«La tolerancia y la apatía son las virtudes de una sociedad que está muriendo»
Aristóteles
Cuando no se comprenden los avatares de la vida que nos toca vivir en un momento dado es necesario acudir a los grandes para, al menos, detectar el punto exacto del proceso en el que estamos.
Desde el “nada es nuevo bajo el Sol” que pronunciara el Rey Salomón, la vida y sus sucesos se repiten con distintas formas en un eterno ciclo. Sólo hay que averiguar en cuál nos encontramos. Imperios que nacen y mueren para ser sustituidos por otros. Pueblos hoy vencedores y ayer vencidos. Líneas de pensamiento que vienen a sustituir a otras porque ¡no existe el vacío! Y esto último es algo que debemos tener muy en cuenta.
Contemplo a la vieja Europa. Azotada por numerosas guerras y artífice e impulsora de dos grandes conflagraciones mundiales de las que ha intentado aprender fomentando la tolerancia en un mundo de grandes diferencias sociales
¿Qué hace esto posible? ¿Cómo detectar el momento? Los movimientos entre oriente y occidente y las migraciones han sido la causa de la destrucción de distintos sistemas de valores en distintas sociedades y pueblos durante siglos. Desde los comienzos de la Humanidad.
Cuando lees a los clásicos y tropiezas con frases como la pronunciada por Aristóteles en su día: «La tolerancia y la apatía son las virtudes de una sociedad que está muriendo» piensas en Grecia y los sucesivos poderes que la siguieron. ¿Cómo cayó y el porqué y cómo se repite el suceso?
Contemplo a la vieja Europa. Azotada por numerosas guerras y artífice e impulsora de dos grandes conflagraciones mundiales de las que ha intentado aprender fomentando la tolerancia en un mundo de grandes diferencias sociales. Procuraba con ello la elevación a través de la cultura y el entendimiento, promoviendo formas políticas que pudieran conjugar las distintas ambiciones sociales como la democracia representativa.
La conquista de la “zona de confort” relajó a las poblaciones y a sus gobernantes, iniciándose ese detectable proceso: la tolerancia a ideas ajenas que se imponen pero son contrarias a los valores ya establecidos que permitieron el bienestar sin hacer frente a las mismas, sin ser conscientes de que toda meta alcanzada exige la implicación y la lucha para su mantenimiento, donde no cabe zona de comodidad posible sino la acción rebelde y comprometida.
¿En qué punto nos encontramos? Tal vez nos convenga releer La Odisea y ofrecer resistencia, como Ulises, y no dejarnos seducir por los cantos de sirenas ni escuchar sus cálidas mieles y así, de esta forma, impedir que seamos posteriormente devorados. Tendremos que hacer frente, tomar posiciones y exigir cuanto sea necesario para impedirlo. Nadie como Aristóteles para alertar del porqué.
Una vez más invito a pensar.
Foto: Nel Mel