La verdad proporciona grandes recompensas, pero también exige grandes sacrificios. Hay que estar mínimamente educados para asumirlo… y no lo estamos. Lo advertía Galdós, “No se pasa de la ceguera a la luz, no se entra en los soberanos dominios del sol como quien entra en un teatro. Es este un nacimiento en que hay también mucho dolor.”…………………