José Andrés Calderón es un joven madrileño que se ha convertido en el símbolo del rezo del Rosario en las manifestaciones de la calle Ferraz contra la amnistía pactada por el partido socialista y los separatistas catalanes, en un movimiento de protesta que se denomina “Noviembre Nacional”.
¿Qué es “Noviembre Nacional”?
NN es un movimiento transversal en el que encuentras a personas de distintos pensamientos e ideologías: de liberales conservadores a reaccionarios, carlistas, falangistas, etc. Todos aquellos que están en contra de un régimen que lleva décadas marginando y destruyendo la idea de España, porque lo que nos gobierna es una oligarquía de partidos que en vez de buscar el bien común, sólo quiere enriquecerse e impulsar su agenda ideológica. La amnistía ha sido la gota que ha colmado el vaso y que ha hecho que muchas personas digan que ya está bien. Por esa razón se corean distintos eslóganes, pero hay una idea fundamental, que España está por encima de todo, incluso de la Constitución y de la monarquía, y que esta situación excepcional exige una respuesta inmediata. También hay banderas del Sagrado Corazón, gritos como “España cristiana y no musulmana” y la cruz en el símbolo de NN. De forma un poco desorganizada, NN es una búsqueda de las raíces de las que nos han despojado. La amnistía es un peligro territorial para la unidad de España, pero también es un peligro espiritual y moral.
No se si España ha despertado, pero desde luego muchos sí lo han hecho
¿Cómo surge la idea de rezar en Ferraz?
El viernes 3 de noviembre empieza la protesta, pero es a raíz del día 6, cuando la policía gasea a los manifestantes, cuando se produce el estallido. En ese momento no se rezaba, pero sí había banderas del Sagrado Corazón de Jesús y un anhelo de Dios. Fue en las redes sociales, que han tenido una enorme repercusión en todo lo ocurrido en Ferraz, donde se apuntó la posibilidad de rezar un rosario y así fue como empezó. Me ofrecieron hacerlo, porque soy bastante activo en las redes sociales, me dejaron un megáfono y empezamos. Al principio sólo éramos veinte o treinta personas, y poco a poco se fue sumando mas gente. Toda batalla política tiene un contexto religioso porque como decía Donoso Cortes: “En toda cuestión política va envuelta una cuestión teológica”. Pedro Sánchez y todos los que nos gobiernan, a nivel nacional e internacional, promueven una religión secular, una religión sustitutoria de la religión católica.
Hay que decir abiertamente que estamos viviendo una persecución contra los católicos. Hay una represión física y te pueden condenar hasta un año de cárcel por rezar delante de una clínica abortista, y hay otra mas silenciosa que pretende encerrarnos en nuestras casas y en los templos a rezar; una que pretende que ser cristiano sólo sea ir a la iglesia a rezar.
¿Y no cree que eso ha ocurrido porque mucha gente en la Iglesia ha decidido no pelear?
Absolutamente. No toda la Iglesia, desde luego, porque hay sacerdotes muy luchadores, pero a nivel institucional la Iglesia se ha acomodado y ha caído presa de la casilla del IRPF. Se ha asumido la lógica del propio sistema y han convertido, por miedo o desconocimiento, la religión en una esfera más, cuando un católico no lo es sólo cuando va a misa, sino en todos los ámbitos de su vida: en la vida pública, en la familia, en tu trabajo, etc. Y se echa de menos el apoyo de las jerarquías eclesiásticas cuando los católicos son multados o perseguidos por manifestar su fe. Del mismo modo que se mantienen prácticamente en silencio cuando se produce la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la ley del aborto o Pedro Sánchez aprueba una ley de eutanasia y otras leyes abiertamente anticristianas.
En parte una consecuencia de refugiarse en lo espiritual y no “estar en el mundo”.
Sí, porque, al final, un católico debe tener los pies en el suelo y saber donde se encuentra, es decir, los católicos tenemos el deber de participar en la vida pública. No podemos pretender acabar en unos días con todas las leyes ideológicas que llevan décadas imponiendo, pero poco a poco hay que luchar para darle la vuelta a esta situación. Lo que está en juego no es un problema meramente español, sino de todo Occidente, porque se quiere construir una civilización sin Dios, por eso se produce esa persecución.
Hemos visto como se ha prohibido el rezo por parte de un delegado del gobierno que tiene una ideología claramente anticristiana. El pasado 1 de junio estuvo en la clínica abortista “Dator” para mostrar su apoyo y prometer que perseguiría a todo aquel que quiera impedir el aborto, y cuando habla de “impedir” se refiere a ir allí a rezar o dar la oportunidad a una mujer para que vea lo que lleva en el vientre materno.
Antes de empezar las manifestaciones, estaba opositando para la Policía Nacional.
Sí, estaba opositando para inspector, pero lo tengo muy difícil por haber cometido una falta administrativa de acuerdo a la ley de Seguridad Ciudadana al negarme a aceptar la prohibición del delegado del gobierno y del tribunal superior de justicia de Madrid. Cuando me preguntan por qué lo he hecho, sabiendo a lo que me arriesgaba, mi respuesta es que si uno cree en algo y tiene verdaderas convicciones deber ser consecuente con lo que piensa y actuar. Yo tengo claro que antes que los hombres está Dios, y creo que hay que respetar las leyes, pero cuando estas son manifiestamente tiránicas nuestro deber es desobedecerlas. La desobediencia, que es la expresión más suave del derecho de resistencia, cabe dentro del derecho positivo y del derecho natural.
¿Está recibiendo ayuda para hacer frente a las multas y sanciones?
Sí, me están ayudando varias personas y nuestro objetivo es llevar el caso al Tribunal Constitucional y, si lo rechazan, ir a una instancia superior. Hay una sentencia en Hungría señalada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos muy clara al respecto: “La decisión de prohibir una manifestación pacífica por el único motivo de la ausencia de preaviso sin que medie conducta ilegal de los participantes supone una injerencia desproporcionada en el derecho de reunión pacífica y sin armas”.
¿Qué va a pasar con Noviembre Nacional?
Al final, la gente dejara de protestar en Ferraz en unos días o en un mes, pero se ha abierto un nuevo horizonte. Por fin, fuera de la izquierda hay una España que ha despertado del letargo, de ese proceso de narcotización al que llevaba sometida durante mucho tiempo, y que ha entendido que no es suficiente con protestar un domingo e irse a su casa, sino que es necesario protestar de forma continua. La gente también se da cuenta de que España está por encima de cualquier cosa y si la Constitución, el sistema o la monarquía siguen permitiendo la balcanización de España van a dejar de defenderlas. También hemos visto que una parte de la policía, no toda, defiende solo al Estado, y que si el Estado está en manos de personas que no tienen reparos para pactar con los separatistas o que prohíben rezar delante de los abortorios, no tienen ningún problema a la hora de cumplir sus órdenes. Buena parte de la derecha se ha dado cuenta de que está más sola de lo que pensaba y que no puede contar con algunas instituciones.
¿Las protestas no son también una llamada de atención a esas instituciones que se ponen de perfil ante lo que esta ocurriendo?
Al final, Noviembre Nacional es el grito de una España que no se resigna a morir, de gente que está muy preocupada por lo que esta pasando. No se si España ha despertado, pero desde luego muchos sí lo han hecho. Se ha demostrado que aún existe un espíritu de reconquista, de volver a lo que era España y no a lo que la quieren convertir.
Foto: Javier Perez Montes.
¿Por qué ser mecenas de Disidentia?
En Disidentia, el mecenazgo tiene como finalidad hacer crecer este medio. El pequeño mecenas permite generar los contenidos en abierto de Disidentia.com (más de 2.000 hasta la fecha), que no encontrarás en ningún otro medio, y podcast exclusivos. En Disidentia queremos recuperar esa sociedad civil que los grupos de interés y los partidos han arrasado.
Ahora el mecenazgo de Disidentia es un 10% más barato si se hace anual.
Debe estar conectado para enviar un comentario.