entierro donde puedan ser visitados por sus familias. Los comunistas quisieron arrebatar ese derecho a sus víctimas.

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