Hoy, hasta los alumnos de Ingeniería Informática tienen que presentar absurdos ensayos que analicen por qué en su carrera se matriculan más hombres que mujeres. Parece que para estos menesteres nadie se acuerda de Europa y sus adalides nórdicos de la igualdad. Lustros llevan demostrando que cuando las mujeres libremente escogen profesión, se decantan por las que tradicionalmente han sido consideradas de corte femenino, como la docencia o la enfermería y que los hombres lo hacen mayoritariamente por profesiones técnicas, como la informática. En cuanto la lucha feminista se desvió de los valores de la Libertad y la igualdad ante la ley, solo pudieron llegar a demostrar que el agua moja.
Hubo un tiempo, no tan lejano, en el que aun se podía aprender algún que otro concepto útil en las universidades, no solo para que no se me acaben cayendo los edificios que suelo calcular, si no para poderlos aplicar en cualquier aspecto de la vida cotidiana. Supongo que para un ingeniero industrial como yo o informático, como el que ha puesto en mi conocimiento el ensayo de marras, es mucho más rentable andar ducho en “Pensamiento y resolución de problemas” que en mandangas de género. En aquella optativa se planteaban problemas sencillos, pero con truco, juegos de ingenio que, en definitiva, apuntaban situaciones que debían ser resueltas poniendo en funcionamiento conexiones neuronales diferentes a las que estamos acostumbrados a emplear. El ingenio y la imaginación, como todo, también pueden entrenarse.
Todo es de un sinsentido tal, que intentar sintetizar o esquematizar la acción de gobierno de Pedro Sánchez de una forma analítica, técnica o sistematizada es imposible. Su única meta, el fin, es seguir siendo presidente del gobierno español día tras día
Hace poco cambié de ruta para ir al trabajo, hoy volví a poner el piloto automático y me vi atrapado en el atasco que intentaba evitar. La comodidad neuronal que aprendí a evitar en otro tiempo, hoy me jugó una mala pasada y cuando caí en la cuenta de que iba a llegar tarde a mis quehaceres, varias ideas, aparentemente inconexas, se presentaban como un todo en mi cerebro. Intentaré explicarme.
Cada vez que alguien utiliza el argumento europeo, yo no puedo evitar acordarme de una madre, brazos en jarras, espetando a su prole aquello de que si tus amigos se tiran por el balcón tú qué harías. No consigo sacar ese bucle de mi pensamiento. Los argumentos ad hominen, o ad patriam en este caso, resultan pueriles e inconsistentes en la mayoría de los casos. Si, además, tenemos en cuenta que se desprecia la parte argumental que no interesa, como la inexistencia de SMI en muchos países europeos, sus mercados de trabajo o el hecho que mencionaba en el primer párrafo, estos argumentos se convierten simplemente en falsarios y demagogos. Sean para apoyar las subidas impositivas a través del IVA o los peajes de las carreteras, no puede esconderse ni por un minuto el afán recaudatorio y expoliador de unos dirigentes, que son incapaces de salirse de su línea de actuación aprehendida.
No cabe duda alguna que nadie presta dinero a fondo perdido, salvo amigos muy amigos y familias muy bien avenidas. Y no siempre. Los socios europeos, como los de cualquier otro tipo, exigen solvencia en contraprestación, como es lógico. España deberá aportar su parte en el futuro, como ha venido haciendo. Los millones que han de llover de Bruselas, vienen pues condicionados por la viabilidad de nuestro Estado como tal y puesto que, ahora mismo, próximos a deber el doble de lo que generamos, con las pensiones totalmente quebradas y con un mercado laboral batiendo todos los récords negativos, esta viabilidad queda comprometida para cualquier inteligencia mediana.
Por muchas cabriolas que podamos hacer, España no se sostiene económicamente y, ante esta situación, en lugar de buscar medidas distintas a las de su manual sanchista, siguen aplicando las mismas conexiones neuronales, demostrando que además de pueriles en la argumentación, nuestros gobernantes son estúpidos, por la repetición de lo que llevó a los socialistas a perder el poder anteriormente. Copiar a Zapatero solo puede llevar al desastre. Son pueriles, estúpidos o malvados. Dos de tres, sin duda.
Lo curioso es que mientras para apoyar la creación de peajes en todas las autovías donde aún no los pagamos, medida que han rectificado ya, o no, o sí, o quién sabe, se escudan en el argumento europeo, porque en Europa todos los pagan, lo cual es total y simplemente falso. Al mismo tiempo obvian que todos los países europeos bajan ya los impuestos para aliviar a sus ciudadanos la cuesta post covid, que tiene igual pendiente o mayor quizás que la que ya venimos subiendo. Todo es de un sinsentido tal, que intentar sintetizar o esquematizar la acción de gobierno de Pedro Sánchez de una forma analítica, técnica o sistematizada es imposible. Su única meta, el fin, es seguir siendo presidente del gobierno español día tras día. Ese es el tiempo que dura su coherencia argumental, como mucho. La mayoría de veces, ni eso.
Europa nos dice que bajar impuestos también es de socialistas, pero eso no interesa. Disculpen lo pueril de mi argumento, pero es que hay que intentar convencer a esa patulea que estaba celebrando el fin del estado de alarma, aunque no les parecía demasiado bien tanta celebración, porque ya ves tú, como puede ser que el Estado no nos haya encerrado algún día más, conforme está la cosa. Tenemos la fea costumbre de hablar a los niños como si fueran idiotas y generalmente no lo son, son solo niños. Comprobamos además estos días lo peligroso de eternizar esta práctica que tiene como consecuencia que los adultos acaben por comportarse como niños idiotas. Esa es la esperanza del sanchismo.
Antiguamente, a los niños, se les daba un sopapo cuando sus modos no eran los adecuados. Hoy, por suerte, se ha perdido esa costumbre entre la gente civilizada. Eso sí, la vida y el mundo están aún por civilizar y vienen soltando a diario guantazos a dos manos. Esa es la esperanza del resto.