Populares y socialistas han perdido la mayoría absoluta por vez primera en el Parlamento europeo. Ambos necesitan a verdes o liberales para el reparto y dominio de la tarta presupuestaria.
Los eurorreformistas han subido el 11% y son el tercer grupo más numeroso de la Cámara con 114 eurodiputados.
Pedro Sánchez ha cobrado un protagonismo en Europa desconocido desde Aznar. Lo cual, además de evidente, es positivo para la imagen de España. Zapatero y Rajoy eran dos aldeanos que no sabían ni dónde colocarse para hacerse la foto.
Con Rajoy la irrelevancia de España fue (PP con 24 escaños, Sánchez tiene 20) clamorosa por su ignorancia del inglés, su desgana y su desprestigio por la corrupción de cargos dirigentes del PP.
En Europa y en los USA no les gustaba recibir a un líder político, con su tesorero en la cárcel y la policía registrando su despacho de la calle Génova por orden judicial. En España la corrupción mediática ocultaba la valoración de Rajoy en Europa y en América. Pero leer la prensa extranjera era un sonrojo cada vez que se citaba el «caso español» en los últimos catorce años.
Obama tardó 26 meses en recibir a Rajoy en la Casa Blanca cuando lo normal, incluso en un país de importancia mucho menor, es que el presidente lo reciba en un máximo de seis meses.
El laberinto europeo es un lío pero mantiene las formas.