Lamentablemente, no hace falta ser profeta para aventurar que de esta pandemia surgirá un estertor político que abundará en el error, en esa idea del Estado como organismo, no como organización. Tendrá un recorrido muy corto, posiblemente, pero quizá el suficiente para dar un último paso y precipitarnos definitivamente en el abismo. El pavor a una recesión extraordinariamente profunda y prolongada, que arroje una cifra de desempleados inimaginable, podría animar esta ofensiva estatalista, cuyo santo y seña sería la defensa numantina de “lo público” frente a la necesidad de la transformación………
El peligro del día después

Leo en el Twitter de D. Javier Benegas que «el Innombrable II» pretende (antes muerto que cobarde) hacer campos de concentración donde encerrar a los asintomáticos. Supongo que el primero en ser recluido en uno de estos campos será el propio fantoche contagiado y toda su familia, seguida de la familia al completo del Gadafi de Galapagar.
Os espero en mi casa.
Comments are closed.