Vivimos en una sociedad donde la mayoría de sus miembros ve a la ciencia y al conocimiento como barreras para una mejor sociedad y un mejor entendimiento. ¿Por qué digo esto?

Publicidad

El entender los diferentes conceptos que son utilizados en la vida diaria, es una herramienta primordial para poder analizar mejor los acontecimientos y fenómenos que ocurren frecuentemente en nuestro día día, alrededor de nosotros, en la sociedad. Empero, el cuestionarlos o el intentar debatir algunas creencias e ideas se puede convertir en una manera en que el emisor de tales creencias e ideas lo tome como un ataque y casi como un pecado capital.

Me he preguntado si quiero basar mi vida en una idea de: ¿una sociedad en donde todo puede ser todo al mismo tiempo? ¿Una donde las cosas pueden ser lo mismo y una cosa y otra a la vez? ¿Donde un objeto puede ocupar dos posiciones al mismo tiempo? ¿En donde nada es cognoscible y en donde tenemos que esperanzarnos y tener la suerte para poder adquirir ciertos conocimientos de millones y millones de diferentes “realidades” que son fabricadas consiguientemente por cada quien?

En tal sentido, me he preguntado si estoy de acuerdo en aceptar que hay personas privilegiadas que pueden hablar con seres maravillosos, seres que con el hecho de tan solo pensarlo, pueden cambiar el tiempo y el espacio y se consideran el manantial del conocimiento (el Santo Grial). O que existen personas que pueden visualizar tu vida mediante cartas o un café gracias a un don o una maldición (según ellos). O que pueden ver almas y espíritus. En tal sentido, creo que la filosofía y el pensamiento científico han sido la única y excelente herramienta para entender la respuesta a las preguntas anteriores expuestas: ¿Qué tipo de hombre quiero ser? Para ello, intentaré exponer un poco mi perspectiva, mi contexto y mi lenguaje (conjunto de definiciones que tomo como correctas).

¿Qué pasaría si esas personas que se sienten ofendidas porque en alguien hay un mayor desarrollo intelectual y un conocimiento más amplio, o al menos el deseo de tenerlo, pudieran por ley, prohibirte desarrollar todas tus capacidades o explotarlas al máximo para materializar tus fines?

La verdad, siempre he querido ver esas cosas que otras personas dicen que ven, pero que por alguna extraña razón no puedo. Algunas veces me llegaron a decir que eso pasaba por qué yo mismo decidía no creer. Eso me causaba en realidad tantas preguntas como: ¿Entonces quiere decir que los que ven espíritus es gente que ha decidido creer en espíritus? En este punto, todo aquel que decida ver espíritus (tomando su “lógica”) entonces lo hará. Como si con una mayoría o la mera voluntad la realidad pudiera ser modificada.

Yo sentía que eso no era así. Yo de verdad quería verlos y creer entonces, pero de todos modos jamás pasó. Lo que no entendía, era que no funcionaba por que yo quería ver para poder creer, sentir y comprobar, pero al contrario, las personas me pedía creer primero para poder tener la oportunidad o el privilegio o el desagrado de experimentar un caso “paranormal”. Eso en realidad se me hacía tan ilógico. Pero esto me llevaba a otras conclusiones y nuevas preguntas.

¿Es necesario que creas primero sin pedir ningún tipo de demostración? Si así fuera, cualquier fenómeno podría ser tomado como paranormal, puesto que no habría que decidir creer con base a un análisis metodológico y, consiguientemente, cualquier cosa que pase, estás obligado a creerlo, o entonces, o es por qué no estás preparado o porque eres demasiado escéptico.

Recuerdo una vez, hace mucho tiempo, que unos amigos me decían que había una cara en un árbol, pero yo no podía ver nada más que formaciones de ramas y hojas entre secas y verdes. Decidí acercarme y buscar la cara de cerca. “Sorpresivamente”, mientras más me acercaba (según ellos), la imagen iba desapareciendo. Entonces no pude demostrarme que ahí estaba esa cara, porque cuando me acerqué, desgraciadamente, “desapareció”.

Ellos dijeron que parte de las acciones de los espíritus era formar figuras con los elementos naturales, a fin de demostrar su presencia. Entonces, consiguientemente, yo tendría que creer que cualquier figura era potencialmente creada por energías, almas y entes, o demonios. Es decir, tal figura está pero cuando quieres comprobarlo desaparece. O sea, se auto inmuniza y no permite la demostración como forma de medir la validez de una idea. Pude constatar que la manera en que validaban a algo como real y verdadero, era por la cantidad de personas que creen y defienden una idea. Si muchas personas dicen qué hay un Dios de espagueti, entonces así debe de ser y tal es la verdad.

El decir: el que muchas personas así lo crean es, desde esa perspectiva, una “justificación” para no tener que demostrar nada, ¿o qué sucede? ¿Cien mil personas podrían estar equivocadas?. Miles de personas votaron por Hitler, y entonces la gente podría decir: “¿Qué acaso miles de personas están equivocadas?”. Si millones en todo el mundo defendieron el comunismo, “¿Qué puede salir mal? El pueblo es sabio y justo y era malo por otras cuestiones que no tienen que ver con su naturaleza (el capitalista) pero eso cambiará cuando dejen de ser explotados, y entonces solamente les quedará ser buenos. ¿Como millones de obreros podrían estar equivocados?”. Y entonces vimos la mayor masacre que una ideología pudo hacer, la cual creía que podía sustituir al propio Individuo para sacrificarles por un colectivo. Fue así como vimos a Mao, a Mussolini y a Fidel Castro por decir solo algunos representantes, masacrar a sus pueblos desde una base errónea y carente de lógica. Vimos cómo las doctrinas basadas en dogmas y fe, nos llevaron a las más grandes catástrofes de la historia. Y entonces, ¿millones estaban equivocados? Sí. Por supuesto que miles y millones de personas pueden estar equivocadas.

Creo que es aquí donde veo la mayor importancia de entender la significación de la ciencia. La importancia de encontrar respuestas racionales a los diferentes fenómenos de la propia vida. Mas, ¿cómo podemos descartar o aceptar teorías para nuestra vida diaria para no vivir en una contradicción permanente? Y la respuesta la encontraremos en la epistemología, esa herramienta que nos da la misma evolución y donde podemos constatar, con base a un proceso de contrastación, si algo es verdadero o falso, si algo se contradice o si no tienen relación con la realidad.

La Epistemología nos da diferentes herramientas para buscar respuestas a nuestras preguntas y así, tenemos la oportunidad de usarla para guiarnos en nuestras vidas por una ruta de coherencia, o no, pero decidida por mí y no por “seres sobrenaturales”, que prescribieron todo lo existente y lo no existente.

La epistemología te da esa libertad de cuestionar, de rebatir o acumular información que te ayude a fundamentar tu teoría o idea. La existencia nos permite existir y al mismo tiempo, ser conscientes. Al ser conscientes, generamos valores y así llegamos al comportamiento del hombre mismo.

Los valores nos crean un código, que por medio de la ética, formulamos para convivir en sociedad. Parte de la función ciencia y la filosofía como tal, es darte las herramientas para que, desde el individuo, se decida la dirección de tu vida (reflejo de sus valores). Llegamos a ese código moral y ético que ha sido podrido por aquellos, que de la mano de la fe y el dogma, el relativismo y subjetividad, han contaminado con su métodos colectivistas que desplazan al individuo.

La misión de la epistemología es, entonces: permitir que las personas decidan con base a sus propias conclusiones y fuera de la coacción. Permite a la gente tener herramientas para su toma de decisiones.

Imaginemos que somos como una computadora, en donde nosotros mismos configuramos nuestro cerebro con la información que le metemos. Esa computadora será, así, el reflejo de la información recopilada y actuará en base a nuestra información procesada. En el transcurso de nuestra vida, vamos programando nuestra computadora con diferente información que recabamos de nuestro entorno y consiguientemente, será con base a esa configuración (información) como actuaremos.

Si nuestra configuración está basada en contradicciones y algoritmos ilógicos, nuestras acciones estarán basadas en contradicciones y algoritmos ilógicos que nos llevarán a pensamientos y acciones igualmente ilógicas. Es por eso que es clave entender la importancia de programar bien nuestra computadora (nuestro cerebro) con la información más clara y mejor contrastada posible, con bases sólidas y argumentos fuertes. Así nuestra vida tendrá un mejor sentido y mejores resultados.

El conocimiento es exponencial por la simple razón de que somos conscientes y existimos, y esto permite cuestionar, juzgar, preguntar y desear saber cada vez más de nuestro mundo. Por el simple hecho de que tenemos conciencia, podemos llegar al punto de asignar valores. Con esta capacidad del ser humano es posible valorar los deseos que llevarán a querer, desear o intentar obtener o alejarte de algo o alguien y esto nos lleva a que existamos personas que nos rebelemos contra lo establecido como verdad, sin importar que existan cambios de paradigma que nos obligan a replantear nuestras ideas iniciales.

El material provisto por nuestros sentidos, por medio de la metafísica (la rama primordial de la filosofía y consiguientemente de la ciencia), podemos relacionarlo y clasificarlo y almacenarlo en conceptos. Esto nos lleva a entender que toda acción que nosotros tómemos o no, proviene de un proceso de pensamiento para bien o para mal, pero al final de cuentas un proceso de administración de información recabada por los sentidos y no de misticismos fuera de la lógica humana.

En un principio mencione que existe mucha gente que ve con recelo la muestra de conocimiento en las personas. Esta sociedad es causante de una creencia resultante, que es una realidad vivida por muchos: esa creencia que indica que esmerarte de más, intentar ser mejor que otros, obtener logros y pensar por uno mismo, tan solo eso será motivo para hacerte merecedor de etiquetas despectivas: sabelotodo, arrogante, déspota, presumido, burgués, mamón… Con esto, ellos, los que integran la gris medianía, pretenden lograr que te sientas avergonzado por ser diferente a ellos, por tener intereses diferentes, fuera de lo que algunos definen como lo “moralmente correcto”.

He pensado: ¿Qué pasaría si esas personas que creen que el ser diferente, el ser mejor, conlleva un valor despectivo, y tuvieran el poder de castigarte? ¿Qué pasaría si esas personas que se sienten ofendidas porque en alguien hay un mayor desarrollo intelectual y un conocimiento más amplio, o al menos el deseo de tenerlo, pudieran por ley, prohibirte desarrollar todas tus capacidades o explotarlas al máximo para materializar tus fines?

Algunos de nosotros, creo, fuimos muy despiertos, buscamos siempre respuestas a cada vez más dudas y queríamos ir avanzando, pero igualmente fuimos limitados y etiquetados por darle otro sentido al aprendizaje y por intentar buscar la competencia de ideas, eso que para la sociedad inculta era casi un pecado capital. Porque “¿Cómo puedes creerte más que los demás?”, “¿Por qué quieres tener siempre la razón?”, “¿Por qué te sientes un sabelotodo?”, “¿Por qué eres tan arrogante?”… Y un sinfín de otras etiquetas que la gente usa para diferenciarte de la “igualdad”.

Recuerdo a muchos maestros que tuve en la vida, esos maestros revestidos de autoridad y protegidos por el poder estatal, el cual se adueña de lo que representa la parte más importante de la sociedad: la educación. Esa educación que debería ser en beneficio de explotar el conocimiento individual de quienes participan en tal comunidad, en realidad parece haber sido poseída por el adoctrinamiento estatal. Así, ¿cómo cuestionarlos? ¿Cómo poner en cuestión sus métodos, sus tratos? ¿Cómo osar creer que ellos podrían estar equivocados?. Y claro que podían estar equivocados, pero no lo íbamos a decir porque entonces eras culpado de rebelde y no había una Corte que te permitiera demostrar lo contrario; tú eras el alumno y él el maestro y por alguna extraña razón, eso te eximia de cualquier razón.

Creo que una de las mejores maneras de adquirir conocimiento es tomándolo y explorando por tu propia cuenta. Gracias a todo ese desarrollo tecnológico y de conocimiento, tenemos la facilidad de conseguir cursos gratuitos, pdfs, tutoriales, conferencias, debates de toda índole, que nos ayudan a formar una mejor perspectiva de la vida misma. Por ejemplo: a todos aquellos que no pudimos estudiar en una universidad por tener que trabajar, y sin embargo poder tomar cursos a nuestros tiempos y ritmo y al mismo tiempo, poder alimentar nuestra pasión por el conocimiento, eso nos resulta increíble. Pero más increíble es que aun así, con tales facilidades, haya personas que no quieran aprovechar y sacar todo el provecho necesario a esa maravilla que llamamos cerebro. Quizá si lo hiciera, la gente no vería con tanto recelo al conocimiento, al sentirse mejor preparada para pláticas más complejas.

Todo esto me ha ayudado a decidir seguir con la investigación científica, seguir enriqueciendo mi lenguaje científico y comparar cada vez más y más complejas perspectivas, las cuales me ayudarán a entender mejor la vida misma y a la sociedad con la cual me desarrollo y convivo día a día.

En tal sentido, he decidido a seguir buscando la respuesta a la pregunta principal: ¿Por qué la sociedad que tanto usa la ciencia, la llega a ver con recelo? ¿Y qué se puede hacer para intentar colaborar con un cambio?

Así, estoy decidido a seguir en la batalla de las ideas, aunque eso me cause etiquetas despectivas que traten de diferenciarme de la media gris. El fin y el proceso mismo de descubrimiento bien valen la pena.

Foto: j zamora


Por favor, lee esto

Disidentia es un medio totalmente orientado al público, un espacio de libertad de opinión, análisis y debate donde los dogmas no existen, tampoco las imposiciones políticamente correctas. Garantizar esta libertad de pensamiento depende de ti, querido lector. Sólo tú, mediante el pequeño mecenazgo, puedes salvaguardar esa libertad para que en el panorama informativo existan medios nuevos, distintos, disidentes, como Disidentia, que abran el debate y promuevan una agenda de verdadero interés público.

Apoya a Disidentia, haz clic aquí

Artículo anteriorEl ciclo sin fin
Artículo siguienteLa razón y el patriotismo
Roberto Briones
Emprendedor. Músico (Banda Sex Sabbath). Creé y dirijo el Grupo Libertario de Salamanca (México). Podcaster del grupo. Conceptualizador y organizador de conferencias y seminarios con México Libertario. Tengo estudios y residencias de investigación en varios países de Europa. Experto en temas de Economía clásica y Objetivismo.