Mario Draghi mostró, en la rueda de prensa posterior a la última reunión del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE), su preocupación por la evolución del Euro. No es para menos. Después de 2,3 billones de Euros inyectados en la economía en los últimos dos años y medio, la moneda europea pulveriza máximos (1,25 dólares la semana pasada), la inflación sigue lejana al 2%, especialmente la subyacente y, lo que es más importante, las reformas estructurales siguen sin llegar.

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Si nos guiáramos por los hechos, el BCE estaría más cercano al doble mandato de la FED que a mantener el incremento de los precios en niveles cercanos al 2%. La economía europea consolida la recuperación económica, con signos de vigorosidad en prácticamente todas las economías relevantes –con España a la cabeza –y reduciendo las incertidumbres nacionales, especialmente asociadas a los resultados electorales en Alemania.

De todos los objetivos que se marcó ‘Súper Mario’ con el lanzamiento del Quantitative Easing solamente se ha cumplido uno: mayor asunción de deuda

Esto, junto con un escenario de inflación baja en el medio plazo y con Estados Unidos sufriendo los efectos de su guerra comercial con China en forma de venta de deuda americana, lleva a una fortaleza del Euro no vista desde hace muchos años. Todo ello en un contexto en el que el sector exterior se comporta de forma inusualmente positiva en un entorno de fortaleza de la moneda local. En definitiva, de todos los objetivos que se marcó Súper Mario con el lanzamiento del Quantitative Easing (o Expansión cuantitativa) solamente se ha cumplido uno: mayor asunción de deuda. Exceptuando Alemania, las grandes potencias europeas, junto con Portugal y Grecia, han aumentado su endeudamiento.

¿Estamos perdiendo el control sobre el Euro?

Mario Draghi no salvó el Euro. Lo hipotecó. Y ahora está comenzando a ver que la casita de playa que nos «compró» a todos los europeos se va convirtiendo en una ratonera conforme pasa el tiempo: la inflación se comporta tal y como era previsible y los desequilibrios se acumulan tanto a nivel español como europeo. Es necesario comenzar a subir los tipos de interés, tal y como está haciendo la FED, para mandar un mensaje claro a Gobiernos y actores económicos: la fiesta se acabó.

Es necesario comenzar a subir los tipos de interés, tal y como está haciendo la FED, para mandar un mensaje claro a Gobiernos y actores económicos: la fiesta se acabó

Seguir aplicando medidas no convencionales en un contexto económico claramente expansivo conduce inevitablemente a que la próxima recesión, que llegará, sea de mayores proporciones. Ya ocurrió durante la primera década de los 2000 pero parece que no lo hemos aprendido como sociedad. Las burbujas en los mercados financieros continúan ahí y hay que devolver la racionalidad. Las carencias estructurales en muchos Estados Miembros siguen ahí y hay que solventarlas si queremos construir una zona Euro más sólida y resistente a los shocks económicos. A parte de gastar más y proponer la puesta en mercado de los Eurobonos, debemos liberalizar las economías y gestionar los desequilibrios existentes en la deuda, la finanzas públicas y la gestión del Estado de bienestar.

Si no lo hacemos, continuaremos siendo excesivamente dependientes de cualquier shock internacional o, sin ir más lejos, de las próximas elecciones italianas. La economía es por naturaleza cíclica y ninguna ciencia humana cambiará esa condición. Si seguimos por este camino, cuando llegue la próxima recesión no quedará margen presupuestario ni de asunción de deuda para que los Gobiernos den respuesta a las necesidades de la sociedad.

Las reformas y la sobriedad en las finanzas públicas son elementos indispensables: son la única manera de salvar al Euro

Ante la sensación de desconcierto de Mario Draghi – compartida por muchos economistas, entre los que me incluyo – las reformas y la sobriedad en las finanzas públicas son elementos indispensables: son la única manera de salvar al Euro.


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