El pasado lunes asistí a las jornadas La sombra de Cuba es alargada. El papel de la dictadura cubana en Rusia y Venezuela, organizadas por el Partido Popular y Cuba Decide en el edificio del Senado. La presentación corrió a cargo de Pilar Rojo, portavoz GPP en la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado, Rosa María Payá, fundadora de Cuba Decide, y de José Antonio Monago, del Partido Popular.
“La expresión ‘crisis humanitaria’ no alcanza para describir lo que está pasando en Cuba”, señaló Rosa María Payá, mientras describía la situación actual de la isla, donde los apagones se cuentan por días y no por horas, y donde las protestas de los cubanos que sufren la miseria son contestadas con una represión cada vez mayor por parte del régimen; el número de detenidos ya ha alcanzado los 1.700. Tras comentar la situación que se vive en Cuba, Payá presentó la primera de las dos charlas, Cuba, aliado preferente de Putin, destacando que “Cuba es el mayor aliado transatlántico de Putin” y como “el régimen facilita el envío de carne de cañón cubana a la guerra de Rusia en Ucrania”, en referencia a la presencia de ‘voluntarios” y militares profesionales cubanos en las fuerzas de invasión rusas.
Rusia está empleando un discurso anticolonialista como medio de influir a todos estos países, tanto en Iberoamérica como en Asía y África, que se resume en: The rest versus the West (el resto contra Occidente)
Nicolás de Pedro, investigador senior en el Institute for Statecraft de Londres, hizo un repaso a cómo Rusia ha aprovechado el legado soviético en materia de influencia y espionaje, y lo ha impulsado durante los últimos quince años. En ese sentido, Cuba es una pieza clave, pero no es la única, y de Pedro destacó casos como el de Méjico, donde “Rusia tiene más diplomáticos que en Estados Unidos”. “Rusia está empleando un discurso anticolonialista como medio de influir a todos estos países, tanto en Iberoamérica como en Asía y África, que se resume en: The rest versus the West (el resto contra Occidente)”. Este discurso se ha amplificado aún más desde la invasión de Ucrania y la necesidad de mostrar que Rusia no está aislada internacionalmente: “Putin cruzó el Rubicón el 24 de febrero de 2022, y ya no hay vuelta atrás”.
Por su parte, Oleksandr Slyvchuk, coordinador del programa de cooperación para España y Latinoamérica del Transatlantic Dialogue Center, profundizó en la presencia de soldados cubanos en Ucrania, que actualmente se encuentran combatiendo como parte del 428º Regimiento de Fusiles Motorizados en el frente de Pokrovsk. El ejército ucraniano ha capturado a varios soldados cubanos en el frente, pero, hasta el momento, “el gobierno cubano no ha mostrado ningún interés en sus ciudadanos para un posible intercambio de prisioneros”. Para Slyvchuk, la presencia de soldados cubanos y la reciente llegada de tropas norcoreanas al frente de Kursk son una prueba más de que “nos encontramos en un conflicto global, no en una guerra entre dos países”.
La segunda charla, La injerencia de Cuba en Venezuela, contó con el escritor Alejandro Peña Esclusa, y con Miguel Henrique Otero, director de El Nacional. Peña Esclusa destacó la importancia del narcotráfico, del Cartel de los Soles, como soporte del régimen de Nicolás Maduro: “Actualmente Venezuela es el principal exportador de cocaína del mundo y provee el 20% del mercado mundial, por esa razón, lograr la liberación de Venezuela significaría el más duro golpe al narcotráfico”. Peña Esclusa también mencionó el terrorismo islámico, por la vinculación de Maduro con Hezbollah, y los fraudes electorales como otros de los productos de exportación del Chavismo. Para el disidente venezolano, el gobierno de Maduro “es una organización criminal dirigida desde la Habana, porque Cuba controla las Fuerzas Armadas, la política exterior, la inteligencia e incluso la protección de Maduro”.
Miguel Henrique Otero explicó la evolución del régimen cubano, del proletariado al comunismo posmoderno pasando por el foquismo guerrillero del Che Guevara, para explicar la evolución del régimen y su expansión en el continente. Para Otero, el gran triunfo de Cuba es “que Venezuela le entrega su inteligencia militar”, y de ese modo se acaba haciendo con el control del país. “Maduro se mantiene en el poder utilizando el alto mando militar y el terror”, afirmó Otero, que, no obstante, ve con esperanza el resultado de las últimas elecciones porque “no se trató de un resultado de 70-30 a favor de Edmundo González, sino de un 95-5. Maduro perdió incluso en los cuarteles militares. Estamos muy cerca de ver un cambio”.
Las charlas de los distintos ponentes fueron muy reveladoras sobre la importancia de Cuba como portaaviones de Rusia en Iberoamérica y su nefasta influencia en Venezuela. Sin embargo, cuando en los medios de comunicación se habla de los civiles asesinados por el último bombardeo ruso sobre Ucrania, o de los torturados y desaparecidos en Cuba o Venezuela, hay un momento en el que la noticia se vuelve rutinaria y se convierte en una mera enumeración de cifras, de números sin alma que se suman en una lista interminable. Sin embargo, hablamos de personas reales y de vidas rotas, y entender eso es lo que nos permite empatizar con su sufrimiento y nos mueve a la acción, es, en definitiva, lo que nos hace humanos. En esta conferencia se dieron muchos datos y muchas cifras, pero no falto ese necesario enfoque humano que verbalizaron Rosa María Payá, recordando el asesinato de su padre, y Angélica Garrido.
Angélica Garrido fue liberada en julio tras cumplir tres años de cárcel por manifestarse en las protestas antigubernamentales del 11 de julio de 2021. Angélica, que fue detenida junto a su hermana, la poeta Cristina Garrido, que aún sigue en prisión, fue torturada, realizó dos huelgas de hambre y sufrió un envenenamiento que casi termina con su vida. También contó como estuvo encerrada en una estrecha celda de castigo sin apenas iluminación en la que permaneció 63 días cuando el tiempo máximo establecido es de 10. Su dura historia es la de muchos otros presos políticos cubanos que no deben caer en el olvido.
Rosa María Payá hizo una llamada a la acción, porque las palabras no sirven de nada si no van acompañadas de hechos, y a que se apoye de una vez por todas un cambio real para Cuba. El primer paso está en manos de la Unión Europea: dejar de subvencionar al régimen cubano con millones de euros en virtud del Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación. Ahora, la piedra está en el tejado de Bruselas.
Foto: Prensa Miraflores.
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