El verdadero demócrata no debe aceptar que, mientras los edificios arden y las calles son literalmente arrasadas, los políticos se dediquen a hincar la rodilla. Existe una jerarquía y un orden que deben respetarse por encima de todo, porque sólo dentro de ese orden podemos debatir, confrontar ideas y llegar a acuerdos sabiendo que nuestros derechos están salvaguardados. Burlar este orden mediante la contraposición de una supuesta violencia estructural invisible a la violencia visible que arrasa las ciudades sirve para desplazar el foco de la conducta inaceptable de los amotinados hacia la propia democracia, y establecer que es el régimen democrático lo que está mal….