El pasado lunes 14 de mayo tuvimos lo que viene siendo ya la ración semanal de encuestas electorales, esta vez en sesión de mañana y tarde. La mañana para los resultados a nivel nacional y la tarde para los resultados al Ayuntamiento de Madrid. Eso sí, sin sorpresas, es decir, los malos siguen siendo malísimos y los buenos buenísimos, aunque con un matiz muy importante del que hablaremos más tarde, Podemos. De esto hace ya 10 días, así que prepárense porque esto quiere decir que la próxima hornada de encuestas ya está preparada y lista para indicarnos amablemente el camino que debemos seguir con nuestro voto. Hay que ver qué molestias se están tomando en dejarnos claro qué tenemos que votar ¿soy al único que le resulta esto indecente? Sé que no.

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De las encuestas de ese día, me llamó poderosamente la atención una a nivel nacional de un importante medio de comunicación que daba el primer puesto a C´s con una ventaja de 10 puntos sobre Podemos, PP y PSOE. Este dato era discordante con el de encuestas anteriores que apuntaban un casi empate entre PP y C´s, con el PP por delante. El motivo del cambio es desconocido, nunca lo explican, pero 10 puntos suponen millones de votos volando alegremente de aquí a allá. Esta encuesta, además, contradecía la del CIS que había salido unos días antes y que, en mi opinión, es más fiable por su transparencia, de la que las demás adolecen. Pero bueno, los españoles nos hemos acostumbrado a esta montaña rusa demoscópica de subidas y bajadas sin explicación alguna, nos creernos cualquier cosa, un tanto infantil todo para qué voy a engañarles. Pero siendo éste un dato cuanto menos turbio, más sospechosa era aún la segunda posición de Podemos sobrepasando a PP y PSOE.

Como podrán imaginarse la encuesta fue muy comentada en redes sociales porque todo esto empieza ya a exudar un inaguantable tufo ¿cómo es posible que C’s que hasta hace una semana estaba algo por debajo del PP esté ahora 10 puntos por encima de Podemos, PP y PSOE, siendo, Podemos, además, el segundo partido por encima de PP y PSOE?

Lo que existe es una sofisticada tentativa de influencia y condicionamiento de la opinión pública

Las explicaciones no se hicieron esperar por parte de los analistas políticos pero, como siempre, ad hoc. Vamos, que no explican nada, se limitan a interpretar de dónde -supuestamente- vienen y a dónde -supuestamente- van los votos. Sigo sin escuchar a nadie poner en duda todo este conjunto de sombrías evidencias sobre las encuestas que empiezan a ser atronadoras. Entonces, ¿cómo interpretar los datos de las encuestas? ¿qué explicación alternativa hay? En mi opinión, la de un humilde Psicólogo Social, bajo todo esto, lo que existe es una sofisticada tentativa de influencia y condicionamiento de la opinión pública. Las encuestas, a día de hoy, deben leerse en términos psicológicos, solo de esta manera pueden entenderse.

Quiero empezar diciendo que, por lo que veo en los resultados de las últimas encuestas estamos ante un cambio cualitativo más que cuantitativo, hemos terminado la fase uno, es decir, aquella por la que los medios han conseguido que la opinión pública asuma que PP y C’s son partidos equivalentes y en la que se ha trasmitido eficazmente, a través de repetirlo machaconamente una y otra vez, que PP y C’s están empatados. Esta estrategia de sustitución de una marca por otra a través de la asociación ya se ha utilizado en España con anterioridad con total éxito.

Sin duda recordarán cuando C’s era un partido catalán de izquierdas (lo decían sus estatutos) como el PSC pero en versión españolista, o cuando posteriormente C’s era igual a UPYD (pero más simpáticos) y debían unirse, ¿recuerdan, verdad? Bien, pues ahora resulta que C’s es igual al PP, recorriendo así el arco político desde la izquierda, pasando por el reformismo hasta llegar a la derecha, todo un logro. Aplicando la lógica más elemental podríamos llegar a la conclusión de que si C’s era igual a UPYD y ahora es igual al PP, el PP es igual a UPYD, otro disparate que nadie ha recordado ni comentado y en el que el sustituto, siempre sale ganando, ¿curioso verdad?

Así que, una vez superada la primera fase de asociación y sustitución viene la segunda fase, la de sorpasso.

He de empezar diciendo que para que esta fase de sorpasso (de C’s al PP) tenga éxito hace falta algo más que una mera sustitución puesto que puede ocurrir que mucha gente votante tradicional del PP sienta apego emocional a este partido o simplemente dude. Por tanto, habrá que buscar algún motivador (emocional) extra. Y es esto, precisamente, lo que van a hacer en esta segunda fase.

El miedo es una emoción básica y como tal juega un papel fundamental en la adaptación

Sospecho, que se va a utilizar un motivador emocional, básico, inescapable y universal, el miedo. De hecho, creo que las encuestas ya están fijando nuestro marco mental para desarrollar la estrategia más adelante. Como saben, el miedo es una emoción básica y como tal juega un papel fundamental en la adaptación. Los motivos son obvios, la supervivencia personal (y grupal) depende de la capacidad que tengamos de analizar los peligros del contexto con el fin, bien de evitarlos, bien de afrontarlos. La reacción ante una amenaza suele ser bastante prototípica, normalmente, huida o lucha, si bien pueden tomar varias formas, desde salir corriendo (si podemos), negar la realidad o someterse (si no podemos huir) o luchar, mejor buscando el apoyo de otros, formar un grupo que suponga más fuerza y seguridad, con más poder que la propia amenaza. Si se fijan, no es muy distinto de lo que hacen el resto de animales, huir o unirse en grandes grupos compartiendo estrategia. De hecho, algunos estudios han demostrado que ante una posible amenaza las personas buscamos la compañía de otros y nos acercamos corporalmente.

En el caso del Ser Humano el miedo es un atractor de la atención precisamente por su alto valor para nuestra supervivencia. Así, disponemos de mecanismos que están de manera permanente buscando signos de amenaza y peligro como el denominado Mecanismo de Vigilancia Automática por el cual percibimos mejor, más rápido y damos prioridad a las señales potencialmente amenazantes frente al resto. Esto se ha demostrado en una serie de ingeniosos experimentos en los que, por medio de fotografías, se introducía una cara seria dentro de un conjunto de caras alegres o viceversa. Los resultados no dejaron lugar a dudas, la cara seria entre caras alegres se detectaba mucho antes y es le daba más relevancia que al revés. Igualmente, algunos investigadores, Fiske y colaboradores en A Model of (Often Mixed) Stereotype Content: Competence and Warmth Respectively Follow From Perceived Status and Competition, 2002) demostraron que lo primero que hacemos al conocer a otra persona es clasificarla en dos dimensiones básicas (amabilidad y competencia), es decir, ¿es amistoso o amenazante? y si es amenazante ¿tiene la capacidad de dañarme? De la respuesta que nos demos a estas dos cuestiones automáticas dependerá en gran medida nuestra reacción hacia el otro. Es lógico, lo no amenazante no daña ni pone en peligro nuestra existencia.

Se podrán imaginar la gran importancia del miedo en política y cómo se ha utilizado constantemente a lo largo de la Historia por los regímenes autoritarios, los tiranos o los populistas. Nada más eficaz que apelar a la “amenaza exterior» para provocar una reacción defensiva y opuesta.

Manipular el miedo para modificar la cognición (la manera en la que comprendemos y nos explicamos las cosas) o la conducta humana es muy sencillo y puede ir de lo más salvaje, como el terrorismo, a lo más sutil, como las fake-news, vale con aumentar las creencias sobre lo amenazante de algo o alguien y posteriormente focalizar la atención de las personas sobre ese “algo o alguien” para que lo percibamos como tal.

Jonathan Haidt en The Righteous Mind (Penguin Books, 2012) y Robert Cialdini en Pre-suasión (Conecta, 2017) utilizan los atentados del 11-S para ejemplificar cómo el miedo cambió la identidad y los hábitos de transporte de los norteamericanos. Todos los que vivimos aquellos fatídicos días recordamos la unión de los estadounidenses entorno a su identidad nacional, bandera, ejército y Presidente lo que supuso, entre otras cosas, no solo una respuesta militar, sino otros cambios más sutiles pero menos conocidos como el del uso del transporte. Muchos prefirieron dejar de utilizar el avión en sus desplazamientos ante el temor a ser secuestrados, resultado del cual murieron 1.600 personas adicionales en accidentes de carretera.

Otros ejemplos más cercanos del miedo inducido lo hemos experimentado en carne propia cuando los medios de comunicación nos avisan de supuestas enfermedades contagiosas altamente mortales que vienen desde Oriente, provocando gran alarma social y reacciones de nerviosismo injustificado. En este caso, más sutil que el anterior, vale con hacer creer a los demás que viene un terrible peligro (probable e inminente) que nos amenaza (aunque sea incierto o exagerado) para que todos nos precipitemos a comprar vacunas. El miedo, por tanto, no solo aparece como mera contingencia a un hecho hostil, sino también a través de creencias más o menos realistas o exageradas.

Algunas encuestas parecen maniobrar, precisamente, con los mecanismos de miedo para poder hacer uso psicológico de éste

Pues bien, en mi opinión, algunas encuestas parecen maniobrar, precisamente, con los mecanismos de miedo para poder hacer uso psicológico de éste. Los datos de las encuestas futuras tratarán de “llevarnos” a la conclusión (i)lógica de que C’s es el “voto útil”, para lo cual precisan, al menos, dos premisas; en primer lugar, lógicamente, debe haber una amenaza que provoque el miedo. Sin amenaza no hay miedo y sin miedo no hay voto útil puesto que no hay de nada de lo que defenderse. De ahí, que Podemos deba pasar del último lugar al segundo. Siendo segundo, Podemos, sí representa una amenaza, por tanto, sí hay miedo y sí podrá maniobrarse hacia la petición de concentración alrededor del voto útil. Y en segundo lugar, debe darse que C’s sea el que va primero en la intención de voto de las supuestas encuestas, sin lugar a dudas, es decir, muy por encima de cualquier otra opción. Lógicamente, no puede darse un cuasiempate con PP, ni PSOE debe ser una victoria aplastante y evidente porque si no fuese así y el elector percibiese más alternativas plausibles para oponerse a la amenaza, «no-sabría-bien» cuál es el voto útil y podría, incluso, equivocarse y votar a otras alternativas, cosa que no queremos bajo ninguna circunstancia ¿verdad?

Estamos en una especie película tipo Matrix, abducidos por una realidad virtual, en este caso demoscópica que nos sirve e interpreta la realidad en bandeja y de la que no podemos o queremos escapar

Por eso, preveo que en los próximos meses las encuestas arrojarán resultados consistentes con esta estrategia, es decir, un C’s destacado sobre PP y PSOE, cada vez más residuales (menos útiles), y un Podemos cada vez más fuerte, incluso casi llegando al empate o muy cerca, así dará aún más miedo. Alcanzado ese momento, los votantes asustados llegaremos por nosotros mismos a la conclusión de que nos guste más o menos, se trata de elegir entre nosotros/la famiglia o el caos y vayamos corriendo a la urna con la papeleta del partido del voto útil, Faites vos jeux, mesdames et messieurs.

Lo más triste es que da igual lo que digamos porque en España cualquiera puede publicar una encuesta de lo que sea, da igual si pertenece a algún lobby, si tiene algún interés o responde a alguna premisa. Te sueltan la encuesta y la difunden a los cuatro vientos como palabra de dios y nosotros, que también tenemos nuestra parte de culpa, la digerimos sin pararnos a reflexionar ni tan solo un momento. Como ya dije en alguna ocasión, las encuestas me resultan semánticamente más cercanas a las fake-news que a la realidad política del país. Estamos en una especie película tipo Matrix, abducidos por una realidad virtual, en este caso demoscópica que nos sirve e interpreta la realidad en bandeja y de la que no podemos o queremos escapar. Parafraseando Aldous Huxley en Un Mundo Feliz, vivimos en la Preverdad de un Soma demoscópico.

Foto Thierry Ehrmann


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