Fernando José Vaquero Oroquieta es licenciado en Derecho por la Universidad de Navarra y criminólogo por la Universidad del País Vasco. Coautor de La tregua de ETA: mentiras, tópicos, esperanzas y propuestas (2006), y autor de varios libros, entre ellos La ruta del odio. 100 respuestas claves sobre el terrorismo (2010) o De Navarra a Nafarroa, La otra conquista (2019) o Biografía no autorizada del PNV (2022). Su último libro: De ETA a EH Bildu. Las pieles de la serpiete.

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Desde hace unos años, la izquierda ha llevado una intensa campaña para afirmar que Bildu no es ETA y justificar sus acuerdos con los independentistas vascos.

Así es, pero lo cierto es que Bildu es Sortu y la coalición Euskalherria Bildu, una organización que habría sido imposible sin ETA y que representa su culminación ideológica. El “frente político” ha sido una herramienta de la “lucha armada” desde el principio. ETA celebra en 1966 su Quinta Asamblea, había nacido como EKIN en 1951 y realizado sus primeros atentados diez años después, en la que se declara marxista leninista, aprueba el uso de la guerra revolucionaria y se decide el desdoblamiento de la organización en cuatro frentes: político, cultural, militar y económico. Desde ese momento se produce una pugna entre los que creen los que el aspecto militar debe marcar la agenda política, y los que opinan lo contrario. Finalmente se establece la táctica del “bloque dirigente”, en el que la parte militar “dirige, anima y controla” todos los brazos sociales del Movimiento de Liberación Nacional Vasco: el frente político, cultural, económico, y también el feminista, internacionalista o las juventudes. Este bloque político llega hasta 2018, en el que ETA primero paraliza sus actuaciones y luego dice que se disuelve como “actor político”.

Fernando José Vaquero Oroquieta
Fernando José Vaquero Oroquieta.

Es decir, que el control de la política sólo ha desaparecido con la disolución de la organización terrorista.

Sí, Herri Batasuna y los demás partidos independentistas que se integran en ella vienen de ahí, y una vez se produce la ilegalización van apareciendo nuevas marcas que continúan su trabajo y que en muchos casos también son ilegalizadas: Sozialista Abertzaleak, Amaiur, Euskal Herritarrok, Partido Comunista de las Tierras Vascas, etc. Sortu, legalizada en 2012, y posteriormente Bildu, son una creación más del “bloque dirigente”, que es el corazón estratégico de la izquierda abertzale y de ETA, que son lo mismo.

En el País Vasco hay una sociedad muy conformista con el poder actual del nacionalismo, en la que no hay apenas elementos críticos y que tiene muy poca memoria con el dolor de las víctimas del terrorismo; un dolor que una mayoría contempla con absoluta indiferencia

Hay distintos procesos de ilegalización, pero finalmente Sortu es aceptada a pesar de presentar a exmiembros de ETA en sus listas electorales.

Sí, hay un total de 144 exmiembros de ETA en las listas de la izquierda abertzale y además en el Comité Central de Sortu, no menos de quince miembros han sido juzgados y condenados por pertenecer a ETA. Es decir, Sortu no es un partido convencional, es un partido leninista bajo una apariencia democrática y una continuación de la misma estrategia.

Si es una continuación de la misma estrategia, ¿por qué son legalizados?

Porque presentan unos estatutos que son aceptables para el Ministerio del Interior y firman una declaración contra la violencia. Pero, esto es importante, es una declaración genérica contra la violencia, es decir, no es un rechazo a la “lucha” de ETA, sino a la violencia generada en el País Vasco que, según ellos entienden, es iniciada por el Estado, la policía, la patronal, etc.

No es más que una aceptación formal de la democracia burguesa y española, pero porque entienden que el ciclo histórico ya no es proclive al terrorismo, del mismo modo que sus modelos políticos, como fue el comunismo soviético o albanés, dejaron de ser utopías útiles y eso conduce a la ampliación de los derechos subjetivos y al empoderamiento de las minorías como nuevos sujetos revolucionarios de cambio social: mujeres, minorías raciales, trans, etc.

¿Pasan del marxismo ortodoxo al cultural?

Realmente no, porque siempre han sido Gramscianos. Siempre han entendido que el fusil es la punta de lanza del pueblo, pero que para propiciar los cambios en la sociedad hay que generar un cambio cultural. Por ejemplo, si el paradigma del vasco modelo en la época de Sabino Arana era un católico de misa diaria con ocho apellidos vascos, con los años eso desaparece y lo que queda es el vasco que habla euskera para construir nación. Esto es valido para el PNV y para la izquierda abertzale, lo vasco se reconoce sólo en los que hablan euskera y por eso puedes ver propaganda abertzale en la que personas de distintas razas piden la independencia.

Sortu es legalizada y de ahí viene Bildu. No obstante, ha habido intentos posteriores de pedir su ilegalización, por parte de VOX, que han sido rechazados en el Parlamento.

Claro, porque no ha habido mayoría social ni política para ello, no ha habido voluntad por parte del Partido Popular. Se podrían presentar muchos documentos, sentencias, declaraciones, la base de datos de los 3.000 miembros de ETA y su pertenencia a distintas organizaciones políticas, pero hay una falta evidente de voluntad política.

Es la misma gente que forma parte de todo un entramado de estrategias y financiación compartidas, y de retroalimentación material, económica, electoral, etc. Esto es construcción nacional vasca por la vía del hecho y del derecho. En la vía del hecho mediante el control de la sociedad, de los símbolos y del lenguaje. En la vía del derecho mediante leyes como la ley de memoria democrática de Euskadi, ley del euskera en Navarra, o los acuerdos de cooperación entre las administraciones del País Vasco y Navarra. Y, al mismo tiempo, vaciar de contenido la presencia española para que no haya banderas y no se hable de España en la enseñanza, en las universidades ni en los medios de comunicación. En el País Vasco se puede vivir sin tener ninguna conciencia española y eso es lo que le ocurre a la mayor parte de la juventud, que ha crecido en el nacionalismo lingüístico.

Vistos los resultados electorales del pasado 21 de abril, esta estrategia está teniendo éxito.

Sí, desgraciadamente el resultado de las elecciones vascas no es sorprendente. Por un lado, el voto de Podemos ha acabado en su mayor parte en Bildu que, por todo lo que hemos comentado antes, tiene una enorme implantación y capacidad de trabajo. Y por otro, Bildu está conectando muy bien con la gente joven recurriendo a temas sociales, mientras que el PNV, en cierto modo, se está convirtiendo en un partido antiguo, votado por personas mayores, y que muchos consideran que debe dar paso a un nuevo ciclo. Es cuestión de tiempo que el separatismo radical se convierta en la primera fuerza política vasca.

Bildu ha empatado en escaños con el PNV, que puede repetir gobierno con el Partido Socialista. La diferencia en votos se ha reducido a 30.000, hace cuatro años fueron 100.000, pero también las diferencias ideológicas porque el PNV es cada vez más progresista. ¿Cree que existe alguna posibilidad de acuerdo?

Bildu quiere formar parte del gobierno porque saben, como señaló Arnaldo Otegui en el Aberri Eguna (Día de la Patria Vasca) que para conseguir la independencia tienen que dar varios pasos, y uno de ellos es estar presentes en el gobierno del País Vasco y en el de Navarra. Para Bildu, una alianza con el PNV sería lograr una vieja estrategia del nacionalismo vasco: el frente nacional vasco. Si el PNV prefiere pactar con los socialistas, que parece los más probable, entonces les acusarán, como han hecho otras muchas veces, de burgueses, traidores y españolistas. El objetivo final es la independencia y Arnaldo Otegui ha planteado 2030 como la fecha para ese proceso, aunque son conscientes de la dificultad que se plantea en el contexto actual europeo. No obstante, en Bildu están muy pendientes de lo que sucede en Cataluña porque, después del fracaso del plan Ibarreche, el separatismo vasco ha cedido el testigo al separatismo catalán.

El Partido Popular ha crecido en escaños y VOX ha logrado conservar el que tenía. ¿Qué opina de estos resultados?

Gracias al esfuerzo que han realizado ambos partidos han ganado unos miles de votos, sí, pero la realidad es que el voto constitucionalista se va a reducir por una cuestión generacional y no se va a producir un vuelco ni a corto ni a medio plazo; esto no se resuelve con una campaña electoral. Además, el centro-derecha está cada vez más aislado porque la izquierda constitucionalista, los socialistas, pactan su agenda progresista, Woke, LGTB y feminista con Bildu e incluso con el PNV.

En el País Vasco hay una sociedad muy conformista con el poder actual del nacionalismo, en la que no hay apenas elementos críticos y que tiene muy poca memoria con el dolor de las víctimas del terrorismo; un dolor que una mayoría contempla con absoluta indiferencia.

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