“La problemática que el marxismo dejó detrás de sí continúa existiendo hoy: la disolución de las certezas primordiales del hombre sobre Dios, sobre sí mismo y sobre el universo sigue siendo, y precisamente de nuevo ahora, nuestro problema y puede llevar a la autodestrucción de la conciencia occidental”

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Con un tono claramente premonitorio Benedicto XVI expresaba su preocupación, ya en 2005. “Ni la razón, ni la fe prometen a nadie que algún día llegará un mundo

perfecto. Éste no existe”, indicaría en otra de sus pocas entrevistas. Para insistir en su encíclica “Deus caritas est” (Dios es amor),  y como sus palabras “expresan con claridad meridiana el corazón de la fe cristiana”.

Otros viajes serían necesarios en Nigeria, donde la facción islamista Boko Haram, lucha por asentar un califato en el norte, para lo que ha declarado la yihad contra el cristianismo. 20.000 han sido los  asesinados en los últimos diez años, perpetrada en gran parte por los ganadores musulmanes Mulani

Una encíclica no es cualquier cosa, es el documento doctrinal más importante al que recurre un Papa en el ejercicio de su Magisterio. Suele responder a cuestiones particulares de una época, y estas palabras “Deus caritas est”, con las que comienza su alocución, están tomadas literalmente de la primera carta de San Juan que dice “Dios es Amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios” (Jn, 4,16).

He querido empezar esta columna recordando a Ratzinger, aunque el foco mediático esté en el Papa Francisco.  Fue un Papa malquerido por el aparato mediático, pero fundamental en la razón teológica, bien argumentada y  desplegada en varias encíclicas y en numerosas publicaciones. En el estudio, Poder, justicia y paz. El pensamiento político de Joseph Ratzinger, se recoge con justa actualidad, que es necesario restaurar el consenso, pero no en el formato posmoderno acostumbrado, sino en un consenso moral fundamental, como una urgencia para la supervivencia de la sociedad y del Estado. De nuevo el teólogo reclama una respuesta a ese relativismo totalitario que se ha extendido como una mancha de aceite, algo que se ha convertido en parte del oxígeno que respiramos.

Sin entrar en cuestiones laterales, como el peligro que podía ocasionar el viaje durante la pandemia, o posibles problemas de seguridad, lo cierto es que los cristianos perseguidos, que malviven en Irak, necesitan la presencia del representante de la iglesia católica. Esta vez sí ha sido recogido  el evento y abanderado en numerosas portadas y titulares.  Muy acorde con la diplomacia vaticana, como se puede observar en la siguiente planificación del viaje, con unos tiempos bien repartidos, según lo esencial del viaje, que podemos entender como momentos de presencia y encuentro cristianos en lugares tan hostiles como Erbil, Mosul y Qaraqosh, ciudades iraquíes recién visitadas.

La parada obligada en Erbil, ciudad ha azotada por la emigración, con más de medio millón de refugiados sirios. En junio de 2014 ocupada por al radicalismo islámico apodado eufemísticamente Estado Islámico, que devastó y convirtió en escombros iglesias, mausoleos, muchas obras antiguas y antiquísimos manuscritos.

En junio de 2017 destruyó  la mezquita de Mur ad-din en Qaraqosh, lo mismo que el resto de la ciudad, donde los cristianos representan el 90 de la población.

Los cristianos eran 1,5 millones de los 25 millones de iraquíes en 2003, hoy se estima que son entre 150.000 y 300.000 sobre una población de 40 millones. Por tanto, sí era necesario este viaje, para una religión desamparada como señala Disidentia, con más de 2.200 millones de seguidores en todo el mundo, pero cada vez y cada día más perseguida.

Otros viajes serían necesarios en Nigeria, donde la facción islamista Boko Haram, lucha por asentar un califato en el norte, para lo que ha declarado la yihad contra el cristianismo. 20.000 han sido los  asesinados en los últimos diez años, perpetrada en gran parte por los ganadores musulmanes Mulani. The Christian Post daba cuenta el 3 de julio de 2018 del asesinato de 6.000 cristianos, en su mayoría mujeres y niños, por islamista en Nigeria.

En la India, en la que los fundadores del hindutva, una ideología nacionalista e hinduista, exhiben parafernalia militar en sus uniformes que recuerda a las huestes de Mussolini, han declarado enemigos a los misioneros europeos. Los ven como un peligro y una agresión. Han muerto más de 4.300 cristianos en 2018 a causa de su fe cristiana, como recoge la nueva World Watch List 2019 un 25% más que el año anterior.

En este largo listado, apenas reseñado en los medios de comunicación, añadimos el informe-revisión, independiente del obispo Trulo para el Secretario de Relaciones Exteriores de FCO apoyo a los cristianos perseguidos. Este informe publicado a mediados de 2019 describe cómo en Oriente Medio, Asia y África, los cristianos son perseguidos, encarcelados y ejecutados, denunciando el silencio cómplice de los políticos occidentales y sus medios de comunicación.

Clamorosas situaciones como la tortura de los cristianos en Corea del Norte, en la prisiones de Eritrea, Malasia, Pakistán. Masiva violencia en estados de la India como Chhattisgarh, Maharashtra, Odisha, Madhya Pradesh, Uttar Pradesh, Jharkhand,y Telangana para forzar la conversión de cristianos al hinduismo, así como la rutinaria violencia sexual contra la mujer. En China se repele la religión cristina y en Nepal están prohibidos los ritos funerarios cristianos. Según el Pew Research Center, en 2015 los cristianos fueron objeto de persecución en 144 paises. Lo que supone un aumento respecto los 125 paises de 2015. Y así podríamos continuar detalladamente por los cuatro puntos cardinales, que tienen en común esta persecución y el silencio mediático.

“La fe cristiana siempre presentará un desafío radical a cualquier poder que haga reclamos absolutos por sí mismo, y hay muchos de ellos en el mundo de hoy. Y sugiero que enfrentar el poder absoluto es ciertamente una preocupación legítima y un objetivo político de cualquier gobierno democrático. De hecho, el desafío inherente de la fe cristiana a las afirmaciones absolutistas explica por qué ha sido una piedra fundamental del gobierno democrático occidental, y también explica por qué debemos seguir apoyándola vigorosamente dondequiera que esté amenazada.” Párrafo obtenido del informe en el que aparecen constantes referencias al respeto de la libertad religiosa, que es en definitiva la libertad que debiera caracterizar una democracia.

Sin embargo, estos cristianos perseguidos necesitan una defensa más contundente del Papa frente al Islam radical y su intolerancia, con frecuencia maquillado por los diferentes “abrazos al Islam”, a los que el pontífice argentino es tan proclive, con las cámaras siempre atentas para captar su tolerancia multicultural.

Cualquiera sabe que si vive en una tierra hostil, que prohíbe su libertad de credo, y en la que se juega la vida con frecuencia, las buenas palabras no sirven para nada, si no existe una clara y firme denuncia. Mientras tanto más de 260 millones de cristianos son perseguidos en más de 109 países a lo largo y ancho del mundo. A pesar de que desde una mentalidad secular no se comprende que para estos millones de cristianos, su fe no es principalmente una normativa, ni una costumbre o tradición, es una experiencia plena y diaria a la que no están dispuestos a renunciar.

Foto: Hugo Fergusson.


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