Entrevista con Alarico Lazzaro, escritor y ensayista, colaborador del periódico del think tank conservador Nazione Futura. Autor de “Il lato Oscuro del mondo Greco” y de “Éric Zemmour. Un intellettuale in corsa all’Eliseo”, el único libro en italiano sobre Éric Zemmour.
¿Cómo están siendo estos primeros meses del nuevo gobierno italiano? ¿Está cumpliendo las expectativas?
Creo que el gobierno Meloni está siendo el primer gobierno conservador de la historia de la República de Italia. Giorgia Meloni está liderando una contrarrevolución frente a la izquierda iliberal* y está promoviendo el pluralismo. Para mí, esto es un signo de una nueva era. Por ejemplo, en enero se celebrará un evento para conmemorar y honrar la memoria de Sir Roger Scruton con la presencia de Francesco Giubilei, el diputado Andrea Volpi y el periodista Daniele Capezzone. Hace un año, un homenaje así habría sido inimaginable, con Meloni es una realidad. Otro ejemplo, se ha recuperado el término “meritocracia”. Durante muchos años, en Italia la “meritocracia” era una palabra tabú; ahora tenemos un Ministerio de la Educación y el Mérito, donde la escuela debe promover el pluralismo y luchar contra la masificación cultural.
La idea de una Europa en la que Alemania y Francia tienen una posición privilegiada no tiene sentido para Meloni ni para los conservadores italianos
También es la primera vez en la que tenemos a tres líderes conservadores en el Consejo Europeo: Peter Fiala de la República Checa, Giorgia Melonia de Italia y Mateusz Morawiecki de Polonia. Además, hay otros aspectos importantes para el futuro, como el caso del “Ocean Viking”, donde Meloni ha obligado a Macron a revisar el soberanismo de Italia. La idea de una Europa en la que Alemania y Francia tienen una posición privilegiada no tiene sentido para Meloni ni para los conservadores italianos, y tampoco la que considera miembros de segunda clase a países como Hungría y Polonia. Todos somos hermanos y Europa del Este puede enseñar mucho a Europa Occidental de lo que significó la opresión comunista. Sin duda, el gobierno Meloni ha empezado con buen pie.
Ha hablado de contrarrevolución, en Italia la derecha es consciente de que hace frente a una revolución de la izquierda, sin embargo, en otros países no sucede lo mismo.
Sí, y esto es algo que pertenece también a Berlusconi. Después del período Tangentopoli, Berlusconi recabó el apoyo de la antigua Democracia Cristiana y se convirtió en el padre de la idea de un nuevo centroderecha liberal-conservador. Pero Meloni ha traído una nueva forma de pensar el conservadurismo en la agenda política. El hecho de que muchos partidos de centro-derecha se asusten ante la idea de una contrarrevolución y se muestren pasivos ante la agenda política de la izquierda es una de las principales razones por la que estos partidos están en crisis en toda Europa. España es, de hecho, uno de los pocos países en donde este tipo de partidos aún tiene un importante apoyo popular, con cerca de un 30%. En Italia, Forza Italia está en crisis y sólo tiene un 7% de los votos; en Suecia, los populares suecos han tenido que pactar con los Demócratas Suecos para gobernar; en Austria, Sebastian Kurz perdió el poder y los populares están perdiendo apoyo. El centro-derecha que representa Meloni es una verdadera revolución conservadora.
El nuevo gobierno también ha tomado medidas de apoyo a los autónomos y ayudando a las clases más desfavorecidas. Básicamente está haciendo lo prometido.
Exactamente, Meloni dijo que el nuevo gobierno conservador se centraría en dos aspectos fundamentales: el apoyo a las personas que sufren la crisis social y económica, y el reconocimiento del mérito. Le daré otro ejemplo, en Italia, con el gobierno de izquierda se introdujo el bono cultural, es decir, 500 euros para gastos en actividades culturales para todos los que cumplieran 18 años. Meloni ha introducido un nuevo bono en función de la situación económica y otro más, por méritos, para todos aquellos que consigan un 100 en las notas de sus exámenes finales en el instituto. Respecto a otros asuntos más prácticos, valoró mucho el decreto contra las fiestas “rave” porque la ley y el orden son muy importantes para la derecha, la oposición a la comida sintética, la reducción del IVA y la eliminación del ingreso mínimo vital que se quería imponer en Italia en 2024. Este ingreso buscaba la compra de votos sobre todo en el sur del país y se ha abolido para evitar fraudes y poner a la gente a trabajar, porque Italia tiene un importante capital humano y hay que promover el trabajo.
El enorme escándalo del “Qatargate” pondrá fin a la mayoría de Ursula von der Leyen
En el plano geopolítico hay que destacar el apoyo a Ucrania, que también sostiene en Europa el grupo de Conservadores y Reformistas (ECR). Se trata de una visión conservadora que puede ser muy importante en todo el continente y creo que este enorme escándalo, el “Qatargate”, pondrá fin a la mayoría de Ursula von der Leyen y que hay un gran espacio para los verdaderos conservadores en el Parlamento Europeo.
Más bien el “Moroccogate”.
Sí, hay demasiados escándalos, hay demasiados “gates”. Es terrible que la política se entregué al dinero, es una auténtica vergüenza para el Parlamento Europeo y para la izquierda. Eva Kaili decía que la izquierda era la única que podía defender el Parlamento Europeo, el progresismo y las minorías, pero lo único que les importaba era el dinero.
Antes mencionaba al Partido Popular español que, como Forza Italia, pertenece al Partido Popular Europeo (EPP). No obstante, son partidos bastante diferentes porque los españoles están muy en la línea “progresista” del EPP, que vota demasiado a menudo lo mismo que los socialistas.
Sí, es el resultado de esta loca coalición denominada la “mayoría de Ursula”, muy vinculada al transformismo político y al control de las instituciones europeas. Recuerdo un gran discurso del profesor Ryszard Legutko (ECR), en el aniversario del Parlamento Europeo, en el que decía que el Parlamento estaba alienando a los votantes porque mandaba un mensaje falso: “No existe un demos europeo y no importa las veces que se repita la palabra diversidad, en esta Cámara la diversidad es una especie en extinción”. Creo que es una buena interpretación de lo que los conservadores piensan sobre esta forma de pensar Europa, porque hay una Europa diferente basada en el realismo y en una confederación de naciones.
Los conservadores debemos trabajar para promover una nueva forma de pensar Europa
Europa es un sueño, pero se está convirtiendo en un gigante burocrático. Los conservadores debemos trabajar para promover una nueva forma de pensar Europa, y también debemos ser más independientes de los dos bloques, Estados Unidos y Rusia, porque los intereses europeos están muy a menudo alejados de ambos bloques.
Usted conoce bien la política francesa, ¿qué opina de la situación en Francia ante el nuevo escenario político?
El sueño en Francia es la “Unión de las derechas” y esto es más posible con Éric Ciotti. Estoy muy satisfecho con la elección de Ciotti para dirigir los Republicanos porque ha demostrado tener una forma de pensar más conservadora. Su antecesora Valérie Pécresse, que obtuvo un 4% y el peor resultado histórico del partido, representaba un centro-derecha sin derecha, un centro hacia la izquierda. Fue muy simbólico que en la segunda vuelta Pécresse pidiera el voto para Macron. Ciotti estuvo muy cercano a Zemmour y espero que sus partidos, Los Republicanos y Reconquête, puedan trabajar juntos porque representan el gaullismo en la sociedad. Zemmour es un gran candidato, no es un político, sino un aristócrata de la cultura y un agudo observador de la situación política y social. Y creo que Reconquête se convertirá en una fuerza muy importante en Francia. Por otro lado tenemos a Rassemblement National. Tengo muy buena opinión de su nuevo presidente, Jordan Bardella, porque creo que va a introducir aspectos muy interesantes en la agenda política de RN, como el ambientalismo de Scruton, al que Marine Le Pen no prestó demasiada atención, pero que Bardella ha introducido como una palabra clave en el nuevo rumbo político de su partido.
La “Unión de la derecha” no es posible ahora mismo, pero sería deseable de cara a las elecciones legislativas, no en las presidenciales. En las últimas elecciones legislativas Marine Le Pen obtuvo un resultado histórico con 89 diputados. Zemmour no consiguió ninguno, en mi opinión debido a que Reconquête es un partido muy joven, pero tiene un futuro muy prometedor. La grandeza de Francia no desaparecerá si los franceses votan por Zemmour y Reconquête, estoy seguro de ello.
Se identifica a menudo a Zemmour con la élite de París, pero curiosamente Reconquête tiene un fuerte componente que procede del activismo del movimiento identitario.
Sí, y será un elemento clave de cara a futuras elecciones. El año pasado Marine Le Pen sufrió una crisis de liderazgo y muchos miembros destacados de RN, como los eurodiputados Nicolas Bay o Jérôme Rivière, se fueron con Zemmour, por lo que también cuenta con muchos miembros de Identidad y Democracia en el Parlamento Europeo. Ahora la labor de Reconquête y Los Republicanos es enmendar la fractura entre las clases altas y las populares. Marine Le Pen lo ha hecho muy bien en este sentido, porque sólo se puede ganar con el apoyo de un electorado fuerte que provenga de distintas clases.
Otro aspecto único de Éric Zemmour, que usted señala en su libro, es que se trata de un intelectual metido a político.
Así es. En mi libro hago un análisis sobre su llegada a la política debido a que en los últimos años Francia ha sufrido muchas crisis estructurales que han minado la integridad del país, esto fue lo que llevo a Zemmour a fundar Reconquête y a llevar una propuesta intelectual a la agenda política. En todo el mundo hemos visto entrar en política a muchos economistas, a muchos empresarios, como Donald Trump o Silvio Berlusconi, pero no a un intelectual. Francia es un gran país por su historia y tradición, y tiene un panteón increíble de grandes pensadores contrarrevolucionarios, como Joseph de Maistre o Alexis de Tocqueville, y todas estas influencias están presentes en los libros de Éric Zemmour. Francia debe redescubrir esa identidad, presente en otros intelectuales como Michel Onfray o Michel Houellebecq, para recuperar su grandeza.
(*) “La izquierda que promueve la masificación, lo políticamente correcto, la cultura de la cancelación y un único modo de pensar”. The Economist, septiembre de 2021.