Nos odiáis y nos despreciáis, pero bien sabemos que no sois malos del todo, solo sois chicos díscolos que tuvisteis una infancia difícil: os educaremos a vuestro pesar, porque somos incansablemente buenos.

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Ponéis bombas que nos matan, pero siempre os perdonamos y lo seguiremos haciendo; porque decidimos hace ya tiempo que sois víctimas inocentes de nuestro capitalismo salvaje y, aunque todavía no lo sabéis, sois nuestros nuevos aliados.

Vuestros teólogos solo hablan de Alá, sin embargo nuestros expertos hablan de cualquier cosa porque lo saben todo de todo. Vuestro incierto Paraíso es eterno y está en el cielo. El nuestro se puede oler y tocar, está en una playa soleada y dura unos pocos días de verano

Tenéis imanes con fusiles, pero nosotros tenemos un ejercito de psicopedagogos inclusivos con perspectiva de género y toneladas de diálogo. Tenéis el furor del guerrero y sembráis la muerte, pero nosotros adoramos la paz y tenemos “la chispa de la vida”, sin cafeína, baja en calorías y a un módico precio. Tenéis emiratos, pero nosotros tenemos matrias: reduciremos vuestro fanfarrón poder patriarcal con las insistentes regañinas de nuestros estados maternales.

Seguís las enseñanzas del profeta y lucháis sin cesar porque amáis más la discordia que la victoria. Pero nosotros, seguidores incondicionales de nuestro profeta John Lennon, somos más partidarios de hacer el amor que la guerra: hoy preferimos el poliamor virtual, divertido, limpio y sin riesgo de contagios.

Por cada mezquita que levantéis, abriremos cien centros comerciales con ofertas de todo a un euro. Por cada mujer con burka que veamos por televisión, organizaremos un concierto protesta multitudinario, con mecheros encendidos y globos de colores con forma de corazón. Por cada surah que recitéis, publicaremos nosotros mil manifiestos declarando nuestra firme voluntad de salvar a los osos polares y nuestro irrenunciable deseo de un mundo sin plásticos.

Negáis el derecho a estudiar de las niñas y maltratáis inhumanamente a los niños si no estudian el libro sagrado con suficiente entusiasmo. Nosotros obligamos a las niñas, junto con niños y niñes, a ir al colegio y, por mor de la equidad y para evitar traumas, les concedemos a todes el derecho a no estudiar en ellos.

Sacrificáis a los corderos con obscena crueldad, nosotros nos sacrificamos por los corderos, por las vacas y por las gallinas: estamos veganamente decididos a comer carne sin carne y a iniciar una guerra sin guerra por la liberación animal, con abrazos solidarios y performances callejeras.

Vuestros teólogos solo hablan de Alá, sin embargo nuestros expertos hablan de cualquier cosa porque lo saben todo de todo. Vuestro incierto Paraíso es eterno y está en el cielo. El nuestro se puede oler y tocar, está en una playa soleada y dura unos pocos días de verano. Creéis en una sola cosa con cansina insistencia, nosotros en muchas con sobrada desgana.

La civilización de los libros casi siempre venció a la civilización del libro. Pero ahora que somos la civilización de los emoticonos somos ya invencibles. Alá es grande, ciertamente; pero no más que la nube de google, un parque de atracciones o un almacén de Ikea.

¡Temblad, talibanes! Venceremos, no lo dudéis, porque nuestra debilidad es mucho más poderosa que vuestra fuerza.


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