Alejandro Peña Esclusa, ingeniero, escritor, analista y consultor político. Pionero de las primeras protestas en su país en contra del régimen chavista, Peña fue encarcelado durante un año en El Helicoide (una prisión tristemente conocida por sus torturas) y a día de hoy sigue siendo un perseguido político. Experto en el Foro de Sao Paulo, ha escrito cinco libros sobre este tema.

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El «Grupo de Puebla» ha finalizado su IX Encuentro en Méjico. ¿Por qué es importante conocer lo que se ha tratado en ese encuentro de la izquierda iberoamericana?

Para los europeos es muy importante saber lo que se discutió en Méjico, porque refleja el pensamiento del progresismo internacional, y básicamente están desvelando el proyecto mundial de la izquierda. Iberoamerica, durante los ultimos años, ha sido el laboratorio de ideas progresistas que luego se exportan a Estados Unidos, Europa y a otros lugares, como por ejemplo, el fraude electoral. A diferencia del Foro de Sao Paulo, que está formado por partidos políticos, el Grupo de Puebla lo forman personalidades, y muchos de sus miembros, la inmensa mayoría, pertenecen también al Foro.

Alejandro Peña Esclusa.

Uno de los temas destacados fue el apoyo a la inmigración y a las fronteras abiertas.

Sí, ellos tienen un antecedente, el éxodo de Mariel. Una operación de Fidel Castro en la que miles de cubanos salieron hacia Estados Unidos en 1980, y entre los que el Castrismo introdujo también a todos los elementos indeseables de los que quería deshacerse y que causaron serios problemas al país receptor. Ahora vemos que una inmigración masiva e ilegal de personas que no son víctimas de una crisis humanitaria, e incluso la definición de migración económica se queda corta. Lo que está ocurriendo es una guerra poblacional: la utilización de los migrantes como herramienta de guerra y desestabilización por parte de la izquierda. Es un procedimiento deliberado, consciente y planificado con apoyo internacional. Europa debe investigar esta guerra poblacional, dirigida a propósito contra Italia y contra el gobierno de Giorgia Meloni.

No estoy hablando de los migrantes, que son víctimas y carne de cañón, y a la izquierda no le preocupa si se mueren atravesando un río o en el Mediterráneo. Los migrantes son explotados por unas mafias aliadas políticamente con la izquierda y luego son utilizados para crear una situación de conflicto en los países de destino. Y luego se manipula a los gobiernos de Estados Unidos y Europa para que, por razones humanitarias, les den asilo y todo tipo de subsidios. Los que hacen esto saben muy bien que el volumen de esta migración no puede ser absorbido de una manera razonable por los países de destino, y también saben que esos migrantes van a llegar a estos países y no van a resolver sus problemas, y que muchos acabarán en la delincuencia o en la pobreza. Yo soy venezolano y, como otros ocho millones de mis compatriotas, tuve que abandonar mi país, y no estoy hablando de estas personas, sino de los que los utilizan como una herramienta de desestabilización.

Los países comunistas destruyen la economía y convierten a un país como Venezuela, el más rico de Latinoamérica, en el más pobre, en términos de renta per cápita, junto con Haití. Fuerzan la migración de ocho millones de personas a los que les destruyen la vida y que no querían abandonar Venezuela, los envían a Estados Unidos y a otros países, donde en muchos casos provocan problemas, y después culpan de todo a Estados Unidos y a Europa por las sanciones. Una mentira enorme. La crisis económica en Venezuela comenzó mucho antes de las sanciones, y la principal sanción económica que vive Venezuela es la corrupción.

Sí, en la reunión se repite de nuevo que el responsable del desastre económico en Cuba y Venezuela es Estados Unidos. De nuevo el victimismo que siempre ha caracterizado a la vieja y la nueva izquierda.

Así es, cuando el responsable es el desastroso modelo comunista que acaba con la economía confiscando la propiedad privada y violando los derechos humanos. Además, la mayoría de las sanciones no son contra los países, sino contra los responsables de esas políticas. La izquierda siempre se hace la víctima, pero es el agresor. Y tenemos otro ejemplo en la influencia de la izquierda latinoamericana en África. Esto tiene un antecedente en los años 70 con el envío de tropas y asesores cubanos a Mozambique, Angola o Zambia. Pero no se fueron de allí y su influencia se incrementó con Chávez y los petrodólares, y ahora la idea es emplear a los gobiernos financiados por el Foro de Sao Paulo como una herramienta contra Europa.

En África Rusia está financiando y apoyando los «movimientos anticolonialistas» y el Grupo Wagner está activo en varios países africanos. ¿Está el Foro de Sao Paulo colaborando con las actividades rusas? ¿Y con China?

Desde luego, la relación de Rusia, antes la URSS, con Cuba es bien conocida, así como su apoyo a los movimientos guerrilleros de toda América Latina. Ahora, el principal aliado de Rusia en la zona es Venezuela, donde incluso hay asesores militares rusos. Mientras Delcy Rodríguez, vicepresidente de Venezuela, estaba en la reunión del Grupo de Puebla, su hermano Jorge Rodríguez, presidente del Congreso Chavista, estaba en una reunión en Moscú. Respecto a China, es un país que está cada vez más presente en Latinoamérica con fuertes inversiones económicas y en infraestructuras, pero políticamente existe una relación orgánica entre el Foro de Sao Paulo y el Partido Comunista Chino, y mantienen reuniones periódicas. Durante la reunión de Méjico, Evo Morales fue muy aplaudido cuando mostró su satisfacción porque Estados Unidos está en decadencia y la nueva potencia mundial es China.

El presidente español, Pedro Sánchez, intervino en la reunión del Grupo de Puebla mediante videoconferencia. ¿Es ahora el Partido Socialista el representante del Foro de Sao Paulo en España?

Eso es lo que parece. Podemos fue una creación del Foro de Sao Paulo y el dinero de Chávez, Correa y Morales, pero ahora se está mostrando públicamente la relación de Pedro Sánchez con el Foro de Sao Paulo. Una relación que sin duda viene de muy atrás, porque si Pedro Sánchez no hubiera estado de acuerdo con los objetivos del Grupo de Puebla, nunca hubiera permitido que José Luis Rodríguez Zapatero o Dolores Delgado formasen parte de esa organización. Hay que tener muy claro que el comunismo es una ideología internacionalista y que busca continuamente aliados. El Grupo de Puebla siempre ha pensado en España como un puente hacia Europa y por ese motivo se llevó a cabo la financiación de Podemos y de otros partidos en Eslovenia, Grecia o Italia.

El Grupo de Puebla ha afirmado su compromiso con los valores más progresistas: género, LGBT, aborto, etc. Pero, ¿existe aún una izquierda latinoamericana más «tradicional» que rechace esos valores?

La corriente progresista dirigida por Petro y Boric es la que impulsa esta línea y, poco a poco, la izquierda más tradicional está adaptándose a este cambio de valores. Por el momento, ya han adoptado todo el discurso del alarmismo climático. Petro habla de la descarbonización de la economía, de la occidental claro, porque Rusia y China no harán esto jamás, algo que a la larga sólo significará la ruina económica de Estados Unidos y de Europa. Petro declaró en enero de este año, tras la posesión de Lula, que para que no volviese a suceder lo que pasó en 2009, cuando el Foro de Sao Paulo controlaba 14 países y perdió ese control, hay que aliarse con los sectores progresistas de Estados Unidos y de Europa, y convertirse en los portavoces del progresismo internacional en Latinoamérica. Afortunadamente, todos estos «valores» progresistas no han logrado arraigar tanto en Latinoamérica como en Estados Unidos y Europa porque hablamos de pueblos que aún tienen un fuerte apego a la familia tradicional y a la religión. Recordemos el fracaso de Boric en Chile cuando quiso imponer una Constitución progresista.

¿Qué conclusiones podemos extraer de lo ocurrido en esta reunión del Grupo de Puebla? 

Esta reunión ha sido muy interesante para ver cómo trabajan con los sectores progresistas de Estados Unidos y Europa, y sus lazos con el sector más radical de los Demócratas estadounidenses, Gustavo Petro incluso pertenece a la internacional progresista de Bernie Sanders. Ahora mismo el Grupo de Puebla está vendiendo la piel del oso antes de cazarlo, en palabras de su coordinador general, Marco Enriquez-Ominami: «Estamos creciendo. Somos la opción de poder en la región y somos la alternativa al caos». Diciendo todo eso rodeado del prófugo de la justicia Rafael Correa; de Evo Morales, que perpetró un fraude electoral en Bolivia; de Delcy Rodríguez, representante de la dictadura venezolana; de Bruno Rodríguez, representante de la tiranía cubana; de Lula, Dilma, Kirchner, todos condenados por corrupción, etc. Yo me preguntaba cuando llegaría la policía para llevárselos a todos presos.

El Grupo de Puebla se presenta triunfante como opción de poder, pero los últimos resultados han sido un reves para sus objetivos: perdieron en Paraguay y en Chile, y todo indica que van a perder en Argentina e incluso en Ecuador. Además, Gustavo Petro ha sido denunciado por su propio hijo y tienes graves problemas judiciales, y Gabriel Boric tiene el mayor nivel de rechazo de la historia de Chile. Su situación es complicada y por eso urge que la derecha y el centroderecha se articulen como ha hecho la izquierda, y por supuesto, dar la batalla cultural en defensa de los valores occidentales.

Foto: Sasan Rashtipour.

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