Tras años de esfuerzos, angustias y estrecheces, acosados por las trabas administrativas, muchos emprendedores regresan completamente arruinados al lugar del que provenían: el desempleo o la economía irregular. En adelante, la mayoría de ellos preferirá malvivir de un triste subsidio que volver a pasar por ese infierno: comerán mal, pero al menos dormirán tranquilos.
En demasiados países, a cada intento de realizar una actividad económica corresponde una interminable lista de disparates administrativos. La normativa es, a veces, tan retorcida y compleja que deprimirían al más entusiasta aficionado a la hermenéutica o a la resolución de jeroglíficos. El delirio ha alcanzado tales cotas que, a la sombra de prolijas normativas, han florecido empresas concertadas que, por un buen dinero, “ayudan” al atribulado emprendedor a desenmarañar la madeja normativa, a conocer cómo y cuándo -y a qué coste administrativo- podrá abrir su peluquería, panadería, taller, tienda, despacho o local. Algún malpensado podría llegar a la conclusión de que se ha legalizado aquello que antaño llamaban “mordida”.
Nueva entrega de la serie sobre corrección política e ingeniería social que el programa El Quilombo, dirigido por el periodista Luis Balcarce, Jefe de Redacción de Perdiodista Digital, produce semanalmente. Esta serie cuenta con la participación de Javier Benegas, Editor de Disidentia.