El 18 de noviembre se celebró en el Senado español una conferencia titulada «La sombra de Cuba es alargada: el papel de la dictadura cubana en Rusia y Venezuela», organizada por Cuba Decide, de Rosa María Payá, y el Partido Popular. El principal objetivo de Payá ha sido pedir a Europa que deje de subvencionar con millones de euros al régimen cubano en el marco del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación.

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En la conferencia se argumentó que la liberación de Cuba y Venezuela no sólo era una necesidad para los pueblos que sufren las consecuencias de las violaciones de los derechos humanos y las crisis humanitarias, sino también un imperativo para la seguridad del hemisferio occidental, ya que estas dictaduras amenazan la paz y la estabilidad de la región.

El informe de Humire sostiene que Hezbolá ha contribuido a convertir a Venezuela en un centro para el crimen organizado transnacional y el terrorismo internacional

En el panel sobre Venezuela, en el que participamos el director de El Nacional, Miguel Henrique Otero, y yo, se denunciaron tres aspectos del régimen venezolano. En primer lugar, que Venezuela es actualmente el primer exportador mundial de cocaína, suministrando el 20% del mercado. A este respecto, se recomendó la lectura de dos informes: «La revolución de la cocaína en Venezuela», elaborado por InSight Crime; y »NarcoFiles: El nuevo orden criminal», elaborado por el Organized Crime and Corruption Reporting Project junto con un equipo de periodistas de varios países.

Según estos informes, en 2022 Venezuela exportaba unas 300 toneladas de cocaína al año, con un valor en la calle de unos 7.500 millones de dólares. Las cifras han aumentado desde entonces. Los principales destinos son Estados Unidos y Europa, a través de rutas por el Caribe, Centroamérica y México, y África.

narcotráfico

Esto es posible porque las autoridades venezolanas al más alto nivel, tanto civiles como militares, manejan este negocio a través del Cartel de los Soles. Estamos hablando, sin duda, de un narcoestado, porque las instituciones están al servicio del narcotráfico. Por lo tanto, la liberación de Venezuela significaría un duro golpe al narcotráfico.

El segundo aspecto del régimen venezolano es su relación con el terrorismo islámico. En este sentido, se recomendó la lectura del informe del Atlantic Council titulado «The Maduro-Hezbollah nexus: How Iranian-backed networks prop up the Venezuelan regime», de Joseph Humire.

El informe de Humire sostiene que Hezbolá ha contribuido a convertir a Venezuela en un centro para el crimen organizado transnacional y el terrorismo internacional, y reitera que el régimen de Maduro proporciona identidad venezolana a terroristas islámicos para que puedan viajar libremente a Europa y Estados Unidos.

El tercer aspecto del régimen, y uno de los menos conocidos, es que Venezuela introdujo una nueva forma de golpe de Estado basada en el fraude electoral y perpetrada con tecnología punta. A este respecto, escribí un libro titulado “Los fraudes electorales del Foro de Sao Paulo”.

A instancias de Cuba, Hugo Chávez desarrolló un esquema de fraude basado en máquinas electrónicas de votación y sistemas computarizados de totalización, que le ayudaron -según técnicos electorales y expertos estadísticos- a robar dos millones de votos en el referéndum revocatorio de 2004.

En esta elección participó una empresa de reciente creación llamada Smartmatic, que según Stolen Election Facts está estrechamente vinculada al régimen venezolano, aunque esa compañía rompió públicamente con el gobierno de Maduro en 2017.

El pasado mes de agosto se presentó una demanda contra el presidente de Smartmatic, Roger Piñate, por haber sobornado a las autoridades electorales de Filipinas. Sin embargo, esto no impidió que la empresa fuera contratada para gestionar el próximo proceso electoral en Honduras.

El narcotráfico, el terrorismo islámico y el fraude electoral son sólo algunos de los productos de exportación del régimen venezolano. Esto explica por qué las guerrillas colombianas FARC y ELN operan libremente en territorio venezolano; y explica por qué se cometen tantos crímenes de lesa humanidad: persecución, desapariciones, torturas, detención de niños, encarcelamiento de miles de inocentes y asesinatos políticos a plena luz del día.

Todos los intentos de negociar con los voceros de Maduro han fracasado -y seguirán fracasando- porque son tratados como miembros del gobierno, cuando en realidad representan a una organización criminal dirigida desde La Habana. Cuba dirige las Fuerzas Armadas venezolanas, maneja su política exterior, supervisa la seguridad del Estado y la protección de Maduro, y tiene el control del servicio de identificación, los registros y las notarías.

En definitiva, Maduro está haciendo el trabajo sucio de la dictadura cubana, que finge no tener nada que ver con el narcotráfico, el terrorismo islámico o el fraude electoral que se produce en todo el mundo; pero esto es sólo una fachada para engañar a la comunidad internacional y en particular a los gobiernos europeos. Maduro es un títere de La Habana, y no será posible lograr la liberación de Venezuela hasta que el ejército de ocupación cubano abandone el país.

*** Alejandro Peña Esclusa es escritor, analista y consultor político venezolano.

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