«La periodista Beatriz Montañez (Almadén, Ciudad Real, 1977) decidió confinarse por voluntad propia para resetearse después de una mala experiencia profesional tras alcanzar la popularidad en programas televisivos como El intermedio«.
Esté párrafo forma parte de la introducción a una entrevista a la otrora famosa presentadora televisiva, que decidió, como el propio entrevistador revela, pasar del glamour del plató a “una casa medio en ruinas sin electricidad ni agua caliente, de las alfombras rojas a una existencia solitaria en convivencia con zorros, gamos y ruiseñores”, para disfrutar de los secretos y los placeres de la vida al aire libre. Ocurre que, a veces, cuando la trampa de las adolescencia permanente nos atrapa, vivir se torna demasiado doloroso. Llegamos así a la equívoca conclusión de que en este mundo no hay sitio para nosotros, de que no nos quiere. Pero suele ser al revés: somos nosotros quienes renegamos del mundo porque nos exige demasiado. Lamentablemente, apartarnos del mundo no nos ayuda a reencontrarnos. Al contrario, nos lleva a ignorarnos, a recluirnos en el umbral de la existencia…..
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