En el Podcast de hoy, un servidor revela una experiencia personal y profesional bastante desagradable. Pero, como dice el refrán, no hay mal que por bien no venga. Aquel suceso me permitió mirar el problema del Feminismo Corporativo desde una perspectiva más real e incisiva. Me había dado cuenta de que no era un movimiento subversivo cualquiera, era mucho peor: era un ascensor social al servicio de una minoría, un arma muy peligrosa que en manos de personas sin escrúpulos podía acarrearte la muerte social.

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Puede escuchar el Podcast especial sobre el Feminismo Corporativo haciendo clic en «reproducir».

Pese a esta evidencia, el Feminismo Corporativo se extiende como una mancha de aceite y aumenta el número de casos de abusos individuales, donde los hechos y las razones no importan, sólo una característica que no podemos escoger: nuestro sexo.

El Feminismo Corporativo logró su primer gran triunfo en nuestro país el pasado 8 de marzo, cuando convirtió el Día Internacional de la Mujer, que debía ser un acto de celebración, en un linchamiento de la sociedad española y un ajuste de cuentas generalizado.

Ese día asistimos a una impostada guerra de sexos con la que se presionó a los legisladores para que convirtieran las leyes en privilegios que favorezcan a las mujeres. Pero no a todas las mujeres, sino a grupos de mujeres muy concretos.

Cuanto más ceden los políticos a la presión, más lobbies feministas florecen en aquellos sectores más prometedores, donde las ganancias a repartir para las activistas son más sustanciosas. Porque el Feminismo Corporativo no es un movimientos que represente a todas las mujeres, representa a unas minorías que han visto en él una palanca de poder con la que satisfacer sus aspiraciones profesionales y económicas. Por eso, para sus activistas, todo sector relevante, con posibilidades de promoción, se convierte en un objetivo estratégico. Una característica que revela la existencia de intereses que no son ni mucho menos altruistas.

Le recomiendo, querido lector, que escuche el Podcast. Si no le es posible hacerlo en el momento, puede descargarlo y escucharlo más tarde. Lo importante es que participe en esta reflexión y, si es posible, aporte sus comentarios.

Foto: Shaojie 

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